Nuestra realidad en Cristo

5 de mayo de 2024

Este es un tiempo donde Dios nos ha llevado a ser una verdadera iglesia poderosa en Cristo, la iglesia va mucho más allá de lo que nos podemos imaginar, la iglesia no tiene fronteras. La iglesia no es el edificio donde nos reunimos, sino que somos todos nosotros. A donde vamos somos iglesia, no vamos a la iglesia, somos iglesia. La familia de Cristo pasa a ser más relevante, más poderosa que inclusive que nuestra propia familia de sangre.

El Señor Jesucristo fue quien fundó la iglesia, conocemos ese texto que dice en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo único Jesucristo…” pero también podemos decir que de tal manera amó Dios al mundo que envió a su iglesia, la cual necesita ser revelada al mundo. La religión siempre nos va a enseñar que nosotros tenemos que portarnos bien, que debemos hacer según demanda la religión, que es el hombre tratando de alcanzar a Dios, pero el evangelio de Jesucristo nos enseña que es Dios alcanzando al hombre. Y este es el mensaje que debemos enseñar a la gente que todavía no se ha reconciliado con el Señor. No debemos portarnos bien sino que ya alguien vino hacer la obra. Antes del Señor no teníamos ninguna posibilidad de salvarnos a nosotros mismos, no nos íbamos a salvar por portarnos bien, sino que la obra de Cristo en la cruz hace que podamos ser salvos.

Cuando lo logramos entender nos movemos como representantes del reino del Señor. La sangre de Cristo nos une y nos transforma en familia.

Por medio de esa obra redentora hace que Dios nos pueda mirar por el filtro que es la cruz a través de su hijo Jesucristo, él pagó el precio. En la vida no hay nada gratis, alguien siempre paga el precio, Jesucristo pagó ese precio tan alto por nosotros. La salvación es por gracia, la cual es un regalo inmerecido, es un regalo que hemos recibido, esa gracia nos permite no solo ser salvos, sino que estar unido los unos con los otros en el amor de Cristo que es el vínculo perfecto.

La salvación no es gratis, la salvación es invaluable. Tiene un valor tan grande que no podemos pagarla ni con los mayores tesoros que pudiéramos tener.

Entendemos que la iglesia es la parte de la sociedad, que está en Cristo, Dios solamente nos ve de dos maneras: o estamos en Adán que es el viejo hombre, o estamos en Cristo. Y nosotros que hemos aceptado a Jesucristo como salvador en virtud del sacrificio que él hizo, fuimos reconciliados con el Padre obteniendo entrada con él para tener una relación. Jesús cuando estuvo en la tierra les enseño a sus discípulos de cómo orar declarando <Padre Nuestro> Jesús nos vino a revelar al Padre, así como el Espíritu Santo nos viene a revelar al Hijo. Ninguno de nosotros hemos visto físicamente a Jesucristo, pero el Espíritu Santo nos viene a revelar a Jesús. Esto hace que hoy nos podamos reunir como iglesia por fe, pues la fe es lo que nos mueve, pues no caminamos por vista, sino por fe. 

La iglesia es una comunidad, es una gran familia semejante a Jesucristo. Se nos ha impartido a una persona pues el evangelio no es algo, es alguien, es Jesucristo.

Él habita en nosotros, después de que Jesús declara en la cruz <consumado es> que significa ya está todo listo, ya el precio está pagado, cambia nuestra realidad humana en Cristo. En él somos nuevas criaturas, somos la iglesia, la propuesta visible de Dios para el mundo, somos la luz. La impartición de Cristo en nuestras vidas es tremenda porque no es lo mismo el Cristo impartido que el Cristo asimilado.  Cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón pasamos a ser una nueva creación, nuevas criaturas, la vida de Cristo impartida en nosotros hace que Dios nos vea nuevos totalmente para poder tener una relación con él. En cambio, el Cristo asimilado es cuando lo vamos aprendiendo en el camino. La asimilación de Cristo es cuanto él ha crecido en nosotros, lo asimilamos de acuerdo con lo que nos vamos alimentando de él.

