Amigos del fuego

18 de febrero de 2024

Tenemos una palabra profética para este año que es “Somos Iglesia” somos el cuerpo de Jesús. En el libro de Efesios nos dice que Jesús tomó toda la autoridad y la puso bajo los pies de su cuerpo que es la iglesia. El cuerpo de Cristo, la vida sana en el Espíritu tiene como destino crecer, desarrollarse y alcanzar en una nueva medida de fe. En este mes estamos leyendo el evangelio de San Mateo, necesitamos como iglesia ser entendidos en los tiempos y para eso debemos escuchar la voz de Dios que se encuentra en la lectura íntima y personal de su palabra, nada reemplaza a esto, es nuestra hoja de ruta.

El evangelio de San Mateo habla de crecimiento porque muestra a Jesús como el hijo del hombre, no como el Dios intocable e inalcanzable, sino que habla del verbo hecho carne, del hijo del hombre tangible produciendo milagros.

San Mateo 11:1-19 (NTV)

Leemos en el último versículo <Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por medio de los resultados> esta última frase es la materialización de la palabra profética cumplida. La sabiduría no se puede explicar, no se puede transmitir, la sabiduría se demuestra por medio de los resultados, pero ¿qué quiere decir Jesús con este punto? Esta explicando el cumplimiento de una profecía. El profeta Malaquías había hablado que previo a la llegada del Mesías vendría un mensajero que prepararía el camino para ese Mesías y las características de ese mensajero serían las características de Elías.

Lo que Jesús les está diciendo es ¿ustedes se preguntan si Juan el Bautista es o no ese mensajero? Les asegura que sí, que Juan el Bautista es el Elías que vino a preparar el camino en su primera venida. Jesús les dice: <ustedes no están conformes porque Juan el Bautista es un hombre apartado de todo, un hombre que ayuna pero que no lo aceptan. Y a mí que me siento a comer con la gente, que comparto con las personas sencillas y tampoco les gusta, pero saben que, les guste o  no, la sabiduría se demuestra que está en lo cierto por los resultados y los resultados dicen que la palabra profética es verdad porque se está cumpliendo en este momento.>

La palabra profética es importante porque marca el rumbo, muestra y señala el camino. Y la sabiduría hace que aquellos que recibimos la profecía caminemos por el camino correcto y obtengamos los resultados cumpliéndose así la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta.

Por eso este año debemos preguntarnos ¿Qué parte tenemos en la palabra profética?

Hay una parte que nos toca, somos la iglesia de lo último de la tierra, no somos un punto más en un mapa, no somos una parte opción religiosa más, somos un eslabón en la palabra cumplida de Dios. Por eso Jesús en ese momento está diciendo que miren a Juan, él es mi primo, Juan estaba preso en ese momento y se pregunta si Jesús era el que había de venir. Entonces Jesús manda a decirle a Juan que milagros están ocurriendo y que hay señales, pero mientras los mensajeros se estaban yendo Jesús dice que no había otro hombre como su primo. Le pregunta a la gente

¿A quién habían ido a escuchar al desierto: a una persona elocuente, a un príncipe? Claro que no, porque esa gente está en los palacios, pero Juan era la voz que clamaba en el desierto y confiesa que a partir de ese momento, hasta el más pequeño será como Juan, pues es el Elías que habría de venir.

La profecía no concluye con el cumplimiento inmediato, sino que llega hasta el fin de los tiempos, por eso para leer Apocalipsis debemos leer Génesis son como escalones por donde vamos caminando, nada termina en nosotros ni comienza en nosotros. Cuando hacemos culto de nosotros mismos, nos olvidamos que apenas somos un eslabón en el propósito de Dios, pues de Él es la gracia, la visión y la provisión. En el primer momento de la profecía, en un sistema caótico, Dios tiene que levantar a un Elías que es la referencia de lo que va a preparar el camino para Jesús.

