VIviendo por la fe
11 de septiembre de 2022
“Dios tiene la capacidad de responder todas nuestras preguntas”.
-Maximiliano Gianfelici
Parte de la palabra que recibíamos este año es enfocarnos en la belleza de Jesús, no solo como algo romántico para enamorar nuestros sentimientos, sino que realmente entender la belleza en la plenitud de Jesús. Se nos revela un Jesús hermoso, glorioso, eterno, que gobierna en todo y sobre todos. Adoramos la belleza de Jesús con nuestro entendimiento, con la música, con lo que vivimos, quizás por mucho tiempo hemos mirado solo sus heridas y los beneficios que hemos obtenido por esas heridas. Por mucho tiempo solo lo hemos visto en la cruz o haciendo milagros, pero hoy vemos otro aspecto de su belleza: sentado en el trono gobernando y reinando para que pronto venga por nosotros.
Al descubrir esa belleza, eso nos impulsa a vivir en santidad, no podemos callar la voz que viene como estruendo de muchas aguas, no podemos vivir sin pasión, sin una relación con Dios, cuando el que nos viene a buscar arde de amor. Cuando podemos ver a quién se nos revela nuestra vida cambia, nuestra vida de fe, nuestra forma de caminar en él, nuestras debilidades desparecen pues son consumidas por esa belleza. Cuando estamos enamorados no queremos fallarle a la persona que amamos, eso hace que todo no sea una religión, sino que sea la construcción de una relación permanente con él.
Habacuc, como dijimos, significa abrazo ardiente y es uno de los pocos profetas que se animó a preguntarle a Dios ¿Por qué? A Dios se le pregunta todo porque es Dios, pues sufre, llora, camina y vive con nosotros, no hay preguntas más o menos difíciles o menos incómodas, además, él conoce nuestro corazón así que sabe de qué va teñida nuestra pregunta. Pero Habacuc está en el último momento del pueblo de Judá, el pueblo de Dios estaba formado por doce tribus, que en un momento se dividen en diez tribus al norte y dos tribus al sur. Las diez tribus del norte se equivocan, por lo tanto son llevados cautivos y las otras dos tribus la de Judá y Benjamín al sur preserva su identidad como nación, pero empiezan a vivir en pecado, como Dios no puede vivir con un pueblo de esa manera deberían atenerse a las consecuencias de sus faltas.
A Dios se le pregunta todo.
Habacuc ve lo que se avecina para el pueblo y Dios ya le había advertido que vendrían los babilonios para que él los pueda conducir a su propósito. Dios no solo representaría lo que pasaría con ellos, sino que trazaría un mapa en la eternidad de lo que el pueblo viviría.
Habacuc 2:1-20 (NTV) Aquí se describe lo que sucede con nosotros en medio de un sistema perverso, el pueblo de Israel estaba siendo juzgado de acuerdo a la luz que tenía, ellos habían pecado y sabían que las consecuencias llegarían, pero Dios permite que Babilonia se levante para que en medio de ese sistema su pueblo no se pierda. El capítulo dos describe el carácter de Babilonia, que es una nación que representa el dominio del mal sobre la tierra, además, escribe el poder de gobierno político que manipula y que se establece para someter a la gente. Podemos encontrar cinco ayes los cuales están distribuidos en este capítulo, los dos primeros hablan de una nación que crece con corrupción poniéndose en un lugar de poder sometiendo a los demás. Para nosotros no tiene que ver con cuestiones políticas, sino con actos de justicia, retribuimos con amor, con servicio al otro.
Babilonia no es solo la historia de una nación que oprimió a los judíos en el año 562 A.C, sino que es un sistema que se ha replicado una y otra vez, que cambia de tiranos, de tiempos, de edades, de colores políticos, orientaciones e ideologías pero que es un sistema perverso ideado por el enemigo que tiene como objetivo oprimir y destruir. La característica común es la corrupción que maldice la tierra, los pueblos y nosotros tenemos que caminar en medio de todo esto. Todo esto paso en el Imperio Romano, con los griegos, en la época de la dictadura y también en la época de la democracia porque el sistema de gobierno de los hombres es falible y detrás de todo, esto se reproduce, va en aumento hasta que el Rey de Gloria venga a reinar y vivamos con él por siempre y para siempre.
