La mirada puesta en Cristo

Cuando el miedo quiere
venir a robarme la paz,
cuando la ansiedad intente
hacerme dudar de tus promesas
no voy a rendirme delante de ellos.

No puedo sacar
tus palabras de mi corazón,
no puedo librarme de ellas;

“No se preocupen;
confíen en Dios
y confíen también en mí.”

Poema por Yamila A.

Podemos quizás asombrarnos de la unción que tenía Pedro, pero nos olvidamos de cómo él tuvo que ser zarandeando para poder entender y llegar a este punto, por eso vamos a analizar su vida.

La unción no la recibimos porque alguien nos ora, la recibimos porque tenemos perseverancia.

San Lucas 22:31-32    Siempre se lo ha tomado a Pedro por lo peor, pero si pensamos en nuestras vidas muchas veces hemos sentido el temor y limitaciones. La zaranda de la que habla la palabra es algo que produce un movimiento bien brusco, violento y eso era lo que iba hacer Satanás con la vida de Pedro, lo iba a zarandear.

Hoy hay una zaranda pero también hay una voz de Dios que dice ¡yo he rogado por ti para que tu fe no falte! Jesús en su trono está intercediendo por nuestras vidas pidiéndole al Padre en oración: que de todos los que me diste no se pierda ninguno. Todos estábamos incluidos en esa oración que Jesús hacia a su Padre en el monte. Entendemos que el reino de Dios no es venir al culto para cumplir, sino que es cumplir nuestro destino en él. Sabemos también que no estamos en esta tierra para dar vueltas setenta años sin saber qué hacer, sino que cuando conocemos a Cristo nuestra vida recobra sentido.

Hay caminos que al hombre le parecen derechos pero su fin es camino de muerte, cuando hay frustración, cuando no hay alegría o no hay paz no viene de parte de Dios. Hay situaciones que nos salen muy bien a veces pero es por lo que hacemos de nuestra parte, pero debemos entender que no se trata de hacer, sino del ser en Cristo Jesús. El Señor no necesita nuestra ayuda, el cuerpo de Cristo se partió para formar la iglesia, un cuerpo que se parte para formar otro. No podemos vivir siendo evangélicos necesitamos aprender a ser hijos sabiendo que la heredad de parte de Dios es grande.

San Lucas 22:54  ¿Cómo le estamos sirviendo a Dios, cómo le seguimos? Desde lejos o cerca, la desconfianza en Dios, el enojo con Dios nos lleva a tener temor. Tengamos la mirada justa en Dios para poder tener la palabra correcta cuando venga el enemigo a enfrentarnos.

San Lucas 22:60  Si sentimos que estamos caminando de lejos o en plena zaranda sepamos que hay una mirada de Jesús sobre nuestras vidas, hay cosas que las debemos cambiar de rumbo porque el temor, la inseguridad, la desconfianza, la deshonestidad, la falta de amor y de fe va con una mirada del Señor. Cuando hablamos de mirada hablamos de amor, como cuando contemplamos a nuestra familia o recordamos momentos lindos que hemos pasado, esa mirada de amor y de fe es la que nos libera, nos salva, por eso la mirada de Jesús transformó la vida de Pedro.

San Juan 18  nos menciona cómo el Señor le pide a Pedro que le apaciente a los corderos, preguntándole tres veces si le amaba, Pedro en un momento se enoja, pues el Señor insistía preguntándole si le amaba, pero no tenía autoridad para enojarse porque lo había negado y se había escondido del Señor. Cuando estamos en contramano con Jesús, cuando le fallamos nos escondemos. Estamos en un trimestre de unción y no podemos escondernos pues la unción del Espíritu Santo tiene que venir sobre nosotros como nunca antes. Debe haber cambios en nuestras vidas, no podemos estar como el año pasado.

