Preparados para lo que viene

“Mirá con tus ojos dentro mío;
a lo más profundo de mis entrañas,
alumbrá lo insondable dentro de mí.Te dejo desvestir mi alma
y destruir mis muros.Expongo mi corazón.
fibra por fibra escudríñame,
atravesame, habítame”.Poema por Yamila Arce
Leyendo Malaquías, quien se define como mensajero de Dios, nos ha venido a desafiar como iglesia, ha venido a trabajar en nosotros para poder estar preparados para lo que viene. No resistamos al diagnóstico de Dios, muchas veces decimos que no escuchamos a Dios y eso no es verdad porque si no lo escuchamos es porque no queremos. Dios siempre nos habla muy claro en las cosas que necesita cambiar de nuestras vidas y de nuestro carácter.
Malaquías nos hace ver y nos confronta para analizar nuestro corazón, por eso no nos resistamos, sino debemos entender que tenemos debilidad de carácter. No resistamos los diagnósticos, no nos enojemos, expongamos nuestro corazón y rechacemos el estar sometidos a nuestras debilidades de carácter, emocionales, espirituales y dejemos que estas vivan sometidas a Jesús.
La vida en Cristo es reconocer nuestra debilidad, nuestro carácter, nuestra virtud y aprender a sujetarlo a Jesús.
¿Hasta cuándo lucharemos con todo esto? El temperamento que tenemos no es para que nos domine, sino para que vivamos bajo la voluntad de Dios. Es una batalla que se presenta en nosotros todo el tiempo pero ahí es donde obtenemos la victoria. Satanás trabaja conforme a la misma debilidad siempre: inmoralidad, malos pensamientos, depresión, activismo o pasividad, es entonces que vamos a Malaquías y analizamos: ¿Qué estamos haciendo, que le estamos dando al Señor, como vivimos, que clase de adoración le estamos proponiendo? y poder ver que aun a través del dolor o la debilidad podemos ser felices, eso es lo que quiere el Señor para sus hijos. Somos felices no cuando estamos en una condición ideal, sino cuando entendemos que encontramos a Cristo y podemos darlo todo por él sabiendo que ninguna victoria se compara con la que podemos celebrar en la intimidad. Cuando en medio del dolor somos fieles, cuando en medio de la tentación nos determinamos a no ceder, cuando parece que todo explota y nos decidimos a no dar un paso atrás, allí es cuando el cielo se pone de pie y nos hace ver que ese es el evangelio real, el que nos impulsa a vivir.
Por eso Malaquías nos pide sinceridad, que seamos fieles, libres de la hipocresía sometiendo todo en las manos de Dios para ir hacia adelante, para cambiar los ambientes, para caminar hacia lo que Dios tiene. ¿Por qué Malaquías prepara al pueblo, por qué nos lleva a hacer un diagnóstico? Porque nos quiere en pie y en victoria con todo lo que viene.
Malaquías 4: 1-6 Malaquías profetiza de cosas que sucedieron en ese tiempo y que sucederán más adelante, de lo que ha de venir, no son ciclos, sino escalones. Lo que Malaquías profetiza es el primer escalón que se revela en la primera venida de Jesús, que se manifiesta en la llegada de la iglesia estableciéndose en las diferentes etapas y que hoy se acerca al cumplimiento definitivo porque cuando leemos en la Biblia lo del día del juicio pensamos que es un día de veinticuatro horas, pero el Señor está hablando de una temporada. Nunca antes habíamos vivido una temporada como esta, en que las señales se cumplan como está pasando, tan visibles, tan claras. Lo que vivimos hoy se vivía antes, los cambios políticos, las situaciones sociales, las ideologías perversas, las tensiones permanentes, pero hoy vemos que nuestras vidas son señales claras del obrar de Dios. Por eso Malaquías advierte de que se entrará en el día del juicio, lo que produce temor para la persona culpable, pero para los inocentes es el día de la justicia. El día del juicio menciona Malaquías, que se quemará en el horno como paja a los soberbios que resisten a Dios teniendo la oportunidad de ser amados y perdonados, pero siguen construyendo en su soberbia ámbitos de poder e historias de vida lejos de Dios.
Los soberbios de este mundo que están en grandes espacios, llenos de poder no encontraron la respuesta, llenos de temor se esconden, Pablo también lo menciona en Corintios que toda obra será probada por fuego. La prueba para nosotros no tiene que ver que cuando lleguemos al cielo nos daremos cuenta que todo lo que hicimos no sirvió de nada, sino que entendemos que la prueba es ahora. Este es el horno, este es el tiempo donde nosotros permanecemos en pie disfrutando de lo que nos tocó vivir, avanzando de la mano de Dios, este es el momento. La obra del fuego probará cómo construimos, si fue con paja o madera se quemará, pero si lo hicimos con piedras preciosas permanecerá.
Lo que Dios tiene para nosotros no se pierde.
¿Qué es construir con piedras preciosas? Es vivir en santidad, construyendo con cosas que perduran. Para los que tememos el nombre de Dios el horno de fuego se revelará como un sol de justicia que traerá sanidad sobre sus alas. Para algunos es el horno de fuego para otros es el sol de justicia, los dos calientan, queman, pero el sol produce vida, sanidad, calor, rompe con la oscuridad, el horno consume todo aquello que es perverso.
Dios nos llama a orden y nos muestra una verdadera fuente de gozo que tiene que ver con la salvación, una explosión de alegría. Lo que hemos cargado por años y todas las limitaciones se rompen, se quiebran, no es una promesa lejana, se está construyendo por eso en medio del juicio habrá libertad y gozo. Malaquías termina diciendo voy a trazar un camino, voy a enviar a Elías, pero hoy despierta a la iglesia que es la que prepara el camino para el retorno de Jesús.
“Se despierta una generación con el espíritu de Elías que en medio del juicio abre el camino, que cuando la gente no sepa a donde ir o que estén desesperadas buscando respuestas les abrirán un canal de esperanza. Esta generación que va a ver a las personas que están en pecado y les harán ver que viene la condenación sobre ellos y sus generaciones llamándolos así al arrepentimiento. Sin temor se involucraran y caminaran sobre lo que Dios tiene para cada uno. Serán puentes de reconciliación que volverán el corazón de los hijos hacia los padres y el de los padres a los hijos. Tenemos el ministerio de la reconciliación que es el mayor mensaje que poseemos, reconciliación con el Padre Celestial y el cielo. Una reconciliación plena donde adquirimos los derechos perdidos y una reconciliación entre nosotros donde Dios trae sanidad, donde no escondemos las cosas sino que buscamos restituir, sanar, sentarnos para mirar a los ojos a quienes les fallamos y pedir perdón”
“Ya no es Dios todo el tiempo diciéndonos que nos ama o perdona, sino que somos nosotros pidiéndole que queremos estar con Él aunque no lo merezcamos. Queremos reinar con el Señor, que nuestros hijos crezcan en su casa, que nuestra debilidad sea tratada en su presencia, que nuestro hogar permanezca anclado en su amor, que en medio del juicio en que este mundo está siendo sometido queremos encontrarnos bajo las alas del Todopoderoso. Dios nos ha perdonado tanto que solo hoy queremos ir con Él a donde vaya.”