Vamos adelante
3/04/22
“Yo quiero poder verte.
aun en medio de lo natural,
caminado aún en medio de incertidumbres,
rodeada de lo terrenal,
tan fugaz, tan volátil.
Yo quiero aprender a encontrarte,
quiero ser capaz de verte,
de contemplarte”.Escrito por Yamila Arce
En 1º Reyes 18:46 hay una interesante historia que tiene como protagonista al profeta Elías y vemos aquí como Dios trae una imagen de lo que quiere para la iglesia en este tiempo: necesitamos que el poder del Señor venga sobre nosotros y en esa fuerza correr delante de los reyes para llegar antes.
¿Qué es correr adelante y qué nos pide Dios en este tiempo? Vivimos uno de los momentos más complejos a raíz de la pandemia, nada de lo que pase cambia la realidad, solo las cosas cambiarán cuando venga un gran avivamiento, el cual Dios está gestando. Hay muchos lugares que ya lo están viviendo pero se hará mucho mayor.
En el pasaje vemos cómo Dios le dice al profeta Elías que ciña sus lomos, que se ajuste el cinturón, es decir, Dios le pide que se prepare porque el Espíritu Santo vendrá sobre su vida para darle la fuerza necesaria para correr delante. El rey Acab fue uno de los reyes más perversos de ese momento y junto a su esposa Jezabel hicieron desastres en ese momento de gobierno, fue uno de los más nefastos, maldijo todo el norte de Israel de una manera notable, lo cual trajo muy malas consecuencias para la zona sur de Israel. Por eso Dios envía a Elías a que corra delante de él.
Dios en este tiempo nos pide lo mismo, no podemos ser una iglesia que está esperando a ver qué hacen los países del mundo, sino que debemos correr adelante. No podemos tener la misma agenda que tiene el resto del mundo, esperando que cambien los gobiernos, poniendo la esperanza en el ministro de economía o que no falle el sistema, el Espíritu Santo nos pide hoy que corramos adelante.
Que más allá de lo que pase en el entorno podamos movernos con la fuerza del Espíritu para entender cuál es la agenda de Dios.
La iglesia fue diseñada para un rol profético y los profetas corren delante de los reyes; esto es lo que Elías tuvo que aprender. Si no nos preparamos, si no nos ajustamos el cinturón para cuando venga la fuerza del Espíritu Santo vamos a quedar desnudos cuando queramos correr.
Los cambios los provocaremos nosotros, no una ideología o una filosofía, sino una iglesia que corra adelante. Estamos en un mundo volátil que cambia muy rápido, hoy hay un gobierno y mañana puede haber otro. Ser volátil está relacionado con no tener el control de nada, no se puede describir lo que viene en un futuro pues es incierto, hoy no le creemos a nadie, la incertidumbre se ha instalado. Los escenarios son difíciles de poder interpretar, necesitamos herramientas para descifrarlos, cuando los escenarios se vuelven complejos de definir genera confusión que es la incapacidad de articular algo, de ponerle nombre, identidad, de saber para qué está ahí y cómo debo usarlo.
Hoy el doble discurso es algo tan popular que se ha hecho costumbre en todos los ámbitos, no hay valores, hay más virtud hoy en cambiar a tiempo que mantener la integridad. Este es el mundo en el cual nos toca caminar y si nosotros no podemos correr con la fuerza del Espíritu Santo y no nos preparamos vamos a quedar atrapados en el barro de la incertidumbre, con nada en la mano y sin saber qué hacer.
1º Reyes 18:41-46 El versículo 41 dice que Elías le dijo a Acab que vaya a comer y a beber porque ya se oía el ruido de un torrentoso aguacero, no había señal de esto, sino que Elías lo escucha antes, discierne, puede oir lo que Dios quiere hacer para bendecir a la nación. Tiene una dirección la cual no le viene del entorno, del contexto, de los planes que tiene Acab, sino que viene del Espíritu Santo. Necesitamos desarrollar una percepción y una capacidad de discernir lo espiritual de manera mayor de la que tenemos en este tiempo.
Debemos desarrollar la habilidad de escuchar la voz de Dios, de tener oídos para escuchar lo que el Espíritu Santo le dice a la iglesia.
Pidámosle a Dios que destape nuestros oídos, que rompa los bloqueos mentales, nos saque del barro de la incertidumbre donde quedamos empantanados para poder escuchar su voz.
El mundo perdió las referencias morales, espirituales, políticas, financieras, no hay liderazgos sólidos, la cultura ha cambiado, lo que antes estaba mal ahora es honroso hacerlo, pero para los hijos de Dios las referencias sólidas están en la voz de Dios. Creemos que es verdad lo que está en la Palabra, pero también entendemos que hay una voz de Dios para este tiempo que debemos aprender a escuchar, debemos darle la suficiente autoridad para que se convierta en una referencia sólida, debemos responder a lo que Dios dice porque si no nos quedaremos comprando el discurso de este sistema que solo nos dará especulaciones.
