El Engaño

21 de Julio de 2024

Estamos leyendo el libro de Josué y vemos como se habla de tantos enfrentamientos y muertes. Debemos entender que la historia bíblica tiene que ver con una guerra espiritual más que humana, aunque literalmente vemos que eran ejércitos que se enfrentaban, que esa porción de tierra desde el inicio había estado destinada para que se asentara un pueblo que era luz para las naciones y que en el proceso de ausencia del pueblo de Dios en esa tierra, ésta había sido habitada por pueblos que adoraban demonios. Cada uno de los pueblos no solo representaba ciudades sino que eran pueblos que consagraban el espacio geográfico y los maldecían con sus prácticas. Dioses a los cuales tributaban sacrificios de sangre, sacrificios de niños, viviendo una vida inmoral. Cuando nos menciona que destruyeron las ciudades, no solo está hablando de ciudades sino que está hablando de centros de adoración. No eran ciudades como nosotros las conocemos, sino que eran lugares donde la gente se juntaba para establecer una adoración a los espíritus. Cuando un espacio geográfico está habitado por demonios termina por ser maldito y la tierra que está destinada a ser de bendición se constituye en un espacio de maldición, pues los dioses de la tierra reclaman adoración.

Satanás siempre ocupa espacios donde sabe que Dios tiene un destino glorioso sobre ese lugar. Estamos parados en una tierra que fue labrada por personas que venían de un avivamiento, por eso debemos negarnos a vivir en mediocridad. Somos una tierra joven, Chubut que es el corazón de la Patagonia por eso es especial, su historia es especial, lo que Dios planto sobre esta tierra, lo que derramo en este lugar, por eso cada vez que pensamos que no podemos más, debemos dejar de mirar a los gigantes y poder visualizar lo que Dios nos entregó.

La tierra toma forma de la gente que la habita, y la gente que la habita toma forma de la tierra. A lo largo de la historia de la humanidad, vemos como los dioses reclaman ofrenda para que las cosechas y las temporadas sean buenas, primero aparecen dioses que reclaman los frutos pero después reclaman sangre. Ninguna visita a un hechicero o a un curandero es gratis, los espíritus inmundos reclaman vida, no sanan, no transforman, hay un solo Dios que en vez de reclamar sangre, dio su sangre, hay un solo Dios que en vez de reclamar vidas, dio su vida, hay un solo Dios que para vencer a la muerte no nos cobró nada, él cargo con nuestros pecados y derroto al infierno, “él se llama Jesucristo el que fue, el que es y el que pronto ha de venir”.

Josué nos muestra que no es una guerra humana sino espiritual, pues el destino que Dios nos dio es conquistar la tierra y entrar. ¿Cuál es esa tierra prometida para nosotros? Es nuestra familia, nuestro hogar, nuestra historia familiar. ¿Qué son los gigantes? Esas cosas que nos llevan a repetir historias una y otra vez, pero no llegamos a la orilla para morir en el intento, no estamos para reclamar sino para conquistar.

Cuando Josué llega a la tierra ve la mano de Dios de una manera extraordinaria, los éxitos empiezan a venir, pero en medio de eso vemos el comienzo de una filtración que va a terminar por desvirtuar el propósito que el pueblo necesita.

Josué 9:1-27 (NTV)

El destino de esa tierra no era producir más maldición y que el pueblo de Israel se mezclara con eso, sino que era de hacer de esa tierra el espacio donde ellos crecerían, prosperarían, se desarrollarían y establecerían una luz para todas las naciones de la tierra. Nuestra familia, nuestro hogar es nuestra tierra prometida y es un espacio que no se puede negociar con el enemigo. Vivimos en una guerra espiritual permanente y constante, ¿Cuándo se va a terminar? Cuando el Rey de Gloria regrese para que reinemos con él por siempre y para siempre. ¿Cuándo debemos dejar de pelear, de luchar, que espacio debemos cederle al enemigo? No debemos dejarle ningún espacio ni lugar.

