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8 de septiembre de 2024
Corintios es una carta que esconde cosas tremendas, como la mayor poesía de amor que hay en toda la Biblia. Esa carta está en un contexto de una corrección, la iglesia de Corinto era especial para Pablo, pues la había fundado y llega a ese lugar de manera muy humilde. Pablo es un apóstol disruptivo y especial, tenía el oficio de hacer carpas, era emprendedor, era feriante pues construía carpas y con la venta de las mismas se sustentaba. Llega a la ciudad donde ejerce su oficio y mientras realiza esto, predica el evangelio de Cristo, por lo cual realmente se arma una revolución en Corinto que produce una iglesia. En Hechos capítulo 18 está la historia de esta iglesia.
Después de fundar la iglesia en este lugar, Pablo se va, pero deja líderes para continuar abriendo nuevas congregaciones. Al tiempo, Pablo se entera de que esta comunidad que él había plantado está en medio de un caos interno y en medio del proceso, la iglesia no escucha pero tiempo más tarde se arrepiente.
La iglesia de Corinto pasaba cinco diferentes dificultades. Hay grados de dificultad en la vida de todo aquel que sigue a Jesús, pues la dificultad se presenta como un obstáculo en medio de perseguir la construcción de aquello que uno ama. En cambio, el problema llega como una situación que no tiene sentido, ni propósito, llega sin avisar, se vuelve un enredo y tiene que ver con un ataque, con una debilidad, con algo que provocamos, pero la dificultad son como desafíos que se presentan una y otra vez terminando de dar un impulso.
Dificultad es todo lo que padecen las personas con propósito.
La iglesia de Corinto estaba en un contexto de una ciudad llena de pecado, de inestabilidad económica, de mucha oscuridad y era natural que estas dificultades se presenten en una iglesia llena de talentos que buscaba caminar con propósito. Cuando una persona en su vida no tiene propósito, no va a tener dificultades, sino que se pasará la vida tratando de resolver problemas para entrar en un nuevo problema.
Pablo construye esta iglesia que enfrenta por cinco dificultades, la primera dificultad Pablo la presenta en la carta a los Corintos desde el capítulo 1 al capítulo 4. En esta situación la dificultad que se presenta son las divisiones y esto tiene que ver con una cuestión de matemática espiritual. La maldad y el infierno tienen una matemática muy simple, resta y divide pues el diablo vino para hurtar, matar y destruir, es decir resta y divide.
En cambio Dios suma y multiplica, Isaías dice que Dios le da fuerzas y las multiplica al que no tiene ninguna. A lo largo de la Biblia podemos ver que el amor de Dios es multiplicar, transformar y hacer cosas nuevas. En la iglesia de Corinto está el concepto de la división lo cual solo puede producir una vida fragmentada, relaciones fragmentadas, un hogar fragmentado, negocios fragmentados, pues aquel que tiene doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
¿Cómo se presentaba la división en la iglesia de Corintos? Pues las personas que pertenecían a esa comunidad de fe habían tomado diferentes bandos. Es decir unos eran partidarios de Pablo, otros del otro maestro que se llamaba Apolos y otros de Pedro, pero no era cuestión de tener un gusto o apreciación, sino que la división que en la iglesia vivían tenía que ver más con tomar partido, rompiendo, la iglesia estaba dividida. Algunos se habían levantado a favor de uno, criticando a otro y era todo un problema.
Quizás hoy nosotros estamos en esta situación siempre resolviendo problemas que se vuelven a presentar, se va uno y viene otro pero ahí el problema es uno solo, es que necesitamos a Cristo en nuestras vidas. Necesitamos encontrar el propósito y el sentido, necesitamos encontrar una meta que va más allá que solo sobrevivir o tratar de estar lo mejor posible. Es entender que hay eternidad en nosotros, que hay alguien que nos ama, alguien que por encima de nuestros problemas puede darnos una nueva manera de vivir.
La división es un método que el infierno usa para impedir el cumplimiento del propósito en la vida de las personas, tenemos claros ejemplos en la Biblia como Caín y Abel enfrentados. Caín fragmentando la relación con su hermano, a Esaú y a Jacob o la competencia en los discípulos de Jesús. Esto es algo que permanentemente batalla a aquellos que buscan un propósito. Por eso la división, la fragmentación de una vida, de un corazón produce muerte, una persona que quiere seguir a Jesús pero quiere seguir pecando está fragmentada, no puede.
Una persona que está enfocada en hacer la voluntad de Dios puede caer, puede fallar, puede tener altos y bajos pero su corazón esta íntegramente puesto en Dios.