La asimilación de Cristo en nosotros tiene que ver con nuestra relación como iglesia, porque debemos ir asimilándolo cada vez más para ir creciendo y desarrollándonos. Lo cual, lo logramos porque somos iglesia, somos familia, nos necesitamos los unos a los otros, nadie puede caminar solo, es por eso que el Señor ha puesto pastores, obreros, gente a nuestro servicio para que podamos recibir alimento y una dirección para no caminar solos.

Efesios 4:15-16 (NTV)

Que importante es el amor de Cristo en nosotros, el amor de Cristo se debe reflejar, es importante demostrar el amor de Cristo de adentro hacia afuera. Cuando leemos este pasaje entendemos que en el cuerpo, todos somos necesarios, nadie sobra, toda función en el cuerpo es necesaria, no hay una más relevante que otra. Nos necesitamos los unos a los otros, cada uno en su función específica permite que el resto del cuerpo se desarrolle, debemos ser un canal para que los que van llegando puedan crecer en Cristo.

Cuando la vida de Cristo se nos ha impartido para poder cumplir funciones específicas, la asimilación no es igual para todos, unos asimilaran más rápido, otros más lentos, pero todos debemos amarnos como somos pues Jesús nos amó así. Y en algún punto debemos esperar a los que son más lentos, pues la religión en esto ha hecho que muchas personas salgan heridas de las congregaciones a raíz de que no han sido comprendidos en sus procesos, nosotros debemos amar a las personas tal como Cristo las ve.

Muchas veces nos perdemos la oportunidad de ver a Cristo en el que tenemos al lado, de abrazar a Cristo en nuestros hermanos. Si tenemos el entendimiento de que Cristo está en nuestros hermanos vamos a comenzar a verlo y a amarlos como son, que nunca se pierda el calor de hogar y de darnos la oportunidad de conocer a nuestra familia de la fe.

No podemos tener solo una relación con la cabeza que es Cristo, sino que tenemos que tener la misma relación con el cuerpo que es la iglesia.

Es importante la relación de iglesia, el estar congregados para cantar, adorar u ofrendar no es todo, es solo una parte porque la vida de iglesia es todo el tiempo. La iglesia en su función orgánica tiene vida, por eso debemos expresarlo. Es importante que podamos expresar a Cristo, cuando Cristo ha sido impartido y asimilado no habrá otra cosa más que la expresión de Cristo en nosotros para poder dar vida a la gente que lamentablemente está muerta en sus pecados.

No hay otra solución para el mundo que la vida de Cristo en nosotros, en sus hijos, en su iglesia.

En la ley del reconocimiento en la cual hay dos puntos a considerar: que debemos reconocer lo que portamos, pero también reconocer lo que nuestros hermanos portan, hay dones específicos que el Señor ha puesto en cada uno de nosotros. Hay gracia que Dios ha puesto en nosotros las cuales son muy diferentes a las que tienen nuestros hermanos o hermanas. ¿Por qué se da esta dinámica? Para que nadie se sienta autosuficiente para entender que nos necesitamos los unos a los otros. Soportaos los unos a los otros como nos menciona la palabra significa que debemos ser un soporte para nuestros hermanos, no que debemos soportar el mal carácter del que está a nuestro lado. sino que se refiere a que muchas veces no vamos a poder solos y que vamos a necesitar un apoyo para seguir avanzando. Esta ley del reconocimiento habla de lo mismo que a Jesús le pasó, que no pudo hacer muchos milagros en medio de su familia porque lo familiarizaron, lo bajaron al nivel de la familiaridad, entonces no fue reconocido al nivel de lo que portaba.

Nosotros portamos dones especiales y específicos que Dios nos ha puesto, cada uno en el cuerpo de Cristo suple una necesidad específica por los talentos que Dios colocó en cada vida y esto hace que la iglesia pueda ir creciendo para no limitarnos solo a un grupo de personas. El ser iglesia es mucho más de lo que podemos ver, debemos aprender a valorar lo que Dios ha puesto en nuestra casa. Centro de Alabanza, Dios nos ha dado unos pastores maravillosos, un equipo pastoral, obreros y gente que está sirviendo en cada área, por eso debemos valorarlos y honrarlos a cada uno.