En medio de este sistema buscamos entrar, penetrarlo y llevar refugio. El otro ay tiene que ver con un liderazgo que permite todo, así era la vida de Babilonia llena de promiscuidad, inmoralidad, pecado pervirtiendo todo lo que es santo. Detrás de todo lo que nos seduce a pecar esta el sistema que busca hacernos caer, no se trata de conspiraciones, sino que está claro lo que el espíritu de este sistema hace, pero sabemos que más claro es lo que Dios está haciendo. No podemos embriagarnos con el vino de este sistema, el Señor tiene un vino nuevo para nosotros.
El siguiente ay que describe este sistema perverso es la idolatría, se hacen oraciones a dioses que no hablan ni escuchan. Antes se idolatraban cosas de madera hoy se idolatran ideas, conceptos, quienes se convierten un dios, vemos chicos perdidos en ideologías raras por las que están dispuestos a entregar sus vidas, por personas que escriben libros, que desatan conceptos, todas estas ideologías han producido depresión y muertes a raíz de toda las ideologías. A este sistema no le importa la vida de la gente entonces todos los que quedan como víctimas de esta situación quedan aislados y rotos, por eso la iglesia se levanta para sostenerlos.
El último ay es la violencia, Babilonia opera por la violencia, la cual produce muerte. La violencia que sufren los niños en las escuelas a través del bullying, en las canchas de futbol, en las calles porque la necesidad oprime y todo esto lo vemos diariamente en la sociedad. Son cinco características tan claras, todo esto pasa desde que Habacuc profetizó hasta ahora, el profeta nos explica que los orgullosos van a entender que el sistema opera así pero en su orgullo caerán con este sistema, pero los justos se levantaran viviendo por fe.
Habacuc 2:3b-4 La versión griega dice: “aunque la visión se demora, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas vendrá y no se demorará. No me complaceré con nadie que se aleje, pero el justo vivirá por mi fe”. A Habacuc se le revela que será un proceso, que vendrán temporadas, habla de la fe de Dios y ¿es que Dios tiene fe? No, entendemos que Dios es fe.
Romanos 1:17 Martin Lutero menciono este versículo en una época difícil, entendiendo que no podemos llegar a cumplir nuestro propósito en medio de un sistema perverso, en esa época la gente pagaba por el perdón de sus pecados, la iglesia estaba tan contaminada que la Biblia solo la leían los ministros, en medio de todo eso Lutero entendió que todo era por medio de la fe y de eso habló.
Gálatas 3:11 este versículo vuelve a remarcar que es por la fe, podemos asistir a la iglesia, leer la Biblia teniendo conocimiento de la letra y saber muchas cosas pero lo que nos mantiene en vida es la fe, que es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Después en Hebreos se describe qué es la fe y nos cuenta cómo la vida de Cristo se revela a lo largo de toda la historia de la Biblia, nos habla de Sansón, de Noé, de Abraham, de los que están y los que vendrán, pero en realidad la fe es Jesús.
Lo que nos mantiene en vida es la fe.
Para nosotros la fe es la relación con Cristo Jesús, ese es nuestro dogma, fe es la certeza de lo que esperamos y la convicción de aquello que vive dentro nuestro que es Jesús. Fe no es la excepción a la regla, fe es la regla, no podemos vivir sin fe porque no agradamos a Dios. Podemos maquillarlo como religión o con una pantomima, pero la fe se trata de una relación plena con Jesús, en nuestra debilidad cuando los momentos se ponen difíciles, cuando las cosas no funcionan, el justo vive, respira y camina en fe.
No se trata de que todo esté más que bien, se puede tener un buen o mal día pero lo que nos sostiene es la relación con el objeto de su fe que es Cristo Jesús. Muchas veces le hemos dado importancia a cosas y le hemos quitado la sobrenaturalidad a esto, Dios es sobrenatural y los milagros ocurren todos los días. ¿Cómo Jesús hizo los milagros cuando estuvo en la tierra? Jesús no hizo nada de lo que no esté haciendo todo el tiempo, por ejemplo convertir el agua en vino, fue extraordinario. En todas las temporadas desde que el mundo es mundo Dios transforma el agua en vino, el agua cae en la tierra sobre la planta que es la vid la cual absorbe el agua y sus nutrientes transformándose en el fruto que luego al exprimirlo produce el vino. Cuando Jesús transforma el agua en vino lo único que hizo fue acelerar el proceso, hizo lo que hace todos los días. Nos sorprendemos con los milagros de sanidad, pero no nos damos cuenta que Dios nos creó para sanar, los médicos no nos sanan, sino que ayudan en el proceso porque el cuerpo tiene la capacidad de recuperarse solo, fue diseñado para ello. Por eso cuando Jesús le escupe y le pone barro en los ojos al ciego solo acelera el proceso, establece lo sobrenatural, repara lo que está roto, pero no hace otra cosa que lo que hace todos los días.
