Tridente ofensivo

15 de agosto de 2021

Todo es más claro
si te miro a vos.
Alrededor de mí,
todo se desvanece
si mantengo mis ojos
fijos en los tuyos.

Sé que la entrega
absoluta duele,
pero más duele
retenerlo todo
y perderte.

Conocí tu amor y ya
no puedo no amarte.
Probé de tu amor y
mi adoración no halla
lugar en otra parte.

Poesía por Yamila A.

 

Leyendo el libro de San Lucas y caminando en la palabra del trimestre que es ENTREGA analizamos el capítulo 7. Vemos a Jesús honrando a diferentes personas, que no era tan natural en ese tiempo. Cada historia que vamos analizar es interesante porque podemos ver cómo Dios arma y convoca a su equipo de manera poco convencional. San Lucas 7:9 (NTV)

¿Porque un hombre se lleva el elogio público de Jesús? Si analizamos  la fe del centurión podemos observar que, cuando su esclavo se enferma, él acude a Jesús para que lo sane. Sabemos que el ser esclavo en esa época no era considerado como persona, sino como una cosa. El cristianismo es quien rompe con este sentido de esclavitud trayendo libertad completa para los esclavos e igualdad como cualquier otra persona.

Este centurión romano tiene a su esclavo muy enfermo por eso manda a llamar a Jesús,  pero como tarda en llegar manda a uno de sus amigos para que lo alcance y le diga que no es necesario que vaya hasta el lugar, que solo con que suelte la palabra ocurriría el milagro.  Como el centurión era un hombre de autoridad entendía que Jesús tenía autoridad por eso al declarar la palabra sabía que el milagro se desataría.

La fe del centurión asombra a Jesús, hay en el soldado romano una FE PRECISA que al reconocer la autoridad extraordinaria del nazareno, y conforme a su creencia, esa fe  precisa hace que el milagro ocurra. Es el tiempo de elevar nuestra fe y ser precisos en reconocer, Dios nos quiere elevar desde el punto de la necesidad al punto del desarrollo. El Señor nos demanda de nosotros una fe que no tiene que ser suficiente solo para sobrevivir, sino que tiene que ser una fe que nos lleve mas allá, una fe precisa.

Jesús iba a la casa del soldado romano para sanar al esclavo pero este soldado tenía tal fe que hizo que el milagro ocurra estableciendo el reino en todo el lugar. Por eso es necesario avanzar con una fe precisa enfocándonos en lo que Dios nos dijo, en este tiempo Dios demanda este tipo de fe. ¿Cómo la desarrollamos? Ya está en nosotros solo debemos accionarla apartando las distracciones, debemos correr hacia donde Jesús está. Caminemos en santidad, hagamos de nuestro hogar un ambiente de oración, seamos generosos, dejemos de especular y salgamos al encuentro del Señor. El enemigo siempre va a tratar de confundirnos, de distraernos, de sacarnos del camino porque sabe que Jesús está ahí, pero aun en medio de la confusión hay una fe precisa. No le damos tregua al enemigo, nos transformamos como en franco tiradores sin errar, manteniendo nuestra fe.

Vemos que se trata de un centurión romano, no es un judío, no es un profeta, es un hombre que no sabe nada de Dios pero es claro en lo que cree. Si hay algo que nos debemos preguntar en este tiempo es: ¿por qué creemos lo que creemos y por qué hacemos lo que hacemos?, ¿por qué vamos a la iglesia, por qué nos cuesta orar? Parece que si nos hacemos esas preguntas nuestra fe se va a enfriar pero no es así, por el contrario, cuando somos objetivos con Dios nuestra fe crece.

La iglesia ha sido tan teñida de religión que tiene miedo porque piensa que hay un comité especial que investiga nuestras vidas. Se desprende de una idea de la religión, que la iglesia se construye a través del chisme y sabemos que todo eso es un espíritu de confusión, de mentira que daña a la iglesia. Una iglesia sana se nutre de la vida del Espíritu quien es el que se revela al corazón, cuando vamos a nuestro Padre que está en lo secreto. Las diferencias y las situaciones siempre van a existir pero cuando hay una fe precisa es como una bala que atraviesa, una espada de doble filo que rompe. Una fe precisa es la que no oculta nada, es la que refleja la verdad. Esa fe precisa es la que tuvo el centurión cuando dijo: solo di la palabra y mi siervo será sano. Una fe precisa no se enreda, no se angustia, no hace las jugadas más difíciles, sino que distribuye. Hace todo más rápido porque cuando nuestra fe está enfocada es más fácil ver a Cristo en el otro, en vez de ver sus errores.

Esa fe precisa despierta a Cristo, se desata la palabra, sostiene, levanta, modela, nutre, crece y la palabra se convierte en el milagro. No podemos quitar la presión pero si enfocar nuestra fe para que sea precisa, capture la palabra y la haga carne.

San Lucas 7:28 (NTV) Jesús expresa que Juan el Bautista es superior a muchos hombres porque es el que preparó el camino. Juan está preso y preocupado, no porque le iban a cortar la cabeza, sino manda a los discípulos para que le pregunten a Jesús si era el Mesías que todos esperan, necesitaba saber eso antes de morir. Cuando los discípulos se encuentran con Jesús él les da paz diciéndoles que vayan a Juan y le transmitan que los oprimidos son liberados, que los enfermos son sanados, que las buenas noticias están siendo predicadas. De esta forma les confirma a los discípulos que no existe otro hombre más grande en la tierra que Juan el Bautista y que en el reino de los cielos aun el hombre más pequeño es igual a Juan.

