Paciencia, perseverancia y poder
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“Con paciencia espero en Dios, él siempre cumple sus promesas. Durante las tormentas, aunque débil, estoy firme y persevero. Y su poder se hace visible en mí mediante las dificultades, su gloria me traspasa en cada grieta.”
-epígrafe por Yamila A.
En este momento en el mundo hay tres agendas en tiempos que ya están determinados y establecidos, nunca fue tan claro el verlos cómo se van cumpliendo. La primera agenda es la de Satanás, el diablo necesita ser más organizado que ningún otro porque a diferencia de nuestro Dios, él ya fue derrotado, tiene un tiempo limitado y no tiene el recurso para estar en todos lados, por eso necesita su agenda bien armada. En el mundo se ha levantado un espíritu de anticristianismo, defender nuestros valores morales, la dignidad, e integridad de la familia es casi un delito. Que nuestros chicos digan que se guardan en santidad para el matrimonio y que desean vivir en integridad enseguida son atacados como fundamentalistas. Nunca hemos visto esa presión a este punto, no nos imaginábamos que un ministro de educación iba a despreciar la Biblia.
Nuestra nación está fundamentada en dos libros: uno es la Constitución Nacional donde nuestros derechos se protegen, se definen nuestras obligaciones legalmente y el segundo libro es la Biblia porque nuestra nación ha sido construida sobre valores cristianos. Por eso el prólogo dice que invocamos a Dios fuente de toda razón y justicia. En nuestra nación no hay esclavitud, se valora el trabajo, se respeta la dignidad de la mujer porque son principios que están en la Biblia. Sin el mínimo respeto el enemigo activa su agenda y eso se guarda en el corazón de los hombres y ni hablar de lo que están viviendo nuestros hermanos en medio oriente siendo masacrados en ese lugar, cristianos a quienes se les quita la vida por creer en Dios. Lo que se levanta en este tiempo en contra del cristianismo es lo que tiene que ver con la agenda diabólica y así como Satanás tiene su agenda también los hombres la tienen.
Timoteo menciona que en los últimos tiempos se levantaran hombres amadores de sí mismos, sin afecto natural, implacables, con un odio irracional y que harán lo que quieran levantándose uno contra otros. Desde que Adán cayó los hombres han establecido su propia agenda y somos responsables por maldecir la tierra que gime y clama por la manifestación de los hijos de Dios. Somos responsables por lo que hemos construido, nosotros mismos nos metemos en esa agenda cuando venimos de padres que han vivido una vida de violencia, abuelos que no pudieron mantener su integridad pero esa agenda se interrumpe cuando Cristo entra.
En esa agenda hay un tiempo que gobierna todas las cosas, son como capas que operan en el mismo momento, cuando descubrimos la Biblia entendemos que Dios tiene un tiempo para todas las cosas y aunque habita en la eternidad estableció los tiempos específicos. En la agenda de Dios hay avivamiento para nuestras vidas, hay un cambio de historia para nosotros, hay un punto determinado como la referencia más importante y es que Jesús viene por nosotros. La agenda de Dios es perfecta y es donde en este tiempo de oscuridad la iglesia arde y crece, no es un momento para estar apáticos, ni aislados ni en nuestra comodidad, sino que es el momento para que el fuego de Dios arda en nuestros hogares.
No hablamos solo que la Presencia de Dios se manifiesta en nuestros hogares para comodidad personal, sino que entendemos que nuestra vida tiene propósito y que lo que Dios puso en nosotros es para ser de bendición a otros no necesitando grandes cosas. Viendo las tres agendas nos preguntamos: ¿cómo actuamos?
Santiago 5:7-12 (NTV)
PACIENCIA: No es una virtud pasiva que tenemos para esperar algo que va a llegar, sino es ser entendidos en los tiempos. Cuando hablamos de la venida de Jesús no podemos determinar un tiempo específico sino que existen señales que muestran que Jesús se aproxima y la pregunta que nos hacemos es: ¿qué vamos hacer hasta que Cristo regrese? Santiago nos lleva a vivir una vida plena, aprendiendo a esperar como lo hace el agricultor que siembra, trabaja, abre surcos y después aguarda con paciencia el fruto de lo que sembró. El clima, las posibilidades económicas no están dentro de lo que el agricultor controla, sino que solo de lo que fue destinado a hacer.
Paciencia es interpretar estas agendas, mientras que opera el tiempo del hombre y que el enemigo maneja los tiempos hay un tiempo que es el de Dios. Sembramos en la tierra de nuestro hogar, de nuestras familias, de nuestros hijos, quizás muchos nos dirán que es en vano que vayamos a la iglesia, que nada tiene sentido. Pero creemos en un Dios que colocó todo en nuestras manos para que produzcamos, lo hagamos crecer y se pueda desarrollar.
La paciencia tiene que ver que con la misión que Dios nos dio podamos apasionarnos y llevarla a cabo. Todas nuestras generaciones son semillas, el lugar en donde nos encontramos es fértil para producir, nosotros diseñamos la familia, el hogar y los hijos que Dios quiere, con tiempo labramos, abrimos el surco y esperamos, eso es paciencia.
