Pedir, buscar y llamar

«Tú eres un buen Padre,
si te llamo,
sé que me escuchas,
nunca está lejos,
y siempre atento estás.
Si te busco,
te voy encontrar,
abre mis ojos para verte
en los demás caminar.
Tú eres un buen Padre,
si te pido, sé que me darás.
No hay forma de escapar de ti,
estás en todas partes,
tú nunca dejas de hablar,
no te cansas de buscarnos,
nunca dejas de llamar».
Poema por Yamila A.
San Mateo 7:7-12 (NVI)
Jesús define siglos de historias en estos versículos, nos menciona que esta es la esencia de la ley y los profetas, todo se reduce en que hagamos y tratemos a los demás como a nosotros nos gustaría que nos traten.
Jesús es muy práctico y nos menciona tres cosas para hacer: pedir, buscar y llamar, pues se nos dará, hallaremos y se nos abrirá. Nos menciona en uno de los versículos que siendo nosotros malos damos lo mejor a nuestros hijos, mayormente Dios, que está en los cielos, nos dará lo que necesitamos. De esto se desprende que debemos tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros.
Estos versículos nos hablan de un Dios Padre que contiene y de un Hijo como intercesor de la vida de los cristianos. Dios nos desafía a modelar una vida como la vivió Jesús, tratando a los demás como a nosotros nos gustaría que lo hagan. El proceso que unifica este pasaje es construir la vida de Cristo amando a los demás. Si pedimos y recibimos, si buscamos y encontramos, si llamamos y nos responden, es porque a aquel que buscamos vive en nosotros. Dios no responde a liturgias ni a sacrificios personales sino que responde a su hijo, por eso cuando Papá ve que recibimos a Jesús en nuestros corazones, no ve nuestra necesidad sino que ve a su Hijo. Dios es misericordioso, compasivo no solo porque ve que necesitamos sino porque Jesús pagó el precio por cada uno de nosotros.
No medimos la compasión y la misericordia de Dios por lo que nos da sino por lo que hizo por cada uno de nosotros, él no nos niega. ¿Por qué pedimos, buscamos y llamamos? porque Dios está y permanece aún cuando no podemos con alguna situación o luchamos con murallas enormes que parecen no derribarse. Jesús es la puerta, es el camino, la verdad y vive en nosotros.
Jesús nos anima a que llamemos con confianza porque mientras él esté, recibiremos. Sabemos que el Cristo que crece en nosotros nos impulsa a vivir conforme a su voluntad dando y haciendo por otros. Jesús modela un concepto de fe que ninguna otra religión tiene, ese concepto de amar a nuestros enemigos y de dar a los demás, no por satisfacción personal, sino porque cada uno porta a Cristo.
El mundo siempre quiere hacer cosas buenas para saciar su sed porque su necesidad es muy grande, por eso debemos empezar a vivir la realidad del Evangelio como un modelo terminado y no como una fantasía.
“El evangelio no funciona por los resultados sino por la persona que crece y vive en nosotros. Jesús vino a establecer un modelo no un dogma, viviendo como Jesús podemos inspirar a otros. Los que recibimos a Cristo en nuestros corazones tenemos el impulso y la necesidad de perdonar, de amar, de hacerle a los demás lo que nos gustaría que hagan con nosotros. Jesús invirtió los tres mayores años de su ministerio para modelar una vida posible, dejándonos al Espíritu Santo para que conceda lo que necesitamos, Dios siempre responde de acuerdo a su voluntad y aun su silencio muchas veces es una respuesta que nos trae libertad, busquemos a Dios mientras pueda ser hallado y busquémosle mientras este cercano.”