La actitud de Juan habla de una ENTREGA ABSOLUTA, Jesús reconoce su entrega en su momento de debilidad. Podemos ver como el patrón se repite, el centurión envía a sus soldados y Juan envía a los discípulos, ambos no se quedan quietos, ni estancados a ver lo que pasa, accionan con lo que tienen a la mano. Tenemos que accionar de la misma manera si estamos dudando de nosotros mismos, o no sabemos cómo seguir, preguntémosle a Dios, dejemos de argumentarnos lo que nos parece y escuchemos a Dios. Juan duda y consulta, tiene una relación con Dios, se sienta, pregunta, no deja que la duda lo invada, ante la duda él cree.

Una entrega absoluta es dar el paso sabiendo que lo que vamos hacer nos garantiza el resultado, es dar un paso sobre la palabra que Dios nos dio, es dar un paso sobre lo que nos parece imposible, es creer, es celebrar esas pequeñas victorias en santidad. Por eso Jesús exalta a Juan porque dudando creyó, porque en la debilidad elige preguntar, se nutre a pesar de lo que está sucediendo, el poder de la entrega en el reino de los cielos es una entrega absoluta.

El principio de la fe es estar expuesto a la duda, el miedo es fe puesta en las mentiras del diablo pero la duda nos direcciona hacia Dios. Por eso Juan pregunta si era realmente Jesús, pero con la respuesta que le envió con sus mensajeros no le quedó ninguna duda, el sacrificio de la vida de Juan iba hacer que el reino se siga extendiendo.

Una persona que se entrega absolutamente a Cristo pertenece a su naturaleza por eso lo hace parte del reino de los cielos.

San Lucas 7:50 (NTV) Jesús le remarca a la mujer que su fe la ha salvado. La fe no es la capacidad de creer, sino que es Jesús mismo. Si decimos que creemos en él pero no lo vivimos, no hay entrega, no tiene sentido. Muchos creen en Dios, muchos ponen su fe en cosas, pero fe no es creer en cosas materiales, fe es Jesús. En esta historia nos muestra cómo Jesús va a la casa de Simón, quien era hombre entendido en la palabra, se sienta a su mesa y en medio de la reunión una  mujer irrumpe postrándose a los pies de Jesús rompiendo un frasco de alabastro. Simón se sorprende advirtiendo a Jesús la clase de mujer que estaba adorándole, pero el maestro le hace ver que cuándo llego a su casa él no hizo nada de lo que la mujer estaba haciendo, no le besó, no le lavó los pies. Jesús se compadece de Simón mostrándole que ese momento de intimidad que la mujer estaba viviendo se lo había preparado para él, eligiendo su casa entre todas las casas, pero no supo reconocer que el maestro estaba sentado a su mesa. Sin embargo la mujer aunque no estaba invitada, ni era parte de la mesa tuvo un OFENSIVA ADORACIÓN.

Esta mujer acciona de la misma forma que el centurión y Juan. Se arroja a los pies recibiendo su perdón, no busca un milagro, no está enferma, sino que su pasado la condena por eso busca el perdón de sus pecados. Los que están a la mesa cuestionan lo que hace Jesús, pero el maestro había ido a esa mesa para perdonar los pecados de Simón, para traer libertad a su vida, pero este hombre no lo ve.

Pero esa ofensiva adoración hace que el reino de los cielos se establezca y que los pecados sean perdonados. Simón no entendió el momento que se estaba viviendo en su casa porque de otra forma hubiese accionado como la mujer y lanzado a los pies de Jesús también. Así muchas veces nos acostumbramos tanto a lo que tenemos que reclamamos a Dios las respuestas a nuestras peticiones y hacemos todo por costumbre, siendo que Jesús está sentado a nuestra mesa esperando tener esa relación de adoración con Él.

Nacimos en el fuego del primer amor y nos vamos a morir en ese fuego. ¿En qué momento lo perdimos? Esa fe ofensiva está dentro de nosotros pero la callamos. Esa fe precisa, esa entrega absoluta y esa adoración ofensiva está en nosotros solo debemos dejar que el Espíritu Santo rompa el cascarón y saque lo que está dentro.

“Hay personas que producen algo en el corazón de Dios, que entran en una lista especial y no es por sus capacidades o su infalibilidad, sino porque han desarrollado una fe precisa. Tienen una entrega absoluta, están apasionados por Jesús, viven una ofensiva adoración, buscan el lugar, el espacio para estar con Él. Si lo tienen sentado a su mesa lo honran y lo bendicen. Todo esto está en nuestra naturaleza solo debemos sacarlo hacia afuera, que no nos importe nada más, solo hacer la voluntad de Dios. Debemos ser parte del equipo que convoca Jesús. ¿Cuál es el resultado? Que la palabra se suelte y ocurra  el milagro, morir para que Cristo crezca produciendo así una relación tan íntima, un encuentro tan profundo que nuestra fe sea elevada a un nuevo nivel para que el reino de los cielos sea extendido.”

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