El Señor es Dios

8 de octubre de 2023
Comenzamos a leer como iglesia el libro de Joel y es algo que pasó en la historia pero también algo que acontecerá. Cuando Joel habla del día del Señor está hablando del día en que Jesús va a regresar a la tierra, por eso relata los sucesos previos a su venida. Todo esto nos llena de esperanza pero que no nos debe tomar desprevenidos, sino que nos debe encontrar firmes. Cuando veamos todo lo que sucede vamos a saber que ya todo estaba dicho por Jesús.
Una de las cosas que mencionó Jesús es que debemos guardar nuestro corazón, porque cuando iba camino a la cruz del calvario junto a los discípulos les dio algunos puntos para que tengan en cuenta, les dijo: desde ahora en adelante en la época que les toque vivir los van a querer engañar.
Esto es lo mismo que nos dice hoy: “no se dejen engañar” porque el espíritu de este sistema que esta corrompido por el pecado va a intentar una y otra vez quitarle la relevancia a todo lo que Dios creó. Por eso, es importante todo lo que nos pasa. Debemos reconciliarnos con nuestro diseño, porque por todo lo que hemos padecido en la vida no llegamos a entender para qué estamos, quiénes somos, por qué Dios nos creó como somos. Todo lo que fue diseñado por Dios, Satanás lo intenta derribar y destruir, por eso el pecado intenta que nuestro diseño como persona sea dañado. Al diseño de la familia que Dios instituyó el diablo trae destrucción, muerte, engaño y mentira. La iglesia también es un diseño que Dios creó para crecer en comunidad, en amistad, en relación, en compañerismo, en dar a conocer las buenas noticias, pero el enemigo viene en murmuración y con acusación unos con otros.
Fuimos diseñados a imagen y semejanza de Dios, por lo cual debemos reconciliarnos con ese diseño. Debemos pedirle al Espíritu Santo que nos recuerde el propósito y el destino con el cual nos formó.
Todo lo que Satanás deforma, cuando vino Jesucristo a la tierra en forma de hombre lo reformó. El pecado no tiene autoridad, leemos en Gálatas 5:17 cómo destruye el pecado, el fruto de la carne. También, vemos el fruto del Espíritu Santo que nace de un corazón que busca no ganarse el favor de Dios, sino encontrarse con él y reencontrarse con su diseño para manifestar ese fruto de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, templanza y mansedumbre (Gálatas 5:22). Todo esto que quizás el mundo no ve ni puede hacer porque todo el pecado atrae a la oscuridad, pero nosotros, dijo Jesús, que estamos para deshacer las obras del enemigo para que nada tenga dominio sobre nuestras vidas.
El nombre Joel significa “el Señor es Dios”. Hoy nos encontramos con un choque cultural muy fuerte afuera porque las percepciones, la cosmovisión son diferentes, pero los que abrazamos el evangelio tenemos que mirar como Dios mira y es un desafío constante. Estamos en un peregrinaje en esta tierra, la palabra de Dios nos dice: que aunque estamos en este mundo no somos de este mundo, de este sistema, porque Dios creó la tierra para que nosotros seamos buenos administradores de ella. Lamentablemente cada vez notamos más el maltrato, las injusticias, la maldad y el pecado.
Entendemos que si Dios está todo se resuelve. Si él gobierna todo lo demás se somete.
En este peregrinaje por la tierra hasta que Cristo venga tenemos que vivir como si el cielo estuviera en la tierra con nuestros vínculos, con la iglesia, con la comunidad y que el carácter de Jesús se manifieste en nosotros. En Romanos 12:2 menciona que no nos amoldemos, no podemos reaccionar, ni vivir, ni tomar la forma de este mundo. Los que abrazamos el evangelio, los que nos encontramos con Cristo teniendo un lugar en la cruz para ser perdonados, amados y libres no podemos vivir una vida como si Jesús no importara. Debemos reforzar nuestras convicciones y lo que nos llamó a hacer Jesús.
Joel comienza diciendo: – oigan… – los llama pues tiene un mensaje para ellos ¿Qué había pasado? Un ejército de langostas se había comido todo, vino una crisis económica en el lugar pues el sustento del pueblo era la producción de la tierra. Estaban desbastados y desesperados por lo sucedido, pero ellos tenían un problema: estaban alejados de Dios y esta situación sirvió para purificar al pueblo. No solo les faltó el alimento, sino que también tenían la tarea de todos los días de ir al templo a ofrecer el pan, el aceite, pero como lo habían perdido todo ya no tenían para ofrecerle a Dios nada. ¿Qué pasaría si todo lo que nos da seguridad, desaparece? ¿De dónde nos tomaríamos, que sería lo primero que hacemos? ¿Quejarnos?
Detrás de las crisis que pasamos tenemos que entender que hay siempre una oportunidad de reconciliar algo de nosotros con Dios.
El profeta Joel hace una llamado al arrepentimiento al pueblo, hoy culturalmente tendemos a decir que no tenemos nada de qué arrepentirnos, porque los demás son los malos y entonces entramos en el plano lejos de que el Señor es Dios, nosotros somos el centro. En este peregrinaje en el que estamos muchas veces van a venir situaciones que nos desenfoquen de Dios, por eso a veces debemos arrepentirnos de nuestra indiferencia, de nuestras malas costumbres. Joel no solo le dice a un grupo de personas que se vuelvan sino que abre la posibilidad para que todos se vuelvan porque después esta la promesa de que el Espíritu Santo se derramaría sobre toda carne, todos iban a ser protagonistas, pero necesitaban darse cuenta que sus caminos no eran los de Dios.
