Conectados a la fuente
Mi corazón regresa a ti,
restáurame, hazme nuevo.
Que mis labios
solo pronuncien
las palabras que
salen de tu boca.
Y entonces, seré luz
que alumbra y no se apaga.
Tú estarás conmigo,
tú serás mi protección
y mi socorro.
Tú me levantaras como
un muro de bronce,
como una ciudad fortificada.
Poema por Yamila A.
En este tiempo Dios nos ha llevado a cuidarnos mucho más y a acercarnos a la necesidad, en este trimestre Dios nos habla de atraer a los que están lejos y a fortalecer a los que están caídos. Esta pandemia nos golpeó duro en todos los ámbitos, por eso es un tiempo de misericordia, amor y gracia.
La vida durante un año cambio, se detuvo, tuvo sus efectos y hoy volvemos pero no a la confusión, ni a lo de antes, ni a la normalidad, sino que volvemos a la profundidad de lo que Dios tiene para nosotros y procuramos ese reinicio que Dios puso en nuestros corazones.
Jeremías 15:19-20 (RVR)
Cuando Dios nos propone algo no hay opción, debemos obedecer. La distracción hace pensar que lo que Dios nos dice es opcional pero no es así, no ayunamos para solucionar las cosas de atrás sino que para preparamos para lo que viene por delante.
¿Quién nos dijo que lo que se refiere a la santidad, al orden, a la limpieza es aburrido? ¿En qué momento empezamos a ver las cosas como si fueran una carga? Muchas veces nos planteamos que la Biblia es aburrida pero la palabra no es para entretenernos, sino que es la que nos da eternidad, nos salva la vida y cambia nuestras familias.
Hemos dejado espacios vacíos en los encuentros con Dios en nuestras casas, por eso debemos recuperarlos, tenemos que disciplinarnos porque la disciplina tiene que ver con ser un discípulo de Jesús, debemos dejar de ser livianos y enfocarnos.
Con toda esta situación de necesidad que estamos viviendo muchos han salido a dar a otros para mostrarse a sí mismos, pero no son las acciones buenas las que nos llevan al cielo sino que es la gracia de Jesús. Muchas veces la actitud pequeña de un corazón correcto es más efectiva.
Podemos hacer cosas valiosas, pero lo que nos salva es la relación plena con Jesús, es ese encuentro donde él habita en nosotros y nosotros en él. Nada se compara al amor de Dios, cuando su gracia nos salva es imposible no ayudar y partir el pan con el que está en necesidad.
Brindarnos a Dios es más que acciones para ayudar a los demás, es querer que Dios sea el centro de todo. En esa época el pueblo de Israel estaba en pecado, parado en su religión, más allá de que Jeremías les hace ver que deben arrepentirse no le creen porque habían hecho alianzas con los reyes vecinos y confiaban en ellos. Frente a esa realidad Dios les responde que regresen a Él para que los restaure, para que sigan sirviéndole, Dios quiere un mayor nivel de servicio.
Dios quiere ir más profundo, desea una transformación para afectar naciones por eso solo debemos obedecer. Dios nos manda a entresacar de nuestras vidas todo lo que no le agrada para que continuemos sirviéndole y podamos ser sus voceros. No pueden salir aguas amargas y aguas dulces de una misma fuente, todo lo que hacemos está conectado a una sola fuente que es Cristo Jesús. Cuando nos entregamos al Señor Dios cambia nuestros corazones, deja de funcionar el nuestro para que comience a latir el corazón de Él. Por eso necesitamos tener en claro cuál es nuestra conexión, para no perder el respeto, la familia e integridad. Lo contaminado que salga de nosotros no trae vida, no bendice, por eso nuestra conexión es Cristo.
El Señor ama y disfruta de nuestro servicio, por eso debemos quitar de nuestras bocas toda palabra de maldición, de nuestro corazón todo lo que daña para poner palabras de bendición y, para hablar del Señor e influir en los demás y no dejarnos influir. Generamos, transformamos cambios en los ambientes y damos a conocer lo maravilloso que es Dios.
Tendremos resistencia, nos van a pelear, se levantaran como un ejército los que nos quiere sacar del propósito y del camino, pero el Señor nos protegerá, nos levantará como muro fortificado de bronce, nos levantará en medio de la tormenta porque conectamos el corazón a la fuente correcta, el Señor está con nosotros. En los años que vienen no tendremos ausencia de conflicto al contrario iremos al conflicto, al lugar donde la luz debe ser vista porque el amor que crece dentro nuestro nos impulsa a eso. No seremos influidos, sino que seremos influencia en todo ámbito, nos ordenamos y miramos lo que tenemos por delante.
“Damos un giro en nuestras vidas, nos conectamos a la fuente que es Cristo Jesús quien nos abraza con su amor inmenso derramándolo sobre nosotros, nos ordenamos y nos encaminamos para lo que viene. Nos batallaran pero no nos van a vencer porque el Señor nos transforma en muro de bronce, nada nos detendrá porque el Señor, nuestro Dios, estará para cuidarnos y protegernos. Él lo ha dicho y hecho.”