La división en la Biblia está enfocada de diferentes maneras, por eso ella establece que la murmuración y que el chisme son pecados como el de la idolatría. ¿Qué es murmurar? Es ponernos en la posición de jueces de los demás y no expresar una opinión sino juzgar la situación de tal manera que corremos a Dios del lugar y nos paramos nosotros en ese lugar. Las mesas de murmuración producen muerte, por eso el Salmo capítulo 1 nos dice que no nos sentaremos en silla de escarnecedores, que no compartamos con aquellos que murmuran o maldicen en contra de todos.
Pablo habla de que no se puede fragmentar a Jesús, no se puede romper a Cristo cuando venimos a él, todo es por medio de él y para él. Este es un mensaje para examinarnos y preguntarnos en ¿Qué aspectos estamos divididos? El propósito del enemigo es dividir padres e hijos, las relaciones quebradas. En la iglesia de Jesús, en el cuerpo de Cristo, los huérfanos encuentran padre, los que están solos encuentran familia, porque en el cuerpo de Cristo fluye Jesús. Por eso, todo lo que fragmenta el cuerpo de Cristo y produce división molesta a Jesús. En la iglesia hay lugar para todos, en este contexto y en esta carta Pablo lo expresará de manera gloriosa cuando habla de la iglesia como un cuerpo. Una de las dificultades con las que más vamos a luchar para preparar la iglesia que Jesús viene a buscar es con la división, esto será parte de nosotros. Tendremos que luchar contra esta dificultad, dando valor a cada una de las personas, pero primero aprendiendo nosotros a no tener una mente dividida, a no tener un corazón dividido. ¿Cuál es la respuesta de Pablo desde el capítulo 1 al 4? Es que todo es de Jesús y vuelve a él, por eso es tan importante enfrentar esta situación sabiendo que Dios está en medio de nosotros.
Cuando nos encontramos con Cristo descubrimos que aun los problemas más serios, las heridas más profundas se sanan, se resuelven para que nuestras vidas tengan un sentido y un propósito que durará por la eternidad.
En la segunda parte Pablo va a tocar el problema de la inmoralidad ¿Cuál era el problema que había en Corinto? Era una ciudad donde había templos que adoraban a otros dioses y había una prostitución sagrada de la cual muchos hermanos a pesar de que se habían convertido y eran parte del pueblo, todavía seguían participando. Pero no solo eso, sino que la iglesia de Corinto habían adoptado las formas y el sistema de vida de la ciudad. Entonces Pablo los exhorta, la inmoralidad es una dificultad y es una herramienta con la que Satanás ha trabajado desde que el hombre cayó del Edén. La inmoralidad tiene que ver con someter y entregar tu cuerpo al pecado. La sexualidad es una herramienta que potencia la vida del hombre en el lugar correcto, no persigue solo la multiplicación natural, sino que es un regalo para el matrimonio. El sistema de este mundo ha roto la inmoralidad transformándolo en una fuente de placer y de satisfacción momentánea que oculta las verdaderas necesidades del corazón humano y eso ha llevado a esto hasta la perversión.
Nuestro cuerpo no nos pertenece, sino que le pertenece a él, y que ha sido diseñado y elegido para ser habitado por Dios.
Quien peca contra el cuerpo, peca contra sí mismo y contra Dios. En la iglesia de Corinto no solo tenían relaciones los unos con los otros sino que se justificaban en que Dios los hizo libres, pero Pablo les hacía entender que la libertad que recibieron era para que vivan en plenitud, para vivir de manera sana, para poder ser exclusivamente para el Señor.
Hay un orden en cuanto a la moralidad, somos parte del cuerpo que es la iglesia, somos parte de una familia, somos parte de relaciones, por eso cuando atentamos por medio de la inmoralidad con nuestro cuerpo pagamos todos. Cuando en secreto accedemos al pecado, aunque nadie se entere, ese pecado corre a través de nuestros hijos y nietos. Esta es una de las cosas que Satanás ha usado para destruir civilizaciones, para corromper la iglesia, para usar a los hombres y mujeres. Lo contrario a la inmoralidad es integridad, es propósito, es una vida de sentido.
Esto es algo con lo que luchamos todos, es algo con lo que peleamos desde que nacemos. Es algo que batalla como una dificultad para impedir que el propósito de Dios se cumpla en nosotros, pero Jesús en la cruz del calvario venció esta dificultad para darnos libertad. Ese lugar tibio de placer barato no es un lugar para que nos quedemos a vivir, es una dificultad que tiene que ser rota.
Hay poder en la sangre de Jesús para limpiarnos, para volvernos a hacer, para levantarnos.