Pedro entendió que Jesús le estaba dando otra oportunidad de amarle y servirle, pero tuvo que tener experiencias en las cuales Dios lo probó porque no nos va a dar algo si no nos prueba o nos acomoda primero. El reino es de Dios no nuestro, por eso somos simples trabajadores del reino, en el mundo hay órdenes y las debemos cumplir, por eso en el reino de los cielos también hay, las cuales debemos acatar y obedecer. Debemos conocer nuestros parámetros, que queremos hacer de la vida, no venimos al mundo a disfrutar, lo haremos cuando él nos venga a buscar en la cena del Cordero, pero ahora iremos escalando peldaños hasta llegar a ese día glorioso. Somos la amada del Señor, somos la iglesia.

Hechos 1:15  quien había negado a Jesús y se había escondido se levantó, muchas veces queremos darle una mano al Señor como Pedro, pero él no necesita que le ayudemos porque es Dios y el ya conoce toda nuestra historia. Para tener la unción necesitamos cambiar, queremos levantar personas que están destruidas pues dejemos que Dios nos levante primero.

Vemos qué maravilloso es el poder del Espíritu Santo que cambia la mente de una persona dura. Como le pasó a Pablo también que pensaba que estaba bien matando a los cristianos, tenía un peso muy grande sobre su espalda, sin embargo Dios lo llama y transforma su vida. Nosotros quizás tenemos historias tristes y fuertes pero el Señor hará grandes obras con nuestras vidas. Antes Dios usaba diferentes personas, mentores que nos llevaron a tiempos maravillosos del Espíritu Santo pero ahora es el tiempo de la iglesia, somos protagonistas, no nos escondamos y no neguemos a Jesús. Debemos examinarnos y experimentar el refrigerio que viene de parte de Dios, no nos quedamos quietos porque hay una unción que nos cubre, que nos llama y que nos habilita para poder hacer la tarea del reino de los cielos.

Hechos 2:14  nos habla de un Pedro que confronta a las autoridades del momento haciéndoles ver que ellos habían matado a Jesús, un Pedro que con el poder del Espíritu Santo fue renovado, transformado y que a través de su mensaje se convirtieron cinco mil personas, marcando así la expansión de la iglesia. Tenemos que entender lo que Dios quiere hacer a través nuestro.

Hechos 3  Pedro levanta a un cojo, necesitamos ser levantados para levantar a otros, esa es nuestra tarea, debemos tomarnos el tiempo de mirar a Jesús, esa mirada transformó la vida de Pedro, le hizo recordar lo que le había dicho antes. Pedro sabía que en la mirada había algo, que no se nos pierda lo que Jesús hizo en nuestras vidas pues debemos ayudar y bendecir a otros. Toda nuestra vida tiene un milagro, toda experiencia oscura tiene un mensaje para darles a otros.

Hechos 4:13  Aun los que no saben hablar en este tiempo serán usados para avergonzar a los sabios, pues Dios no se fija en status, ni quien es mejor que el otro, Dios nos va a usar, todos fuimos llamados a servirle, a ser salvos y nadie puede vivir sin dar fruto, separados del Señor nada podemos. Seremos zarandeados pero tengamos presente que el Señor ruega por nosotros para que no falte nuestra fe. Hay demasiado amor derramado para que no lo podamos captar, hay una unción que nos capacita para levantarnos como Pedro, quien tuvo limitaciones y fallas pero sin embargo Dios lo amó y lo usó.

Tenemos nuestra vida diseñada por Dios, debemos buscar la gracia de aprender a vivir. La unción nos capacita y la gente querrá lo que tenemos. Debemos aprender a disfrutar las buenas noticias, la vida en Cristo Jesús. Dios amó, cuidó a Pedro, no lo aborreció y le dio la posibilidad de levantarse.

“Empecemos a mirar a Jesús desde otro lugar, deseemos que sus ojos se peguen a los nuestros para ver lo que nunca antes vimos. Que la unción que rompe todo yugo de esclavitud caiga sobre nosotros para poder levantar a quienes están caídos, que no saben que hacer, a quienes están con espíritu de muerte. Queremos ser tu voz, Señor, tú nos levantaste cuando no éramos nadie, nos buscaste, nos encontraste, nos amaste y en estos años que hemos vivido quizás con muchas malas experiencias, hemos aprendido y nos has levantado para que hoy levantemos a otros.”

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