Tanto Elías como Juan el Bautista fueron dotados de un temperamento, capacidad y corazón especial porque serían los precursores que prepararon el camino para Jesús, quien más adelante dio  su vida en la cruz para luego resucitar, sentarse a la diestra del Padre y pronto regresar. Ese Jesús que va a regresar también va a contar con una generación que le va a preceder, y esta generación  que le va a preceder, dijo Jesús, que serían mucho más importantes, porque desde la llegada de Juan el Bautista hasta la fecha el reino de los cielos ha sufrido violencia y los violentos son los que lo arrebatan. Jesús dice que vendría otra vez para reinar con su pueblo pero previo a eso ya no se levantaría un Elías, ni un Juan el Bautista, sino que se levantaría una iglesia con las características de ambos.

No somos cualquier iglesia, somos la iglesia de lo último de la tierra llamada a preparar el camino para el regreso de Jesús.

Tenemos las características como amigos del fuego, las cuales ya  están dentro nuestro pero que quizás no las estamos viviendo porque las desconocemos, pues no entendemos en la trama profética en la que nos hemos planteado y terminamos viviendo para nosotros mismos despreciando la misión que Dios ha puesto en nuestros corazones: preparar su camino.

Algunas de las características que va a cumplir la iglesia que va a ver a Jesús regresar son las siguientes:

Una iglesia que demuestra osadía en un contexto de corrupción: Elías predicó en medio del juicio del pueblo de Dios, (1º de Reyes 19) Acab era un inepto, Jezabel era un demonio, la nación estaba sometida en la idolatría llena de pobreza, de escasez haciendo alianzas con otras naciones, no teniendo para comer porque la corrupción los había alcanzado, no solo económica sino que moral y espiritual. Elías predicó en ese contexto. Cuando Juan el Bautista predica el que gobernaba era Herodes, un personaje nefasto, una representación diabólica en esa región. Por eso Elías y Juan el Bautista tienen algo en común, tienen osadía. Entendemos que valentía tiene que ver con conocer el desafío, tener miedo pero poder enfrentarlo para cumplir lo que vamos hacer. La osadía es asumir el costo y avanzar con alegría, es el placer de desafiar los límites que el sistema nos impone.

Somos una generación que no podemos ser un número, no podemos aceptar las cosas porque son así, no podemos tomar las premisas culturales que se nos imponen. Nuestras vidas han sido equipadas no con un espíritu de cobardía sino con un espíritu de poder, de amor y dominio propio.

No hacemos de la corrupción un altar en el que nos quejamos y le hacemos pleitesía, ¡claro que no! Tenemos osadía. Declaramos que vamos a salir adelante, vamos a vivir en santidad, vamos a guardarnos hasta el matrimonio, vamos a honrar y a valorar a nuestra familia. Todos los días nos toca pelear con el pecado, entendemos que la paga del pecado es muerte, no lo podemos disfrazar ni esconder.

Somos una generación con un espíritu de osadía en contra del sistema corrupto.

Vulnerabilidad ante la debilidad: Juan está preso, se siente vulnerable, envía a sus discípulos para que consulten a Jesús si es el Mesías o deben esperar a otro. Juan está roto emocionalmente porque dedicó toda su vida a preparar el camino para Jesús pero ahora no está seguro que sea el Salvador. Elías lleno de temor y de estrés se esconde en una cueva y se quiere morir pero elige morir en la presencia de Dios, elige buscar en Dios las respuestas a todas sus emociones perturbadoras y rotas. Hoy la gente cuando se encuentra confundida se enoja con Dios, con la iglesia, con el pastor en vez de correr a la cueva para pedir que el Señor les ayude.

La característica de los que preparan el camino para el que viene es aprender a ser vulnerables frente a la debilidad. Entendemos que en medio de nuestra debilidad encontramos respuestas en Jesús.

No somos una generación de súper héroes. Fuimos capacitados con la oportunidad de ser vulnerables, no lanzarnos de cabeza en nuestra debilidad, sino reconocer nuestra vulnerabilidad para poder ser ayudados. Los tiempos que viviremos a lo largo de este año serán de tanta tensión que este será un secreto muy importante para salvar nuestras vidas, nuestros matrimonios y poder bendecir a otros, nos preguntaran: ¿Cómo hicimos? Nuestra respuesta será: aprendimos a ser vulnerables, a buscar en Dios, a aceptar consejo, a entender que no tenemos toda la razón, que no tenemos la última palabra sino que ser vulnerable.