A lo largo de la Biblia hay diferentes alternativas para enfrentar esta situación, pero sabemos, cómo dice Hebreos, que Jesús fue tentado en todo conforme a su humanidad pero no falló, eso quiere decir que fue hombre de carne como nosotros, el enfrentó la inmoralidad también. ¿Cómo hizo Jesús? Es que el eligió amar a lo que nadie amaría, Jesús se enamoró de su iglesia, una iglesia inmoral, una iglesia que a lo largo del tiempo viviría quebrada pero el murió por ella en la cruz del Calvario. Él se separó durante treinta y tres años y hasta el día de hoy la espera anhelando el momento que lleguen las bodas del Cordero. Su cuerpo fue destrozado, sus apetitos fueron quebrados por amor a nosotros, a la luz de todo esto ¿parece que nuestra batalla es grande? Esto no es religión, donde nos aguantamos las ganas de pecar. Esto no es religión donde todo el tiempo estamos sometidos por una secta o una forma de pensar, sino que seguimos a una persona que venció por nosotros y que nos ha dado el medio para vencer. Es aquel que no solo tiene el poder para hacer las cosas nuevas, sino para cambiar nuestra manera de vivir de tal manera que podamos avanzar en plenitud. Por eso, esto es algo que tenemos que resolver en nuestras vidas, esto es algo que si no lo resolvemos se transmite, debemos presentarle una generación que camina y vive en integridad.
La tercera dificultad que nos presenta el libro de Corintios es la comida. Había un tema social o comunitario, muchos consideraban que la carne sacrificada a los ídolos no se podía comer y a otros no. Pero el problema no era la comida, sino que esto producía un altercado entre la vida de los hermanos, y lo que Pablo expresa es que la medida del corazón de Dios para juzgar cualquier situación en nuestras vidas es el amor al otro. Parece un tema sencillo, sin embargo, es una dificultad que todos tenemos que atravesar.
El amor por el otro es la medida de Dios, es el parámetro de justicia para cualquier circunstancia que da libertad.
El problema no era la comida en sí, sino que Pablo les hacía ver que lo que hagan no sea motivo para que el hermano caiga, sino que sea la medida de amor por el otro. Esto resuelve los conflictos entre nosotros, pues si tenemos que juzgar una situación, ya no nos preguntamos si es pecado o no, sino que vemos si estamos amando a nuestro hermano o no. Como comunidad de fe esta es una de las premisas más importante que tenemos.
Seguir a Jesús es un placer superior, que nos lleva a disfrutar de todo de una manera extraordinaria. El amor es la medida, vivimos en una sociedad donde nos dicen que debemos amarnos a nosotros mismos, debemos cuidarnos, debemos pensar en nosotros. Una de las expresiones más grande del amor a nosotros mismos es el amor al otro, es ahí donde encontramos plenitud, vivimos en una sociedad que le hace culto al amor hacia nosotros mismos.
El amar a nuestro hermano como a nosotros mismos no tiene que ver con el amor propio hacia nosotros, sino el amar a aquel que está viviendo en nosotros. No podemos amar a la gente si no amamos a Dios primero, pues no existe amor sin él.
La medida de Jesús es el amor hacia los otros, cuando amamos a los demás nos amamos a nosotros mismos, Jesús nos dijo que debemos amar a nuestros enemigos, no hay movimiento social en el mundo que tenga esta premisa “amar a los demás por encima de todo” no hay otro movimiento en la tierra como la iglesia de Jesucristo. Lo que hacemos por los demás lo hacemos por nosotros mismos. El amor al otro aun no recibiendo nada del otro es amarnos a nosotros mismos. Por eso la medida de amar a los demás te levanta, la medida de amar a los demás es la medida que nos conecta a Jesús.
La cuarta dificultad es la reunión, del capítulo 11 al capítulo 14 las reuniones no tenían un orden, una liturgia como hoy, sino que cuando los hermanos se juntaban había un caos, un desorden, uno predicaba, el otro profetizaba, el otro hablaba en lenguas y nadie entendía nada, pero como todos estaban divididos se producía un desorden y espantaba a la gente.
Pablo les enseña el concepto de cuerpo, la iglesia está compuesta por diferentes dones, les enseña que el respeto es una de las herramientas de guerra espiritual más grande que existe. Cada uno tiene su lugar, su espacio, su don, que podamos aprender a ejercerlo en el momento oportuno y que podamos desarrollarlo de manera ordenada como en un cuerpo donde nos valoramos unos a otros para nutrirnos de manera orgánica para que Cristo crezca. Este principio es aplicado a las familias, a los hogares, es aplicado a las ciudades, al gobierno; vivimos en un mundo que no le importa el respeto, que ha quebrantado todas las reglas morales.
El respeto produce orden y Dios se mueve en el orden con libertad.