Nos gusta recordar la multiplicación de los panes y los peces pero desde que se estableció la ley de la siembra y la cosecha esto ocurre todos los años cuando la cebada y el trigo crecen. Dios bendice con sol, con lluvia aun sobre un mundo malvado para que la semilla pueda ser molida y se pueda realizar el pan. Todos los años sobre los océanos los peces se reproducen, aunque la pesca indiscriminada haga horrores, aunque los seguimos contaminando, la bondad y misericordia de Dios nos acompaña, nos asombramos porque Dios con cinco panes y dos peces le dio de comer a quince mil personas, pero todos los días esta alimentado a ocho mil millones de personas.
La fe no es simplemente la pasión puesta en la excepción de la regla, la fe es vivir con plena conciencia de que todos los días Dios está haciendo milagros. Por eso en medio de un sistema perverso los justos viven por la fe y tienen a donde alimentarla, Habacuc dice me voy a sentar en los muros y a esperar, termina en el último versículo diciendo el Señor está en su templo, lo que él declara será hecho, hay un poder especial en la congregación, el ser parte de la familia de la fe pues el Señor habita en su templo.
La fe es vivir con plena conciencia de que todos los días Dios está haciendo milagros.
Todos los días Dios hace un milagro y en medio de este caos hay un versículo que resalta y declara: “Toda la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios así como las aguas cubren el mar”. Dios dice que en medio de este sistema va haber personas que vivan por fe y que llenen todo de la gloria de Dios en el lugar de trabajo, en la sociedad, en las familias, en la lucha de todos los días el conocimiento de la gloria de Dios se revela en aquellos que viven y caminan por fe. Aun en medio de la corrupción, de la idolatría, de la violencia, de la inmoralidad hay un pueblo que camina y que vive por fe con la conciencia permanente que no solo ve los milagros cuando cosas extraordinarias suceden, sino que viven una vida extraordinaria todos los días.
Dios se muestra todo el tiempo, vivimos una vida de plenitud donde sabemos que cada día está haciendo el milagro.
Es extraordinario que el Dios de ojos de fuego nos haya elegido, que aquel que se reviste de santidad acepte estos trapos de inmundicia, es maravilloso, que nos dé dignidad, nos sostenga, nos levante dándonos una vida en la tierra donde pueda caminar en medio de este sistema. Por eso cada vez que nos levantamos para criticar, enojarnos, para hablar de la corrupción perdemos el tiempo, Habacuc entendió que su queja debía llegar directo a Dios para que responda que no solo le mostraría lo que iba hacer, sino que le revelaría todos los días hasta que llegue a reinar por siempre y para siempre. En el medio estamos nosotros caminando por fe llevando la gloria del Señor a todo ámbito y donde su gloria llega todo lo transforma, el desierto vuelve a reverdecer, la gracia del Señor hace que podamos ser restaurados en el vivir la vida cotidiana. Cuando perdemos la perspectiva de esto nos enamoramos de cosas que no son de Dios, de este sistema, de la religión, de luces, de lo que hacemos más de lo que somos y nos perdemos.
“Este sistema nos quita muchas cosas pero el justo vive por la fe y esto no quiere decir que mañana será un gran día, o que mañana estará mejor el panorama, o que todo cambie, no nos movemos con promesas que no se cumplen, sino que nuestra fe es en el hoy, en el ahora, en el presente. Dios no nos ha fallado, en el pasado él entregó a su hijo para que por medio de su sacrificio seamos redimidos, en el pasado Dios nos levantó, cuando estábamos lejos escapándonos de sus brazos de amor, aun así nos atrajo. En el pasado él ha sido fiel, en lo más simple, en lo más sencillo, en el presente nos encuentra parados en Cristo Jesús y en el futuro nos espera la más grande victoria”.