Libres y felices

4 de febrero de 2024

Estamos leyendo el libro de Mateo en este mes de febrero. Este discípulo es quien fue fiel a las palabras de Jesús. En el Antiguo Testamento tenemos la figura de Moisés, quien fue el libertador del pueblo de Dios. En la montaña, la ley, que es el corazón de Dios, es entregada a Moisés. En el Nuevo Testamento, Mateo quiere que veamos el paralelismo ente Moisés en la montaña y la de Jesús en el monte Sinaí, donde el da el mensaje, entre el libertador moisés y el libertador de nosotros ahora: Jesús.

Mateo 5:1-12

¿Somos discípulos o somos parte de la multitud? Hay un distinción entre ser uno o ser u otro. El discípulo tiene un compromiso diferente de seguir a Jesús, está pegado al maestro no lo sigue de lejos, entiende algo que las multitudes no.

Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece

El pobre en espíritu contantemente se ve el corazón que tiene, reconoce la necesidad de Dios, no puede solo. Son felices aquellos que reconocen la necesidad de Dios.

Dichosos los que lloran, pues ellos serán consolados.

Jesús no promete un evangelio sin lágrimas, el maestro atravesó el dolor, se levantó con autoridad para sentarse en el trono de gloria. Él nos alienta a poner los ojos en el consuelo divino en medio del dolor, hoy él seca nuestras lágrimas, nos abraza y nos da consuelo. Si el milagro no sucede el milagro somos nosotros. Jesús nos está diciendo cuál es su corazón, nos muestra que el paquete del mensaje de Jesús tiene adentro el sufrimiento pero también tiene adentro el consuelo. Aunque atravesemos momentos de sufrimiento él no va a soltar nuestra mano. El consuelo viene a través de la iglesia.

Dichosos los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Los humildes heredan. La herencia es una consecuencia de la humildad.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.

Todos alguna vez sentimos el dolor de una injusticia, somos la respuesta ante ella, el espíritu santo quiere usarnos. El sermón del monte no es para después cuando nos encontremos con Dios, es para ahora. La iglesia es feliz porque tiene hambre y sed de justicia, y va a ser saciada.

Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.

No lo miremos con una perspectiva eterna porque esto es para el hoy. Cuando alguien de nosotros se equivoca somos rápidos para juzgar pero cuando uno mismo es quien peca pedimos compasión. Es feliz el que hoy es compasivo con el otro. No es justificar el pecado del otro pero sí ser compasivos, no podemos condenarnos y ni juzgarnos, no vamos a poder encontrar tampoco la compasión de Dios. Desde que venga Jesús vamos a caer, tener dificultades pero si queremos ser tratados con compasión debemos darla.

Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.

Queremos ver hoy a Jesús, conocer su corazón. En medio de mi debilidad la santidad de nuestros hermanos nos pone de pie y nos fortalece, el cuerpo es valioso.

La iglesia es feliz porque su corazón está siendo limpiado contantemente por el Espíritu Santo.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Es hermoso ser pacificadores dentro de la iglesia. Es feliz aquel que une a dos hermanos dentro del cuerpo para traer reconciliación y paz. Nuestra felicidad es que trabajemos por as paz entre nosotros. Somos hijos de Dios cuando traemos paz.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.

¿Cuál es nuestra respuesta ante la persecución? Nuestra posición ante de la oposición va a determinar la recompensa que vamos a recibir, enfrentar oposición es parte de nuestro llamado de seguir a Cristo, es lo que vivimos con portadores de la voz de Dios. Tenemos que aprender a atravesar con alegría amor y gratitud la oposición.

Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.

Tenemos recompensa, todos los dones y riquezas del cielo están a nuestro favor. Nunca perdamos de vista la recompensa.  ¿Nos da alegría el evangelio? Estamos comenzando el año y quizás perdemos de vista la alegría de estar en su casa, de seguir a Jesús, es hermoso. No es pesado predicar de él, trabajar y desarrollar lo que tenemos en nuestras manos para Dios. Nuestra felicidad nace de entender y saber lo que él hizo por nosotros. Cristo nos libró del pecado de la muerte, es el nuestro salvador, sin su ayuda estaríamos en esclavitud. Podemos ser libres porque lo que él hizo por nosotros. Ya somos felices, ya potamos la felicidad del reino.

Él es nuestro salvador, derrotó todo lo que nos rodeaba, derrotó a la muerte, a los pecados, a los enemigos de nuestra alma. Él es el que vino con poder, irrumpió nuestras vidas y nos liberó para siempre. La victoria de Jesús trae gozo, porque somos felices y libres.

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