Jesús nace sin recurso en un pequeño pueblo y desde ese lugar traerá solución a todos nosotros cambiando toda una sociedad, aun desde un hogar disfuncional. En San Lucas nos menciona en los primeros capítulos que Jesús crecía en estatura, sabiduría, gracia y comunión para con Dios y para con los hombres. En un contexto de opresión crecía, se desarrollaba y con mucha paciencia se extendía para lo que venía por delante. La agenda del enemigo y la de los hombres lo que nos quita es la paciencia y con esto viene la ansiedad, que nos trae temor al futuro o terror al pasado, cosas sobre la que no tenemos poder. La pandemia hizo que mucha gente se pregunte: ¿qué sentido tiene la vida? Nosotros sabemos que nuestra vida tiene sentido en Cristo Jesús y con paciencia es cultivada en este sistema perverso que nos quiere poner ansiedad. Trabajamos nuestras actitudes, esperamos en Dios, plantamos aunque sea poco, haciendo crecer lo que Dios puso en nuestro corazón. La paciencia es un fruto, es una virtud de ser entendidos en los tiempos. La paciencia es activa porque mientras esperamos vamos construyendo lo que Dios nos llamó hacer.
Las sillas de nuestro auditorio no son solo un lugar para sentarnos, sino que se transforman en nuestro altar donde la Presencia de Dios nos incomoda mientras estamos reunidos. El estar sentados es una posición ejecutiva donde sometemos a su palabra todo lo que tenemos, entonces se convierte en un trampolín desde donde somos impulsados y levantados más allá de todas las batallas que podemos vivir en la semana para que en nuestras vidas crezca lo nuevo, lo fresco, trabajando la paciencia.
PERSEVERANCIA: Su palabra dice que son dignos de mucha honra aquellos que se mantienen firmes en medio del dolor y nos pone de ejemplo a Job, mencionando que la paciencia produce perseverancia que es precisamente esa acción de permanecer. El problema no es el lugar, sino la posición. Cuando nosotros vemos esa cruz, miramos el dolor pero él lo toma como un instrumento de liberación y sanidad. Aunque el estar en la cruz es una posición incómoda no es lo que define a Jesús, sino su corazón que atraviesa esa cruz sabiendo que su sacrificio traería salvación.
Perseverar en la posición correcta con un corazón humilde, sin juzgar a los otros quizás sea un viaje incómodo donde chocamos con gente todo el tiempo pero ese choque constante debe reflejar a Cristo. Por eso la humildad es importante y nos coloca en la posición correcta valorando al otro mayor que a nosotros. La humildad nos lleva a pararnos frente al dolor y a la enfermedad perseverando con paciencia, viendo cómo Dios no nos deja solos sino que nos da poder.
Santiago 5:13-18 (NTV)
PODER: La paciencia y la perseverancia se desprenden del poder de la oración, muchas veces decimos que nos cuesta orar o no lo sentimos, pero como no se trata de un sentimiento sino de una conexión con Dios. La oración es el combustible que nos alimenta, que funciona en medio de las dificultades aunque no sintamos nada, sabemos que Dios tiene el control. Muchas veces le pedimos a Dios cosas en oración que después no lo sabemos utilizar, pero cuando entendemos que todo lo que nos da viene de Él, somos agradecidos cantando alabanzas, partiendo lo que viene y multiplicándolo para su gloria.
Cuando usamos todo para Dios vemos cómo con el tiempo mejora para su gloria, pero lo que no uso para él se oxida. La oración es ese poder, Santiago nos dice que si hay alguno enfermo que llame a los obreros para conducirlo en oración y ayuda. Debemos ser sabios para hacerlo con las personas correctas que nos van a contener y nos llevaran a resolver los problemas. El trato con las personas siempre es complejo, debemos tener paciencia y perseverancia, somos parte de un mismo cuerpo más allá de que cada uno esté en niveles diferentes y con distintos caracteres, pero nos une el poder de la oración.
Ese poder nos conduce hacia lo que Dios tiene y tenemos que ser intencionales para orar en nuestras casas. Santiago nos menciona por último que tenemos que traer de nuevo al camino del Señor a las personas que se alejaron, al pródigo y de esa manera poder cubrir multitud de pecados.
“Si caminamos con paciencia, perseverando y haciendo de la oración nuestra fuente de poder todo lo que toquemos se volverá a Cristo. Hoy tenemos los cielos abiertos para que cada oración ejecutada como instrumento de poder sea una respuesta. La agenda de Dios hoy nos dice que escucha nuestras oraciones y nuestra adoración para que juntos veamos el fruto extraordinario de ese poder. Oremos con fervor para la lluvia caiga y el fuego del Espíritu Santo queme toda impureza, dando así paso para que la gloria del Señor se acerque convirtiendo a nuestras familias e iglesia en focos de avivamiento.”