La verdad de Dios está por encima de todas estas situaciones, Dios nos llama a recibir su orientación y a caminar con esa dirección espiritual, respetando lo que el otro elige o no, nosotros no podemos hacer dogmas rígidos en cosas que son inciertas, nos guiamos por la voz del Espíritu Santo. Cuando Dios creó al hombre lo hizo del polvo de la tierra y el hombre vivió cuando Dios le impartió de su Espíritu, está hecho a su imagen por eso a diferencia de los animales tenemos conciencia y el don de la palabra. Ningún animal tiene la dignidad de un ser humano, el instinto del animal lo lleva a cumplir un rol dentro del ecosistema. El ser humano cuando se deja domesticar por el sistema y la religión deja de escuchar la voz de Dios quedándose atrapado y olvidándose quién es.
Necesitamos escuchar la voz del Espíritu Santo, tener discernimiento espiritual para este tiempo y entender cómo el plano celestial se articula con el terrenal.
De esta forma vamos a ver lo que está haciendo Dios, qué espera de nosotros y así cumplir el rol profético que debemos llevar adelante hoy. Somos una iglesia dinamizada por el Espíritu Santo, Jesús dijo: el Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha enviado a proclamar las buenas nuevas, no solo somos una institución, sino que somos personas que tenemos una palabra de Dios, nos levantamos sin miedo, aprendiendo a escuchar la voz del Espíritu Santo, sin revelación nos perderemos en el camino yendo por la vida con resentimiento. No es lo mismo caminar con la muleta de la religión que tener la revelación como Elías para caminar delante de reyes.
Acab había corrompido tanto a la nación junto a Jezabel, que los cielos se cerraron y no llovía hace tres años y medio en el lugar. 1º Reyes 18:31-38 Elías prepara esta confrontación para que el pueblo sepa que el motivo por el cual se cerraron los cielos: es por la adoración que tenían hacia Baal, pero Dios quería abrir los cielos para enviar una gran lluvia. Elías busca doce baldes de agua, doce piedras para preparar un altar para bendecir a la nación. Tenemos que aprender que los altares que levantamos no son para puro deleite personal, sino que son para bendecir a más personas. El fuego lo quema todo pero el agua Dios se la toma deleitando su corazón. Después de que Dios bebe el agua y Elías ora en el Carmelo se desata una lluvia torrencial sobre la nación. Hay cosas que escasean en nuestro país, la corrupción es estructural, cada lugar que tocamos algo está corrompido, pero nuestra integridad, cada pequeño acto que hacemos, no olvidándonos de quiénes somos y manteniéndonos en integridad es una ofrenda sobre nuestra nación.
Cuando actuamos con excelencia e integridad, cada acto de amor que hacemos abrazando al que se siente solo son ofrendas que Dios bebe, toma, es un lenguaje que entiende el Espíritu Santo.
Cada vez que traemos una ofrenda para Dios más allá de la escasez, de la necesidad, cuanto menos tenemos y más damos ahí es donde Dios nos escanea el corazón. La ofrenda es un acto espiritual, el diezmo es un principio espiritual que nos hace sabios, muchas veces quizás hemos ofrendado con la muleta de la religión pero hoy el Espíritu Santo nos da discernimiento para que con sabiduría y entendimiento espiritual podamos ofrendar para que los cielos se abran sobre nuestra casa, nuestra iglesia y nación.
Elías escucha que se acerca el aguacero y sube al monte a orar con su criado, mientras Acab comía él subió para dar a luz a los propósitos de Dios. Elías sube, se inclina y se arrodilla delante de Dios, envía a su criado siete veces para ver si llueve hasta que se da cuenta que la nube como una mano que ve el criado era la respuesta de parte de Dios.
No desmayemos y sigamos orando aunque no veamos nada porque Dios cumple cada propósito.
(Habacuc 3:17-19) La iglesia es generadora de propósitos, de esperanza, inspiramos a los demás, hablamos lo que el cielo habla, somos una iglesia que declara proféticamente, lideramos en la crisis, vamos adelante y llegamos antes.
“Declaramos cielos abiertos sobre nuestra casa, aprendemos a obedecer la voz de Dios, comenzamos a discernir lo que el Espíritu Santo nos está hablando. Abrimos nuestros ojos para que podamos ver la dinámica del Espíritu, nos preparamos para correr delante de los reyes. Puede ser que los pronósticos financieros no sean alentadores pero la palabra nos menciona: dile al justo que le irá bien y disfrutara del esfuerzo de sus manos. No le tememos a los periodos de escasez, pues Dios los usa para entrenarnos, nos afirmamos en nuestra fe para que no falte y nos preparamos para discernir en qué parte encastra eso en lo que Dios quiere hacer con nosotros.”