Construimos sobre la roca

16 de mayo

«Tú nos llamas
a reconstruir lo roto,
a dar continuidad a lo
que está abandonado.

somos reconstructores
de ruinas,
reparadores de lo
que estaba olvidado.

en nuestras manos pusiste
el poder de reedificar
lo que está destruido y volver
a darle valor a lo desechado».

Poema por Yamila A.

Estamos leyendo como Iglesia los libros de Esdras y Nehemías, estos en la Biblia están separados pero en realidad son las crónicas del retorno de los cautivos. Cuentan la historia de tres personas, una es Zorobabel, que impulsado por Dios vuelve con el primer grupo de cautivos a reconstruir el templo. El otro es Esdras que llamado por Dios enseña la ley al pueblo que está reconstruyendo el templo. Por último Nehemías, que vuelve de la cautividad para reconstruir la ciudad de Jerusalén que está en ruinas. El pueblo de Israel está sustentado por su fe, fueron migrantes, peregrinos, extranjeros, un pueblo sin territorio pero que nunca perdió su identidad. Por eso más allá de haber sido masacrados, perseguidos y dispersados siempre se mantuvieron como un pueblo.

Esto sucedió hace miles de años atrás y hoy vuelve a ocurrir lo mismo. Las historias en la Palabra tienen una continuidad, lo que sucede en un punto se perfecciona hasta la venida de Jesús. Por eso es importante leer la Biblia, sumergirse en sus riquezas, conocerla porque una de las maneras de mantener nuestra lámpara encendida.

Nunca la idea de Dios fue la violencia, la destrucción. Jesús fue enviado para entregar su vida para conquistar a la muerte trayendo la soberanía de Dios a la tierra. Nuestro evangelio es de amor, en el corazón de Dios hay lugar para todos los que se arrepienten. Debemos como hijos de Dios procurar tener nuestras lámparas llenas de aceite para dar a conocer a Jesús cada día, esa debe ser nuestra guerra.

Nehemías 1:1-11 (RVR) nos menciona cómo Nehemías recibe el informe de uno de los hermanos que venía de Jerusalén, diciéndole que la ciudad estaba destruida, abandonada y con la gente dispersada. Esta noticia fue tan impactante en la vida de Nehemías que hace una oración de intercesión, él era consciente de lo que Dios les había declarado como pueblo. Por eso, siendo copero del rey dobla sus rodillas poniéndose entre Dios y el pueblo, pidiéndole perdón, restauración, sanidad y transformación.

La posición que tenía Nehemías siendo copero del rey era una función pública y estresante. Él se encargaba de servir el vino al rey probándolo para ver si tenía veneno, pues era costumbre en aquel tiempo envenenar a los reyes y emperadores. El rey apreciaba mucho a Nehemías, mas allá de que era un esclavo desempeñaba su labor con mucha integridad, confianza y valor.

Nehemías estaba muy triste porque su ciudad y la casa de sus padres estaban destruidas, entonces el rey lo autoriza para que se vaya a trabajar en la reconstrucción de ella, facilitándole el recurso material y humano para poder hacerlo. La oración que hizo Nehemías fue la puerta para reconstruir la ciudad y el trabajo que quizás era estresante fue la puerta de salvación.

Esos muros que levanta Nehemías en aquel momento son los mismos donde ahora se establece el conflicto bélico. Nehemías en aquel tiempo fue una pieza fundamental en los planes eternos de Dios y creemos que en este tiempo el Señor está buscando personas con el mismo corazón. Él anhela personas que entienden que son parte de algo mucho mayor y que no solo lo siguen por interés, sino que entienden que son responsables de sus decisiones. Dejemos de justificar el pecado de nuestros padres dejando todo a los pies de Cristo sabiendo que Dios hace nuevas todas las cosas.

No podemos estar condicionados por nuestro pasado, Nehemías en medio de su otoño recibe la mala noticia, lo enfrenta y pide restauración. Enfrentemos nuestra realidad haciéndonos cargo, pues Dios no nos llamó para vivir con cosas escondidas sino para confrontar con amor. Entendemos que vendrán tiempos difíciles pero nada nos detiene sino que doblamos nuestras rodillas, pedimos perdón y reconstruimos lo que esta arruinado, esto fue lo que hizo Nehemías lo cual le abrió puertas para lo que vino después.

En este tiempo la intervención de Dios será mediante sus hijos, que en medio del otoño no se detienen frente al mal pronóstico. El Señor nos prepara para este momento para doblar nuestras rodillas, pidiendo perdón por las cosas que nos atan, vamos a ser limpios por la sangre de Cristo y nos pondremos en pie, peleando por todo lo nuestro para que cada cosa que enfrentamos sea una puerta abierta para bendición. Dios nos escogió en este tiempo como un instrumento de salvación, de libertad, nos levantó como una herramienta para construir desde los cimientos algo nuevo. Si todo se derrumba porque mis antepasados no pudieron construir una familia y si todo se derrumba por la corrupción, vamos a doblar nuestras rodillas pidiendo perdón por los pecados pero también declararemos que todo lo que Dios prometió lo va a cumplir.

Renunciemos a la queja tomando lo que está en nuestras manos para construir, pues el favor de Dios es el que nos sostiene. Traemos el cielo a la tierra eligiendo creer y construir para que la gracia del Espíritu Santo nos favorezca y acompañe.

“Nuestra vida le pertenece al Señor y guiados por el Espíritu Santo vamos a caminar confrontando con amor. En medio del frío otoño le decimos al Señor que cuente con nosotros y aun viviendo malos pronósticos él nos recuerda que es el momento para creer y levantarnos. No nos callamos, no escondemos nada, pues sabemos que lo que nos define es Cristo permitiendo que el Espíritu Santo nos renueve.”

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