Un corazón leal

“No hay restauración, sin antes un
profundo arrepentimiento.
No hay cura, sin antes
exponer la herida.
No se puede ser lleno sin estar vacío.”

-Epígrafe por Yamila A.

Somos una generación profética porque el Espíritu Santo está sobre nosotros. Estamos leyendo el libro profético de Joel vamos abordar algunas partes y su contexto.

Pecado (castigo de Dios) Llamado al arrepentimiento (capitulo 1 y 2:1-11) habla del pecado del pueblo y el castigo de Dios por sus pecados, él los llama a un arrepentimiento para que vuelvan a su origen, a lo que Dios los llamó.

Avivamiento  arrepentimiento (Joel 2:12-17) –  Dios provee, restituye (Joel 2:18-27)  Avivamiento en la familia de la iglesia y las naciones. Dios los estaba llamando al arrepentimiento para que haya una respuesta de Dios, quien restituye, levanta, abraza para que venga la recompensa y el fuego del Espíritu Santo.

Señales intensas  Armagedón (Joel 2:30-31; 3:1-17) 

El libro de Joel tiene una estructura y dentro de ella podemos encontrar estos tres aspectos, el pecado del pueblo a partir del cual tuvo que venir el arrepentimiento y luego el renuevo, restitución y avivamiento de parte de Dios.

Joel 2:28-32 – textos complementarios San Mateo 24:29-30, Hechos 1:5, Hechos 2:14-21.

Nos preguntamos entonces: ¿Ya se derramó el Espíritu Santo? Creemos que sí. Entonces ¿qué quiso decir Pedro con la frase “ya se cumplió lo que dijo el profeta Joel allí en esos días”? El derramamiento se produjo en ese momento pero sigue sucediendo en aumento hasta nuestros días. Todo lo que ha sucedido en la historia es parte del mismo hilo conductor, el derramamiento del Espíritu Santo fue hace más de dos mil años pero hoy seguimos siendo parte como iglesia de este movimiento tan intenso del poder de Dios.

El avivamiento que viene es mayor, no lo vimos antes, no lo imaginamos porque lo que Dios trae es incomparable, solo Él lo tiene guardado en su corazón, esto sucederá antes de que Jesucristo venga a reinar, por eso debemos esperar con un corazón expectante. El Espíritu Santo es el encargado de abrirle la puerta al Señor para que se manifieste sobre la tierra, ese es el avivamiento que nos espera.

Como iglesia estamos armando las bases para lo que se va a depositar, lo que viene es mayor a lo que ya hemos visto.

Restauración plena  (Joel 3:18-21) – Dios vendrá a levantar a su pueblo.

Quizás muchas veces vimos repetidamente este ciclo de pecado, arrepentimiento, restauración y avivamiento en la Biblia, en el pueblo de Israel pero también en nuestras vidas porque seguimos fallando, más allá de que Cristo nos perfecciona cada día. En el libro de Joel nos habla del avivamiento antes de las señales del fin y de la venida del Señor. Hoy es el tiempo de la palabra que nos habla el libro: del derramamiento del Espíritu Santo, estamos muy cerca del cumplimiento, este derramamiento será sin precedentes.

El día del Señor será grande y temible porque juzgará a las naciones de la tierra pero para sus hijos vendrá con un galardón, los muertos en Cristo resucitarán y cada uno de sus hijos seremos levantados para habitar junto al Señor, pero antes debe venir el Espíritu Santo a llenarnos de su gloria.

Llamado al arrepentimiento – no podemos llegar a recibir el derramamiento de su Espíritu si no existe el arrepentimiento, si no entregamos todo lo que a Dios no le agrada, si no tenemos un corazón leal hacia Él.

Alguien fiel es aquella persona que no engaña, alguien leal es quien no permite un pensamiento negativo, es integro.

“Debemos volvernos al Señor, no hay otra revelación más grande, no hay otro mensaje más contundente hoy que arrepentirnos de todo corazón. Todos nosotros debemos quebrar nuestro corazón delante de Dios porque él restituye, hace todo nuevo, nos levanta, nos restaura y nos llena de su Espíritu Santo. El amor perfecto de Cristo nos hace nuevos, puros, santos, él espera a su novia, a su amada para encontrarse en su perfección. Quitemos de nosotros toda infidelidad, toda deslealtad y aferrémonos a su corazón, seamos fieles a lo que Dios nos ha hablado, fuimos llamados al arrepentimiento para ser leales al Señor quien nos ama con amor inagotable y perfecto.”

 

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