Nuestra tienda de campaña

20 de junio de 2021
Me elegís a mí
como tu casa, como tu templo,
dentro mío depositaste lo que es eterno,
en mi corazón se engendra el tuyo
y yo no voy a contemplar lo pasajero.
Te elijo a vos
vení a habitar acá dentro,
en este cuerpo de polvo
que es tu casa, que es tu templo.
Poesía por Yamila A.
Dios nos invita a vivir no una ilusión, sino una relación permanente con Él donde nuestras debilidades se sumerjan en su Presencia. En la segunda carta a los Corintios, Pablo nos habla de esto, de lo que realmente es vivir el evangelio de Cristo. En la Primera carta a los Corintios les escribe para hacerles saber que lo que están viviendo no es el evangelio: inmoralidad, competencia, falta de respeto y valores abandonados, él les pone el parámetro del amor, impulsándolos en el Espíritu, a vivir correctamente como hijos de Dios. Les habla a los matrimonios diciéndoles que no modelen una relación como el sistema se los propone, sino de acuerdo al propósito de Dios. Por último, también les habla a los hijos y a los que sirven.
Entre la primera y segunda carta que escribe a los Corintios hay una visita de Pablo, pero aun así muchos no entendieron, ni reaccionaron, querían seguir viviendo un evangelio de apariencia. Pablo los corrige hablándoles que la vida en Cristo no son cartas de recomendación viviendo una vida mejorada sino que viviendo una vida completamente nueva.
En la segunda carta nos revela la vida de Jesús y como vivirla en plenitud. 2º Corintios 5:1-21 (NVI) aquí Pablo se refiere como tienda de campaña al cuerpo, a esta vida temporal que va desde que nacemos hasta que morimos. “Dios no pone parches Él hace todo nuevo” un evangelio que se vive sin Cristo no produce ningún efecto, podemos estar llenos de conocimientos, de palabras bonitas y de experiencias pero el evangelio que transforma es aquel que se vive. Vivir de campaña es tratar de sobrevivir con los recursos con que contamos, pues la vida de campaña no es permanente, sino que es vivir algo momentáneo porque lo eterno lo prepara Cristo en otro lugar.
Pablo menciona que nos gustaría revestirnos de todo lo que es eterno, pero mientras tanto, sabemos que nuestra vida es una tienda de campaña. Lo que es real no es temporal, es eterno. Podemos valorar la vida en Cristo desde otra perspectiva, no es lo que poseemos, ni lo que logramos, ni lo que hacemos por los demás, sino lo que estamos construyendo para la eternidad. Sabemos que un día lo temporal pasará y nos encontraremos en Cristo y tendremos que dar cuenta de lo que hicimos de nuestra tienda de campaña; lo que vivimos en la intimidad y lo que construimos en la tierra.
Pablo enfatiza en no sobrevalorar la vida temporal, sino que vivamos en plenitud de vida eterna. El mundo volvió a ser golpeado por la muerte a través de esta pandemia, despidiendo todo el tiempo a personas, lo que nos llevó a entender que ello no tenía cura. Todo esto nos lleva a dimensionar que el poder de la vida y la muerte no lo tiene la medicina, ni la ciencia, ni los poderosos de este mundo, sino que solo Dios tiene el control de todas las cosas.
El mundo y el universo están direccionados por Dios y nada se escapa de su control. Nuestra morada eterna esta en los cielos y todo lo que construyamos en nuestra tienda de campaña es pasajero. Por eso Pablo le declara a la iglesia de Corinto que todo lo viejo pasó y que ahora son nuevas criaturas. Cuando venimos a Jesús es para tener una vida nueva, la vida del cielo invadiendo a la tierra permitiendo que haya una generación donde no viva el pecado, sino que sea una generación que se preocupe por los demás e invirtiendo para que el reino avance.
Jesús cuando vino a la tierra como hombre no vino a vivir precisamente en una casa, ni en un palacio, sino que lo hizo en un lugar temporal, en un establo. En la vida nueva que recibimos vivimos lo del reino, no conforme al sistema de este mundo. Cuando Cristo murió también morimos nosotros, pero cuando se levantó vino a reinar en justicia para que ella se manifieste en nuestras vidas. Jesús elige revelar su justicia en gente que vive en una tienda de campaña haciéndoles embajadores de Cristo en la tierra.
“Nuestro hogar no está acá, está en la eternidad, siendo embajadores de ella, todo lo que se vive en el cielo lo podemos vivir acá también. Tenemos una vida nueva donde el Espíritu Santo nos guía, somos felices con la nueva vida que viene del cielo. No andamos por lo que vemos, sino por lo que creemos, tenemos la experiencia de la cruz donde Cristo derramó su sangre, limpiándonos, renovándonos y trayendo la vida del cielo a nuestras vidas. Que nuestro hogar y cada cosa que poseamos o hagamos, sea un reflejo de lo eterno, pues todo lo que sucede en la eternidad afecta nuestra realidad.”