Nadie valora al otro, nadie se escucha, nadie da lugar, nadie se pone en el espacio del otro y eso genera violencia. El respeto no es algo que se exige, es algo que se brinda, que se da porque hay un orden, porque hay un propósito en ese orden, no tiene que ver con un orden de jerarquías. Por eso, Pablo lo expresa como un cuerpo, seamos respetuosos de lo que Dios tiene. El orden de Dios es distinto al orden del hombre, el orden de Dios es una sinfonía de amor donde cada uno espera su turno, donde cada uno valora el espacio del otro, donde decidimos saltar la ofensa y perdonar a quien nos hirió, donde decidimos que el Espíritu Santo sea el Señor de nuestras vidas.
La quinta dificultad que está en el capítulo 15 es la de negar la resurrección, ¿Qué pasaba con los Corintios? Ellos habían decidido seguir a Jesús pero no querían un compromiso absoluto, decían que Jesús no había resucitado cuando la resurrección de Jesús es lo que corrobora toda su obra. ¿Por qué alguien puede decir esto? Porque no persigue profundidad, es una dificultad que nosotros enfrentamos, que es la de aceptar vivir con una mediocridad espiritual permanente, decidimos vivir para el hoy, decidimos vivir para nosotros mismos porque no podemos ver lo que Dios tiene para nosotros. Jesús murió, resucito y está sentado a la diestra del Padre para pronto regresar por nosotros.
Si creemos en su resurrección creemos que resucitaremos con él. Si creemos en su resurrección entonces creeremos que es importante mantener la unidad para que cuando él venga seamos un cuerpo.
Si el resucitó entonces vale la pena vivir en integridad, vivir y presentarnos como alguien sin mancha, luchar contra la inmoralidad y caminar en integridad no como un precepto religioso, sino porque un día le miraremos a los ojos y le diremos que nos guardamos para él, porque como él se dio por nosotros, nos damos por el también.
Si Jesús resucitó el respeto no solo tendrá que ver con pedirle a dos demás lo que queremos que nos den, sino porque al ser respetuoso recibiremos la honra que viene del cielo. Si Jesús resucito entonces vale la pena vivir de tal manera que nuestra premisa principal sea amar a los demás aun por encima de nosotros mismos, porque aunque los demás no respondan como esperamos, el responderá con su amor eterno sobre nuestras vidas. Corintios se trata de un evangelio real, no tapamos las heridas o el pecado con el misticismo del altar, nosotros queremos vivir una vida que le agrade.
Somos una iglesia que quiere presentarse limpia y sin mancha delante de él. No queremos venir a la iglesia para tapar el pecado, sino que queremos destruirlo para que nuestras vidas las vivamos en plenitud.
Estas cinco dificultades estarán en nosotros como algo que nos aplasta o como un trampolín que nos impulsa a vivir en plenitud. En medio de esto Pablo nos regala una carta de amor extraordinario, en el libro de Corintios en el capítulo 13 en medio de estas dificultades escribe lo siguiente: Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios; si poseo todo conocimiento, si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, si entrego mi cuerpo para tener de qué presumir, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás se extingue. Pero las profecías cesarán, las lenguas terminarán y el conocimiento se agotará. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.
Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el amor es el más importante.
“Él es la medida, es el primero y el último, él es quien murió por amor a nosotros, pero también resucito y volverá. Él es el Cordero Inmolado que quita el pecado, él no es el autor de una religión, es el creador de todo. El Alfa y la Omega, el primero y el ultimo, él es la imagen del Dios invisible, él es el amor que tiene la capacidad de arrancarnos del pecado, de reconstruir nuestras historias, es el amor que tiene la capacidad de levantarnos una y otra vez. Es el amor perfecto que penetra hasta lo más profundo de nuestra historia llena de pecado y violencia haciendo las cosas nuevas.
Es el amor que le da dignidad a una mujer, que reconstruye un hogar, que salva a un adicto, que transforma un corazón, es el amor que ha escogido lo inútil y lo menospreciado del mundo para avergonzar a lo sabio. Es el amor que sostiene a las naciones, es el amor que espera, él es el amor, en él está el poder para atravesar estas dificultades. No es una medida imposible, es lo que él es y lo que nos invita a ser, a vivir en el amor, un amor con el que vamos a reinar por siempre y para siempre.
Por eso, no podemos ser mediocres en nuestra manera de vivirlo, no podemos conformarnos a un periodo de nuestra vida, a una debilidad, cuando él nos ofrece a vivir en la plenitud de su gracia. Sin importar la magnitud de la historia de nuestras vidas, hay lugar para cada uno de nosotros. Solo debemos aceptar que estas son nuestras dificultades y tenemos que estar dispuestos a enfrentarlas en el amor de Jesús por medio de un arrepentimiento genuino, de una entrega completa para que él se pueda glorificar en nuestras vidas y para que juntos podamos presentarnos delante de él. El amor de Dios es suficiente.”