Romanos 12:5-8 (NTV)

Nos habla de que pertenecemos a un solo cuerpo ¿Cómo mira Dios a la humanidad? Nos mira en Adán o en Cristo, si estamos en Cristo pues somos iglesia y entendemos que hay una sola iglesia de Cristo en el mundo, no hay muchas iglesias. Dios en su gracia nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas.

El cuerpo de Cristo es maravilloso, quizás va haber personas que solo se ocupen de animar a otros, pero los necesitamos, si alguien tiene el don de servir a otros deben hacerlo bien según la palabra, la excelencia es parte del ADN de nuestra casa. Para los judíos la ciudad más importante es Jerusalén, ¿pero cuál era el lugar que Jesús más visitaba? Era Betania, porque ahí se daba una dinámica de iglesia, Jesús se reunía en las casas, en las calles, en la entrada del templo, esos eran los lugares de reuniones, pero Betania era su lugar favorito, allí estaban María, Marta y Lázaro. María representa todo lo que tiene que ver con la adoración, Marta cumplía una función específica que era servir, no podríamos sin este tipo de personas que sirven en la casa y Lázaro quien había resucitado, era el testimonio, esto nos quiere decir que nuestro testimonio tiene peso, habla mucho más y es más poderoso porque impactan nuestras vidas transformadas por Cristo.

2º Corintios 5:17 (RVR)

Nos dice que si “alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas”. No importa lo que hayamos vivido en nuestro pasado, porque la palabra del Señor nos dice que todo es hecho nuevo, cuando estamos en Cristo ya el Señor no nos mira más de la óptica de la carne, sino que nos de la óptica espiritual y nos ve ya en Cristo. Muchas veces cometemos ese error de mirar al que tenemos al lado desde la óptica de la carne y podemos ver a los santos como pecadores, cuando Cristo ve a los pecadores como santos.

Tenemos que aprender mirar desde la óptica del Espíritu para no ver fallas en nuestros hermanos y no apuntar en sus debilidades, sino que amarlos y el mismo amor de Cristo los curará en todas las áreas de sus vidas.

Es un tiempo muy diferente, antes muchos vivimos los tiempos donde se criticaba mucho y en vez de construir se destruyó a las personas. Pero hoy estamos viviendo los tiempos de la reconstrucción, el Señor está poniendo algo totalmente diferente, porque hemos aprendido a amar y a comprender tal y cual somos. Todos estamos en proceso de transformación porque estamos creciendo en Cristo, pero también debemos aprender a amarnos tal y cual somos. Nuestra guerra es interna, contra la carne, el viejo Adán, el viejo hombre, pero es necesario quitar el velo de la carne para que Cristo sea expresado. Esto quiere decir que debemos llevar nuestra carne a la cruz, debemos crucificar todo lo que nos impide expresar a Cristo, que no deja que Cristo sea visto en nosotros.

A través de nuestros testimonios vamos a poder llegar a muchas personas, no nos limitemos de hablar del Señor, no tengamos temor al rechazo, no dejemos de invitar a nuestros amigos o personas para venir a Cristo, a la iglesia. La mies es mucha pero los obreros pocos nos dice la palabra, por eso debemos rogar al Señor que envíe obreros, es tiempo de cosecha.

Expresemos a Cristo en todo lugar donde el Señor nos ha llamado.

Hebreos 2:11-12

No tenemos duda de que la persona de Cristo está cuando nos reunimos para adorar al Padre. Muchas veces nos avergonzamos de nuestros hermanos porque hay errores que se notan, así como hay pecados que son visibles, también hay pecados invisibles. Quizás los pecados visibles son más fáciles de condenar, pero la palabra nos dice que Él no se avergüenza de llamarnos hermanos, nunca se avergonzó de nosotros. Entonces debemos aprender a ver esta realidad que somos en Cristo, a veces vemos la realidad de Cristo en otros pero no la podemos ver en nuestras vidas, nos dice la palabra que “Cristo en nosotros es la esperanza de gloria”. Aprendamos a ver a Cristo en nosotros pues él no se avergüenza, lo que vemos con los ojos naturales no es verdad y Dios se complace en ver a su hijo en nosotros, porque su vida es nuestra vida y su experiencia es nuestra experiencia.

