Llenos del Espíritu Santo
13 de junio de 2021
Que tu Espíritu arda en mí.
Llévame a las profundidades de tu corazón,
hasta que el fuego de tu amor
me consuma por completo.
Que tu Espíritu arda en mí,
no dejes nada sin que se
depure en tu mirada.
No hay otro lugar más perfecto
donde soy transformado
cuando te veo cara a cara.
Poema por Yamila A.
Crecemos en la profundidad de la Palabra, en lo que Dios tiene para nuestras vidas. Somos protagonistas porque es la forma que el Espíritu Santo le quiso dar a la iglesia en sus comienzos, cuando la iglesia nace en Pentecostés las reuniones no se hacían en auditorios, se daban en casas de familias. Cuando eso se traslada a las sinagogas se mantiene la estructura aun en medio de la persecución.
Lo que equilibra a nuestra vida espiritual es tener comunión con el cuerpo, que no tiene que ver con simpatía emocional sino con un lazo en el espíritu, somos un cuerpo. El amor verdadero, no fingido y la oración quiebra las barreras y el temor. Por esto Pablo escribe la carta a los Corintios porque era peligroso el terreno donde habían entrado, se habían olvidado de la esencia y el amor ingresando a un terreno de competencia y desamor.
Se olvidaron de que el evangelio era real cubriendo el pecado y viviendo una mentira. Había problemas de inmoralidad, tensiones, un desequilibrio, la iglesia había crecido pero las familias se habían fragmentado, situaciones que Pablo no podía permitir porque el motor de la iglesia es el Espíritu Santo.
1° Corintios 13 no es una regla de amor, es una descripción del mismo, habla de cómo el amor perfecto nos abraza y en un mundo que no lo tiene, nos envía como su muestra de amor. Lo que permanece para siempre no es un sentimiento de amor sino que es la persona de Jesús porque él es amor. Por lo tanto, el Espíritu es el que conecta al amor de Jesús con nosotros porque nos lava, nos limpia y nos trasforma.
En el capítulo siguiente Pablo viene a corregir el desequilibrio que había en la iglesia de Corintios con respecto a la posición de la mujer y el hombre en la congregación. No es una competencia entre ellos sino que es un complemento y la imagen de Dios no es posible verla solo en el género masculino, sino también en el femenino. Es un complemento con asignaciones y tareas diferentes pero con contenidos en una sola persona que ama, que crece y avanza.
Pablo habla de esto en la iglesia de Corintios porque había un grupo de mujeres que estaban en rebeldía y en vez de participar de las reuniones con alegría se lo pasaban chismeando. La rebeldía y la murmuración son los pecados más destructivos de la iglesia de Cristo y aplica al género masculino y femenino. La murmuración, la ofensa corroen por dentro y en ese momento la iglesia de Corinto estaba sufriendo. Por eso Pablo tiene que corregir y poner en su lugar a las personas que estaban haciendo daño.
Pablo necesita sacar a la iglesia de ese tiempo de confusión, necesita darles herramientas. Hoy con lo que estamos viviendo no podemos planificar para el día de mañana porque no sabemos qué va a suceder. Cuando una persona no puede tener expectativa del futuro lo que eso genera es perder la esperanza. Podemos estar pasando un mal momento pero si sabemos que las condiciones están dadas para mirar a lo que nos enfrentamos, eso nos permite estar más tranquilos, encarando nuestra crisis de otra manera. Pero hoy la realidad que vivimos no tiene bases sólidas para lo que ha de venir, por eso trae incertidumbre, introduciéndose esto también en nuestra vida espiritual.
Esto produce agotamiento y confusión y ahí es donde el enemigo aprovecha para debilitarnos. Satanás no es creativo, sus herramientas para destruirnos son siempre las mismas. Por eso Pablo, entendiendo esto, les muestra dos herramientas para atravesar la confusión: el hablar en lenguas y profetizar.
1º Corintios 14:1-5 (NTV) Pablo dice nuestra meta es el amor y lo alcanzamos solo con la intervención de su Espíritu. Pablo ordena el fluir de la vida del Espíritu porque se había convertido en casi un show, con mucho misticismo. El fluir profético no es una cuestión mística que unos pocos ejercen, sino que es algo que fluye en nosotros abriéndonos el camino para lo que hay por delante. Cuanto mayor es la claridad mayor es la exactitud. Tener una vida profética es vivir en comunión con el Espíritu Santo para conducirnos con claridad, no se trata de palabras sino del Espíritu.
La palabra profética más segura es la que está escrita, todo se desprende de ella. El Espíritu Santo interviene, revelando a nuestras vidas, cuando vemos las diferencias entre nos nosotros o cuando no estamos de acuerdo. Somos eternos porque la visión de Dios es eterna por eso él lo hace a través de la persona del Espíritu. El hablar en lenguas es la otra herramienta, cuando el Espíritu nos llena comienzan a salir de nosotros sonidos con los cuales nos comunicamos con él. Algunas veces son idiomas que uno no conoce y otras ni siquiera son idiomas. El hablar en lenguas es un punto especial de comunicación entre el cielo y la tierra, es un regalo que crece en la intimidad. Es entre nosotros y Dios porque nadie nos entiende, percibe la presencia de Dios pero no entiende. La presencia de Dios no confunde, no distrae, nos conecta pero el apóstol Pablo nos dice el don de lenguas es una comunicación entre ustedes y Dios.
Por eso Pablo los alienta a cultivar el hablar en lenguas, aclara que el profetizar bendice a la iglesia pero el hablar en lenguas nos nutre. Nos enseña una balanza equilibrada, tenemos que vivir llenos del Espíritu Santo.
“Necesitamos que el Espíritu Santo despierte en nosotros estas dos capacidades, el hablar el lenguas que nos conecta con Dios y el profetizar sobre lo que ha de venir. Tenemos que desear el Espíritu Santo, debemos preparar nuestras casas para que él nos visite, hacer altares donde sea el protagonista. Debemos vivir con el corazón encendido, el enemigo va a querer pararnos, nos va a confundir, pero este es el tiempo para ir más profundo, de buscar experiencias plenas. Todo se ordena donde hay equilibrio, cuando el Espíritu Santo tiene el control no importa lo que venga todo se alinea, se cambia y se transforma. Seamos sabios y tomemos las herramientas que Dios nos provee.”