Dios en cada proceso

18 de julo de 2021

En medio del desierto,
o en la noche más oscura.
Aunque ande por valles
de sombras de muerte.

Entiende, alma mía, este misterio;
Dios, el creador del universo,
el que midió con su mano
las galaxias y le dio forma
a todo lo creado.
Él camina contigo
y te toma de su mano.

Poema por Yamila A.

En este trimestre comenzamos leyendo el libro de Ester y seguimos ahora con la lectura del libro de Job. Estos son libros complicados para leer pero nos sumergen en una entrega completa y absoluta.

Job es uno de los libros más antiguos de la Biblia y nos introduce a una pregunta que nos lleva a plantearnos por qué la gente buena sufre. Esta incógnita nos lleva al corazón de Dios. El libro de Job es histórico, contiene en los capítulos 1 y 2 un epílogo y en los últimos capítulos un cierre, pero en el medio menciona todas las situaciones difíciles que el hombre vive.

Este libro nos introduce al corazón de Dios y nos iguala con él para poder conversar acerca del problema del dolor. El cual, es parte de nuestra vida y tiene que ver con el sufrimiento, que se describe como una sensación de dolor físico pero también emocional e intelectual del cual este sistema y cada uno de nosotros somos parte.

En el capítulo 1 encontramos a Dios gobernando en la tierra y se presenta a Satanás como el adversario, el acusador, el fiscal, el que va a buscar siempre la vuelta para destronar a Dios y traer dolor a la vida de las personas. Está presente en ese lugar a pesar que sabe que está perdido pues no hay manera de que Satanás juegue en contra de Dios, no se equipará las tinieblas con la luz. Dios no pelea con el diablo porque fue absolutamente vencido, ya que la caída de Satanás forma parte del plan de Dios.

También el capítulo nos muestra cómo el Dios eterno se sienta a conversar con un hombre acerca de su dolor, pero el enemigo no se presenta como un adversario de Dios sino como un elemento necesario para ver cómo esta historia se desencadena. En la escena principal vemos a Job que era un hombre bueno, recto, justo al cual se le inicia una cadena de acontecimientos donde pierde todo.

En el capítulo 2 vemos cómo la esposa lo maldice, estando Job enfermo. Venimos de leer Ester que era una muchacha huérfana, que fue nombrada princesa a quien Dios usa para traer libertad. Pasamos de una historia que quizás todos quisiéramos vivir, a una historia como la de Job, que realmente es triste donde se nos muestra cómo las personas buenas sufren.

La pérdida es parte del proceso de la vida de Job lo cual nos lleva a entender cómo actúa Dios en medio de su soberanía. En medio de la situación difícil de Job donde pierde todo y es maldecido por su esposa, aparecen cuatro amigos que tratan de justificar a Dios, de buscar las respuestas en este sistema recordándole a Job que quizás todo lo que está pasando es porque hizo algo mal en su vida. Sin embargo no encuentran las respuestas a ese proceso.

Muchas veces nosotros cuando pasamos alguna tragedia nos viene ese pensamiento cuestionándonos de por qué nos toca vivir esa mala situación. Pero inmediatamente pensamos que quizás esté bien lo que nos sucede porque lo merecemos.

Job luchando con su conflicto en el capítulo 1:21 (NTV) entra en una catarata de emociones, así como nos pasa muchas veces cuando vivimos situaciones fuertes de pérdidas. Entendemos que Dios está en la situación pero enseguida nos planteamos reclamándole  ¿por qué? cuando las respuestas no llegan. Pasamos de sentirnos confiados de que Dios va hacer la obra a sentirnos culpables, o que Dios no nos escucha.

La Biblia no nos vende un modelo al que no podemos llegar, sino que nos muestra cómo funciona el corazón del hombre. Job en medio de esa catarata de emociones declara “Dios da, Dios quita, la gloria sea para Dios” no está convencido de lo que dice pero en ese momento enfoca su mirada en quien gobierna su vida, no en el dolor ni en el sufrimiento.

Todo esto no lo libera del sufrimiento pero lo posiciona en el lugar correcto. Cuando hablamos con alguien que no cree en Dios ¿qué es lo primero que expresa? Si Dios es tan bueno por qué hay tanto dolor en el mundo y por qué se padece tanto. Nuestra respuesta a ese planteo es llevarlos a Cristo haciéndoles entender que Dios nos dio libertad para elegir, nuestras decisiones dan forma a lo que vivimos realmente. Pero vemos cómo la bondad de Dios siempre se mueve a favor nuestro porque más allá de que tomemos  decisiones incorrectas el Señor en su soberanía nos sigue amando y lo demostró entregando a su propio Hijo.

En el libro de Job se hace el planteo de cómo el sufrimiento y el dolor son parte de un sistema que está gobernado por un Dios bueno, sabio y justo. Lo cual trae conflicto a la mente de Job, quien no merece pasar por todo lo que vivió. El Señor es bueno, sabio y todopoderoso pero el sistema de este mundo y la concepción de justicia que el hombre tiene son muy diferentes al de Dios. “No hay justicia si no hay libertad” y en esta libertad el hombre toma las decisiones. Dios desafía a Job a confiar plenamente en Él sabiendo que tiene todo el control.

Muchas veces recibimos mensajes que no son lo que esperamos y nos lleva a desesperación. Job recibe estos mensajes que no lo ayudaron en su proceso de dolor.

Vemos en Job 2:10 (NTV) cómo él no pecó más allá de que su esposa lo maldijera, le menciona que no solo se recibe lo bueno de parte de Dios sino que también lo malo. Cuando Job abre su boca solo sale alabanza, dándose cuenta que en su humildad de corazón Dios tenía la respuesta y el alivio para su alma. Dios siempre se revela en medio del dolor mostrando el camino.

“Dios en medio del dolor y el sufrimiento nos recuerda que es parte del sistema de nuestra vida pero no se justifica. Dios es eterno, perfecto y quiere caminar con nosotros en medio del sufrimiento. Quizás nunca logremos entender el porqué de ciertas situaciones pero sí descubriremos los planes y propósitos de Dios en todo ello. El Padre envió a su Hijo para que con su sufrimiento en la cruz nos muestre el camino, allí la muerte fue derrotada. La entrega no está relacionada con que el dolor no nos duela y que el sufrimiento se termine, sino que esa entrega va más allá de nuestra comprensión humana. Todo está en Dios y aún cuando venga gente cercana a decirnos que dejemos todo, vamos a rendir nuestras vidas y las situaciones al control de Dios. En los procesos difíciles viene la voz de Dios llenándolo todo, recordándonos que podemos confiar plenamente en Él y declarar como Job: Dios da, Dios quita, toda la gloria sea para Él.”

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