El Espíritu Santo está en nosotros porque él siempre nos va a ver como sus hijos amados porque él es nuestro Padre y ahora la pregunta a esto sería ¿Esto nos da la posibilidad de seguir pecando, pues no hay condenación sobre nuestras vidas y hay libertad? Y la verdad que no, no porque el amor de Dios cambie pues el amor de Dios siempre es el mismo. Él nos va a seguir amando pero lamentablemente el pecado nos cambia a nosotros, por eso no debemos pecar, no porque le tengamos miedo al juicio que viene sobre nuestras vidas sino porque amamos realmente al Padre. Lo que nos lleve a caminar en Cristo apartados de todo debe ser el amor hacia el Padre, no la condenación, pues el amor es lo que debe crecer en nosotros cada día y la relación que debemos tener con él.

El amor y el vínculo perfecto es lo que nos va a llevar a amar a todos aquellos que no le conocen y será lo que nos lleve a abrazar a quienes no tienen posibilidad de ser abrazados, debemos aprender a amar y amarnos también.

Si Cristo es visto se convierte en una atracción, una iglesia que quita el velo de la carne deja que Cristo se vea, cuán importante es llevar nuestra carne a la cruz. Tenemos que morir definitivamente para que Cristo crezca, debemos menguar para que el crezca, la figura de Cristo cada día debe ser más expresada. La carne aborrece todo lo que es Cristo, la carne no quiere morir, le parece injusto el expresar a Jesús y morir asimismo. Cristo en nosotros quiere decir que lo tenemos todo, nada nos falta, si dejamos que Jesús crezca y esa vida sea expresada hará que cada día nos unamos más, la unión en Cristo es poderosa. La sangre de Cristo hace que nos llamemos hermanos, somos hijos del mismo Padre, debemos esperar que ese Cristo asimilado crezca más en nosotros.

2º Corintios 12:9-10

Hay veces que le pedimos al Señor que quite nuestras debilidades pero la debilidad no es algo malo sino que se da a causa de nuestras propias decisiones. La debilidad entró al mundo cuando nosotros lo decidimos. Adam y Eva decidieron darle entrada al pecado y desde ese tiempo hasta el día de hoy tenemos repercusiones y eso ha hecho que cada uno de nosotros tengamos ciertas debilidades. Pero lo hermoso del cuerpo de Cristo es que el Señor prometió en su palabra que nos iba hacer fuertes en nuestras debilidades, pero como seremos fuertes si somos débiles, pero como pertenecemos a un solo cuerpo hay personas que son fuertes en nuestras debilidades, hay debilidades que tenemos en las cuales dependemos de alguien más para que nos ayude a crecer. Por eso nos necesitamos los unos a los otros, no podemos vivir separados del cuerpo.

No hay manera de que seamos autosuficientes, necesitamos a Cristo y la expresión de Cristo que es la iglesia, nos necesitamos, no fuimos creados para estar solos, necesitamos pertenecer al cuerpo de Cristo. Pertenecer tiene que ver con la pertenencia, saber a dónde pertenecemos. A veces pensamos que solos vamos a llegar más rápido, pero debemos entender que juntos se puede llegar más lejos.

“Gracias, Señor, por el cuerpo de Cristo, por tu amor, Papá, que es una expresión de vida. Gracias por cada talento y don que has puesto en nuestras vidas, tú nos prometiste que donde hay dos o tres estarías, Señor, en medio. La iglesia no gira alrededor del carisma de una persona, sino que gracias al esfuerzo de cada uno de nosotros se establece, debemos honrar y valorar a cada uno de nuestros hermanos. Nos necesitamos, no podemos caminar solos, haznos fuertes en nuestras debilidades porque el poder de Cristo se perfecciona en nosotros. Gracias, Padre, porque el ser iglesia es un mensaje que abre nuestro entendimiento y nos lleva a crecer cada día. Gracias por el cuerpo de Cristo, gracias por tu maravillosa iglesia, gracias por ser el regalo para el mundo. Gracias porque, Señor, haz traído la luz de Cristo en nuestras vidas y hoy podemos decir que Somos Iglesia, podemos decir que caminamos juntos.” 

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