La orden para Josué fue que entre a la tierra y barra con el enemigo. En algunas ocasiones ellos barren con el enemigo y Dios les permite quedarse con el botín, ¿Por qué? Porque siempre que alguien camina en obediencia hay recompensa. Por eso si no estamos recibiendo la recompensa, es porque no lo estamos haciendo, entonces más conveniente que culpar a los demás es ver si estamos caminando en obediencia, no hacia las personas o a normas, sino en lo que Dios determina conforme al propósito que él nos entregó. Dios fue tajante con lo que les dijo “santifíquense porque yo hare maravillas” (identidad, integridad e intimidad)

Los gabaonitas representan a satanás, el diablo es padre de mentira, vino para engañar, matar y destruir. Satanás se viste como ángel de luz, es engañador, viene para tentar, para seducir, con el único propósito de detenernos porque él conoce el propósito que hay en nuestras vidas, conoce el destino con el que la tierra ha sido plantada, es un estratega.

Los gabaonitas elaboran una estrategia, se ponen las peores ropas y van con un aspecto muy pobre hacia donde estaba Josué y el pueblo, dándoles a entender que venían desde muy lejos, el diablo no miente, nos ataca con nuestra verdad presente. Es cierto que estamos mal, enojados, en un momento de debilidad, el diablo es padre de mentira pero lo que usa para destruirnos es nuestra verdad presente, enredándola para lastimarnos, separarnos, llevándonos al campo de la suposición. Los gabaonitas le dicen a Josué que como vienen de tan lejos el pan que llevaban al salir estaba caliente pero como fue tanto el tramo que hicieron, ahora se encontraba mohoso y le cuentan a Josué que habían ido hasta ese lugar porque querían hacer un tratado con ellos, satanás siempre nos va a proponer un tratado, porque el propósito del enemigo no es destruirnos sino es tener un espacio donde pueda convivir con nosotros. Satanás es un parasito, cuando hablamos de satanás hablamos de la maldad, del mundo espiritual que se mueve para destruirnos, que muchas veces se representa en situaciones, en personas o en nosotros mismos que cargamos herencias familiares que nos hacen daño.

Satanás es un parasito que va por todo pues lo que busca es quedarse alojado en un rincón para convivir. Los gabaonitas le dicen a Josué que sabían que su Dios era grande, así es que le dan un lugar firmando un tratado, sin consultar con el Señor. Ellos confiaron en el momento de la victoria que estaban viendo y viviendo, se distrajeron y cuando se distrajeron, los gabaonitas entraron, firmaron un tratado de paz en el nombre de Dios y al poco tiempo se dieron cuenta que los gabaonitas no venían de lejos si no que eran sus vecinos y desde ese día tuvieron que vivir con el enemigo dentro de la casa.

Josué les impone el servicio para Dios, les dispone que cortarían leña y llevarían agua para la casa de Dios, tenían endemoniados sirviendo y entendemos que esto pasa hasta hoy en día. Por eso no debemos dejarnos engañar, el enemigo va a venir para seducirnos para que convivamos con el pecado, con la mediocridad espiritual. La lucha que tenemos es por la adoración y la intimidad, debemos batallar en nuestros hogares para no llegar tarde, como los israelitas que fueron engañados, no permitamos que el enemigo avance, no firmemos con el infierno, no le permitamos al enemigo que tome posesión de nuestras vidas y de nuestras familias.

Satanás no puede tomar nada que voluntariamente no le entreguemos, podemos decir que fue nuestra ignorancia o que no supimos hacer las cosas bien, pero muchas veces firmamos y cuando firmamos el enemigo entra, pero si hoy sentimos como le paso al pueblo de Israel, que fuimos engañados y que a causa del engaño hace tiempo firmamos algo que nos hizo perder la dignidad, debemos entender y creer que la sangre del Cordero tiene poder para destruir esos pactos y hacer todo nuevo.

Satanás quiso hacerle firmar el tratado a Jesús cuando después de ser bautizado fue llevado por el Espíritu al desierto y allí lo intenta engañar en ese momento de debilidad física, pero Jesús no le firmo nada al diablo, ¡¡no dejemos engañarnos!! Lo que Jesús muestra es que la base de nuestras necesidades está cubierta por nuestra relación con él. Cuando partimos de ese punto, es verdad que tenemos más necesidades, pero él es suficiente para cubrir todo lo que nos hace falta. ¿Ante que estamos doblando nuestras rodillas? ¿Por qué causa estamos doblando nuestras rodillas? Cada vez que doblamos nuestras rodillas ante algo que no es Cristo estamos firmando como firmo Josué con los gabaonitas, toleramos que nuestras rodillas se vean dobladas ante el pecado, ante la distracción, cada vez que elegimos voluntariamente no adorar a Dios, no abrir nuestros corazones, no seguirle con fervor, no amarlo apasionadamente, estamos encontrando otra causa que es más grande que Cristo, pero seamos fuertes y firmes como Jesús que dice: “la causa más grande que gobierna mi vida, es hacer la voluntad de mi Padre”

