Una entrega total

6 de junio de 2021

Estoy expuesto (a)
ante tus ojos de fuego.

Me dejo ser vulnerable,
no siento miedo al mirarte.

Tu luz no me condena,
tu luz no me avergüenza.

el fuego de tus ojos me libera,
tu mirada sublime no envilece,
no me rechaza, no me condena.

Poema por Yamila A.

 

El libro de Corintios es una de las cartas que Pablo escribe a la iglesia para moldearla, pero no es esa mano dulce que con ternura le da forma, sino que es el cincel del artista que saca de esa piedra rígida el modelo original. Por eso el libro de Corintios no es para pasarlo por alto sino que es para leer y detenerse entendiendo que hay cosas profundas que tienen que cambiar de adentro hacia afuera. Es un cincel que golpea desde el interior para que haya una transformación.

La carta de Pablo a los Corintios habla de modelar una comunidad de fe, una familia, una vida y  nos confronta con aquellas cosas que permitimos y que no tienen nada que ver con la vida de Dios en nosotros. Nos habla de situaciones que hoy este sistema las acepta como correctas: la inmoralidad, la división, la competencia, la codicia dentro de una familia, dentro de una relación o de un corazón y nos confronta. Nosotros solo vemos el golpe del cincel pero aquel que nos moldea ya ve el modelo terminado.

En este tiempo pasa lo mismo, vemos el golpe del cincel pero debemos estar tranquilos porque el modelo del maestro nadie lo vio, ni nadie lo oyó. Si quisiéramos imaginarlo tampoco podemos porque está en su corazón y se va descubriendo mientras él trabaja con nuestras vidas, debemos tener la certeza de que lo que empezó lo va a terminar. Por eso primera de Corintios nos muestra un modelo terminado y pleno que nace del corazón de Dios.

Pablo exhorta a la iglesia de Corinto porque estaban en contienda entre ellos, asimismo hoy nos manifiesta que el diseño original no está hecho para tolerar el pecado, no somos como el pan enmohecido, sino que somos como el pan recién hecho, íntegro. Jesús dice que es el pan de vida y nosotros su cuerpo. No somos una religión que construye una cascara por fuera y vive otra realidad por dentro, no es solo lo que decimos sino también lo que mostramos y lo que hacemos. Mostramos a Cristo y somos ese pan puro, verdadero y no enmohecido.

Jesús no construye una iglesia llena de falsedades, no quiere una iglesia que copia el modelo del mundo. No atraemos lo que es popular ni todo lo que el mundo vive, sino que nuestro modelo es Cristo. Vemos cómo Dios a través de la vida de Pablo es claro, habla de perversidad, de inmoralidad, de pecado, de engaño, de codicia y de rebeldía, recordando que los que practican tales cosas no heredaran el reino de los cielos. Por ello debemos someter todas estas cosas al gobierno del Espíritu Santo.

El capítulo 7:5 (NVI) de 1º de Corintios está dedicado a los esposos, no solo se refiere al vínculo que existe entre un hombre y una mujer, sino en lo que Cristo está construyendo con su iglesia. A través de Pablo, el Señor nos enseña de manera práctica cómo Dios ama a la iglesia y cómo esta debe amarlo. En este capítulo Pablo nos desafía a construir algo nuevo, dándonos una diversidad de formas pero en todas las situaciones esta la misma respuesta.

Hoy tenemos un sistema que pervierte la sexualidad para tomar el control de todas las cosas, pero Dios nos lleva a entender que se trata de una relación profunda construida de a dos en un acto de entrega, en una relación permanente, única y profunda. Pablo por eso aconseja a los matrimonios a no dejarse de entregar porque cuando una persona deja de hacerlo se somete a un proceso de vulnerabilidad donde el enemigo puede hacerlo caer. Esto mismo sucede en nuestra relación con Dios, si nos dejamos de entregar queda un espacio vacío que el enemigo puede aprovechar.

Desde que el hombre cayó hasta ahora la tentación es la misma, Satanás nos seduce para hacernos caer, culparnos y después corrernos del propósito. Compra nuestra primogenitura por un plato de lentejas, a cambio de una ilusión nos roba la santidad. La clave está en no dejar de entregarnos, en no desenfocarnos porque el pecado sigue a la puerta, cuando dejamos de mirar lo que Dios tiene para nosotros y de evocar lo que Él es, nos seduce, nos atrae y nos priva de ver con claridad lo que Dios tiene por delante.

Por eso el consejo de Pablo es no dejar de entregarse, de amar, de brindarse, dejando de lado la ofensa y perdonar. Pablo da todas las respuestas para lidiar con cada situación. Si estamos limitados debemos aprender a estar de acuerdo, si nos golpean diferentes situaciones nos ponemos de acuerdo en el desacuerdo, cuando hay algo que nos impide, nos quita la paz y nos aleja de esa santidad tenemos herramientas como el ayuno y la oración que nos ayuda a avanzar y a no detenemos.

En el sacrificio personal encontramos nuestro mayor éxito porque la naturaleza de Cristo es la entrega, la cual produce cambios y transformación. Debemos disfrutar de un Evangelio de entrega para dejar de ser vulnerables.

“Cuando hay propósito, el dominio propio y la voluntad crecen y avanzan porque todo viene de nuestra relación con el Espíritu Santo. Dios escribió nuestra historia, sabemos que somos templo del Espíritu y si ese templo es violentado, no solo nos lastima, sino que también al cuerpo de Cristo. Dios no construye relaciones desechables, en la entrega hay voluntad, amor y humildad, haciendo que nuestra entrega sea absoluta, así como Cristo se entregó por completo por cada uno de nosotros.”

 

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