Decidimos gastar nuestras vidas para servir a Cristo pero eso no nos hace débiles, sino que nos hace vulnerables para rendirnos ante Dios en el tiempo oportuno.

Juan el Bautista es vulnerable y Jesús lo honra diciendo que no ha habido otro hombre como él, lo defiende diciendo que él es Elías porque aprendió a ser vulnerable.

Una generación que está en confrontación directa con el sistema del momento: Juan el Bautista no tolera el pecado de Herodes. Elías se levanta en contra de la mediocridad espiritual del pueblo. No podemos permitir que el sistema de este mundo nos gobierne la vida, cultura, costumbre, religión que hemos cultivado por años y que nos ha secado completamente. Hay cosas que solo hacemos por tradición, hay cosas a las que tenemos nuestras vidas rendidas solo porque todos lo hacen así.

Tenemos que ser disruptivos, nuestros hijos necesitan crecer en el fuego del altar de su Presencia, tienen que entender que van a ser perseguidos por causa de su fe. Este año irán a la escuela y ser burlaran de ellos por creer en Jesús, deben estar listos para dar razón de su fe, deben estar listos para entender que este sistema no les puede gobernar la vida sino que ellos tienen que transformar los ambientes en donde están. La verdadera confrontación se da en nuestra casa, que es lo que vemos, que aceptamos, que toleramos, confrontamos al enemigo, pues este sistema quiere abortar el propósito que hay en nuestros hijos.

 

Necesitamos entender que la generación que le prepara el camino a Jesús estará en una confrontación directa con el sistema de este mundo.

Una generación que vera señales sobrenaturales de provisión, sanidad y un respaldo por medio del fuego del Espíritu Santo: Esto viene de la confrontación anterior, busquemos, adoremos pero también abramos nuestras bocas para predicar del Señor, Dios nos respaldará. Elías oraba y caía fuego, Juan el Bautista predicaba y el fuego del Espíritu caía y la gente se arrepentía. Las personas eran confrontadas, tenían convicción de pecado. El infierno ha sido sutil para seducir, para arruinar los propósitos, las vidas de aquellos jovencitos y jovencitas que caminaban con el Señor pero que seducidos por el pecado hoy están enterrados en la maldad. Pero el Espíritu Santo no será sutil para atraerlos de nuevo, el Espíritu Santo se levantara como un león que ruge gritando con fuerza para que el infierno suelte a esas personas para que vuelvan al Señor.

Nuestro Dios no es sutil, el infierno se presentó como una serpiente seductora para hacer caer a Eva, pero el cielo entregó al Cordero inmolado en la cruz del Calvario para remisión de nuestros pecados. Dios fue exagerado con nosotros, entregó la vida de su único hijo, el cielo supera por mucho al infierno. Por eso, en esta generación que nos toca caminar, donde entendemos que hay confrontación, que entendemos que debemos caminar con osadía, se multiplicaran las señales, le vamos hablar a la gente de Cristo y pasaran dos cosas: o nos van a odiar o van a caer rendidos a los pies de Jesús.

Habrá milagros de provisión: a Elías un cuervo le daba de comer, Juan el Bautista tenía un delivery permanente de miel y langostas salvajes porque era lo que comía. La provisión era de Dios, veremos esa provisión y el respaldo del Espíritu Santo.

Una generación que tiene una confrontación cara a cara con los principados que gobiernan: Antes la iglesia debía liberar a las personas endemoniadas en los cultos, hoy mientras adoramos las personas son liberadas, en la ministración de los grupos de vida, porque el infierno ha concentrado sus fuerzas de otra manera. Por eso esta generación ya no pelea con el demonio, con la bruja de la esquina que hizo un pacto, con el brujo o el hechicero, sino que esta generación pelea con los principados espirituales de maldad que gobiernan las ciudades. ¿Qué es un principado? Es un ente espiritual que ejerce dominio sobre una ciudad o sobre una región. Ya no le peleamos al diablo el uno al uno. Elías peleó con Jezabel, Juan el Bautista pelea con Herodes, por eso nuestra guerra espiritual es corporativa. La pelea que tenemos no es con un demonio de bajo rango que viene a quitarnos el sueño durante la noche, o que viene a lastimar nuestra vida, de ninguna manera, sino que es un principado que tenemos que pelearlo juntos. Por eso hay intercesión, casa de oración que es corporativa, que es congregacional y es tan importante si estamos en una lucha debemos congregarnos, formar parte de nuestro grupo de vida, pues la confrontación no será con hombres sino con principados espirituales.