El diablo insiste, va a volver una y otra vez, pero nuestro problema es que vemos venir al diablo, le hacemos un lugar y le damos charla, le damos lugar en nuestra mente, corazón y empezamos a acomodar nuestra cultura, nuestra vida a la forma del enemigo, a la forma de la tierra en la que estamos. ¡¡No, nos dejemos engañar!! Y si en el pasado firmamos pactos con el enemigo, es el momento que por la sangre de Cristo rompamos esos pactos. “Nada se compara con la gloria que Dios tiene preparada”

No nos dejemos engañar, porque siempre está en un rincón, como nunca antes el enemigo quiere engañarnos, esa voz sutil que a través de una verdad presente nos quiere hacer firmar cosas que nos hacen mal. Debemos pararnos con la autoridad que nos da Jesús para no negociarle nada al enemigo. Tenemos que ser conscientes de aquellas cosas que hemos firmado y que hemos permitido al enemigo para que tome el lugar en nuestros corazones, en el corazón de nuestros hijos, en nuestras vidas y volver abrazar la pasión de la conquista. ¡No fuimos llamados para ser conquistados por nada, fuimos llamados a conquistar!

Fuimos llamados para que Cristo sea el dueño de nuestras vidas, apasionarnos por lo que él tiene, fuimos llamados a ver la gloria de Dios en cada etapa, por supuesto que hay gigantes porque a la tierra que Dios nos envió ha sido condenada, maldecida con cultos que se han levantado, pero al comprender que en la cruz del calvario Jesús con su sangre preciosa tiene el poder de romper todos los pactos que hemos firmado de manera negativa y hace un nuevo pacto con nosotros con la misma sangre diciéndonos: “yo te llame, yo te escogí, yo no negocio tu propósito, yo no negocio tu llamado, yo voy a permanecer fiel, entonces romperemos todo espíritu de engaño”

La estrategia de Satanás es engañar a la iglesia, engañar a los escogidos, la mentira estará puesta directamente en nuestros corazones, pero debemos entender que fuimos llamados a tomar la tierra, a tener una familia que bendiga naciones, fuimos llamados a levantarnos de los trozos de un vida sin Cristo y a tomar lo que no es para que Dios haga todas las cosas nuevas. Fuimos establecidos como un punto de partida para transformar la realidad y no para acomodarnos al espíritu de este mundo. El mundo es mentiroso, trata de seducirnos pareciendo que tiene buenos principios, pero en cuanto firmamos el enemigo entra. Jesús es el que da dignidad, Jesús es el único Dios que murió y dio su sangre por nosotros para establecer un nuevo pacto en nuestras vidas.

¡No nos dejemos engañar! Él no puede ser burlado, él no puede ser engañado, tenemos que abrir nuestros ojos y acercarnos pues el ya hizo un pacto con nosotros donde nos declara ¡te bendeciré y serás de bendición y en tu familia serán benditas todas las familias de la tierra! El ya hizo un pacto con nosotros y nos dice: ¡Te traje a la tierra que te prometí para que la conquistes, se fuerte y valiente, pues yo me comprometo a estar todos los días de tu vida para que te vaya bien, yo establezco un pacto para que abraces mi ley, tomes mi palabra, que la leas a tus hijos, las hagas tuyas, camines por el camino de la bendición y yo te aseguro que aunque llegues a un desierto, reverdecerá. Que aunque tengas que enfrentar gigantes voy a estar con vos y me hare fuerte en medio de las situaciones para que mi gloria se revele! Él nos prometió que se iba pero que pronto regresaba para que reinemos juntos por siempre y para siempre.

“Seamos esa generación que no se deja engañar, que no le firmemos nada al infierno. No nos conformemos, busquemos caminar en obediencia en el propósito de Dios. Nada de lo que perdamos se compara con lo que Dios tiene por delante, hicimos un pacto con él y no vamos a dejar que el infierno se apodere de nuestras vidas. No nos dejemos engañar, el diablo viene para robar, matar y destruir pero nosotros no vamos a permitir que lo haga”

 

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