El arrepentimiento habla de un cambio de dirección que incluye un juicio sobre un pasado y una redirección para el futuro. Jesús ya juzgó el pasado, ya lo venció, pero tenemos que re direccionarnos hacia el futuro.
Joel se levanta como una voz para que todos cambien de dirección y se vuelvan a Dios de todo corazón, el cual es el centro porque en el corazón está la voluntad, las decisiones, los pensamientos, los deseos. El Señor desea cambiar nuestras vidas, nuestros corazones, que nuestra voluntad no sea para el pecado sino para la gloria de Dios. El Espíritu Santo todos los días nos invita a una nueva vida, tiempo y temporada. Todo lo que hacemos debe ser para manifestar la vida del hijo, quitemos toda intimidación que viene a nuestra mente y corazón, quitemos todo lo que rechaza la autoridad del Hijo y que nuestros pensamientos se sometan a su voluntad.
El arrepentimiento es la puerta para la libertad, no es la culpa, sino que es cambiar de actitud. El conocer a Cristo nos trasforma y nuestras vidas dan un giro completo; íbamos camino a la muerte pero ahora vamos camino a la vida eterna.
Joel 2:13
Es el tiempo de rasgar nuestro corazón. Hay muchas cosas que a Jesús le agradan: nuestro servicio, nuestras actividades, pero si no va acompañado por un corazón re direccionado a su voluntad, a sus afectos, a su propósito, a lo que el ama, todo lo que estamos haciendo no sirve de nada. ¿Por qué Jesús se enojaba con los religiosos? Porque todo era una apariencia por fuera pero por dentro estaban vacíos, carentes de la verdadera justicia.
Dios envía juicio y podemos decir que Dios ¿es malo porque lo envía? Naturalmente cuando vivimos situaciones injustas siempre queremos que haya justicia y que haya sentencia sobre lo sucedido, porque entendemos que al mal hay que ponerle un límite. Cuando Dios envía juicio a la tierra es precisamente es para que le ponga un freno a la maldad y especialmente sobre sus hijos. La iglesia fue llamada con una misión y muchas veces hacemos del evangelio una cura para nosotros, exigiendo que la iglesia nos atienda, que nos sirva. Pero Jesús nos dejó una misión: “Vayan y hagan discípulos”, en este peregrinaje sobre la tierra Jesús nos dejó el Espíritu Santo para ir y anunciar que el volverá, declarando que hay perdón para los pecadores y poder para hacer su obra.
No estamos solos porque tenemos al Espíritu Santo en nosotros, para que cuando nos sintamos débiles nos levante, nos enfoque. Tenemos una iglesia, una comunidad que nos ayuda, no para sacar nuestra mejor versión, sino para Cristo pueda reflejado en cada uno. Pero, muchas veces entre la carnalidad nuestra y lo que el enemigo pone en nuestras vidas, nos nubla la vista y no nos permite ver, entonces todo se centra en nosotros pero debemos entender que el único que es el centro de todas las cosas es Cristo.
Jesús dijo: “el que quiera seguirme debe tomar su cruz” y este acto de tomar la cruz tiene que ver con morir a nosotros mismos. Cada vez que adoramos, que levantamos nuestras manos estamos reconociendo de quien dependemos, de quien confiamos. Necesitamos rendir nuestras vidas, porque la carne es débil pero el Espíritu tiene el poder para levantarnos y encendernos para hacer su voluntad en la tierra.
Debemos permitir que la vida del hijo de Dios trabaje en nosotros para que su gloria sea vista.
Volvámonos a Dios en este tiempo, debemos abrazar la esperanza de gloria, al Cristo que va a regresar haciendo su voluntad, firmes, avanzando, de gloria en gloria, ese es nuestro destino. Jesús nos rescató de las tinieblas, no nacimos para pecar pues no es el diseño. No hablemos con el enemigo, no nos sentemos a escucharlo, sino que debemos levantarnos y resistirlo todo el tiempo, declaremos la palabra que es poderosa para vencer las tentaciones, el desánimo, la soledad, las aflicciones pues tenemos victoria en el nombre de Jesús.
Joel fue un valiente que despertó a su generación a volverse a Dios, cambiar de actitud y su manera de vivir. Todos los días debemos autoanalizarnos para ver qué es lo que entorpece el diseño de Dios, qué nos desvía o desanima. Jesús dijo: -arrepiéntanse- cuando Cristo viene a nosotros no trae un mensaje de condenación, sino de esperanza.
Tenemos en este tiempo que rasgar nuestros corazones en su presencia, caminar en santidad, en integridad, tener frutos de arrepentimiento hacia él. El sonido que recibe el cielo en este tiempo no es solo adoración de nuestras vidas, que por supuesto la recibe, sino el sonido de nuestro corazón rasgado delante de su presencia.
¿A quién le estamos entregando nuestro corazón? ¿Qué está viendo? ¿A dónde se está apoyando? ¿En qué está puesta nuestra alegría, nuestro deleite, gozo? Debemos tener esa actitud de rasgar nuestro corazón todos los días, darlo todo por el por más que nos digan fanáticos, Pablo dijo:
“Vivamos una vida donde tengamos en cuenta el arrepentimiento en nuestros corazones, que no nos dejemos endurecer, que no nos volvamos superados. Que todo lo que entre a nuestros corazones sea lo que venga de su presencia, para que cuando tengamos que enfrentar situaciones difíciles nuestros corazones descansen en la obra del Señor. No negociemos nuestra fe, no renunciemos a la intimidad. Caminemos en justicia para que todo esté en el orden en la voluntad de Dios. Rasguemos nuestros corazones.”