 

Cuando estamos en el lugar correcto obtenemos resultados, hay libertad, hay multiplicación y se abre el camino.

Una generación que tiene autoridad sobre las condiciones meteorológicas: Elías era un hombre sujeto a pasiones como las nuestras, sin embargo oró y no llovió, ¿Quién tiene autoridad sobre las condiciones meteorológicas? Aquel que es entendido en los tiempos. Como nunca antes tenemos claridad en los tiempos, tenemos palabra, tenemos entendimiento de las cosas que van a suceder. No podemos estar toda la vida buscando el camino más fácil, que alguien nos profetice el atajo más corto, o que alguien nos diga donde se paga el menor precio, no hay nada de eso sino que hay entendimiento en los tiempos. Sabemos que Jesús regresa, sabemos que vamos a enfrentar tiempos difíciles pero mayor es el que está en nosotros que el que está en contra nuestro.

 

Somos una generación que ve la tormenta, pero tenemos las herramientas para evitarla. Tenemos el aceite para pasar la noche con nuestras lámparas encendidas.

Una generación que mengua para que crezca aquel que viene por nosotros: es una generación que está marcada por el martirio. Por eso, prepara el camino para su regreso, Elías ascendió en un carro de fuego, Juan el Bautista fue decapitado. La generación que vera a Jesús regresar será una  generación que ascienda con él o que al estar tan comprometida con la causa de Cristo dará su vida por El, pues no hay medias tintas en esto.

Una generación que conoce el clamor de Dios: que ama las manifestaciones, el fuego, el trueno pero que está atenta al clamor de su corazón, está atenta escuchando. Hay muchos ruidos y problemas pero están escuchando su corazón, encontrando paz y descanso en su corazón. Esa es nuestra historia, es nuestra identidad como iglesia, no podemos vivir por menos que esto, no podemos buscar algo menor que esto, un fuego que nos queme, que nos consuma, el deseo de preparar su regreso.

En Mateo 11 Jesús expone a Juan el Bautista diciendo que él es el cumplimiento a la profecía, que no hay otro hombre nacido de mujer que se le iguale, es la voz que clama en el desierto, aunque Juan está preso, Jesús lo honra y lo alaba diciendo que había cumplido bien su tarea. Asimismo un día el Señor nos tomara a nosotros, nos mirara y dirá: “buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor”

“Fuimos gestados para pertenecerle a Él, no para pertenecerle a este sistema, al pecado o a la muerte, fuimos engendrados con un propósito ¡Ser la generación que prepara el camino para su regreso! Cada batalla que hemos librado desde que hemos nacido, cada abuso del que nos hemos repuesto, cada perdida de dignidad de la que nos hemos levantado, cada herida que hemos infringido a otros, cada pérdida que hemos afrontado dolorosa, cada éxito, cada virtud, cada cosa que hemos hecho para servirle a Él, solo responde a un propósito: ¡Preparar el camino para su regreso!

El sistema de este mundo nos hace ver como inadecuados, pero el capítulo 11 de Mateo termina con Jesús diciendo: <gracias, papá, porque revelaste la palabra profética no a los sabios y entendidos de este tiempo sino que la revelaste a la gente sencilla, simple, que tiene un corazón permeable a tu llamado. Gracias, papá, por entregarle esta profecía cumplida a esta generación.

 Nosotros somos esta generación, pidamos ser bautizados con esa osadía y fuerza para cumplir su voluntad, para ser respaldados con sus señales y así preparar el camino. Que el Espíritu Santo encienda nuestro corazón para que podamos ser llevados a otro nivel y le digamos a Jesús: somos complicados pero nuestro corazón es tuyo, te pertenecemos”

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