Inimaginable

9 de abril de 2023

Caminar en la resurrección es cotidiano para cada uno, porque vivimos, andamos y respiramos por la vida de Cristo dentro de nosotros. Caminamos en la palabra que nos dio para este tiempo que es “Crecimiento”. Para ello estamos leyendo congregacionalmente los libros 1 y 2 de Corintios.

Pablo ama la iglesia de Corinto porque es un lugar muy especial pero está en un proceso donde necesita corrección, por eso es una carta donde el apóstol se presenta enojado con la iglesia. Los primeros capítulos de Corintios hablan de las cosas que consumen a la iglesia y les hace mal, habla de las divisiones, del pecado de inmoralidad sexual, la competencia entre los unos y los otros, de las crisis en los matrimonios y familias, de los conflictos legales entre los hermanos.

Para poder crecer necesitamos de la corrección.

Viendo todo esto entendemos que debemos leer esta carta porque estamos caminando en desarrollo y crecimiento. Cuando tenemos una plantita, la cual comienza a desarrollarse y a crecer y la vemos que lo está haciendo torcido, inmediatamente le colocamos un tutor para enderezarla y corregirla. Hoy nadie quiere un tutor, todo es desechable, las relaciones, los vínculos, los tiempos y sabemos que entre nosotros que somos iglesia no debe ser así, debemos aceptar la corrección y guía.  Por eso Pablo le dice a la iglesia que cuando Cristo venga reinaremos con él y todos juzgaremos naciones, pero también les llama la atención en lo siguiente: Cristo los lleva a juzgar naciones pero primero deberían dejar las diferencias entre hermanos.

Pablo les hace ver a la iglesia que no pueden comportarse de esa manera frente a la sociedad, no pueden tener mal testimonio para la ciudad. Les hace ver que este evangelio que están viviendo no es una fachada que encubre el pecado, pues no podían usar los santos, la adoración y el servicio a Dios como un parche para encubrir el pecado, sino que todo eso esto debe ser fruto de la naturaleza divina que crece en cada uno.

Cuando alguien tiene crecimiento, futuro y destino es necesaria la corrección, en medio de esta corrección es donde aparece Pablo hablándoles de su pronta visita, el apóstol entiende el precio que se paga y cuál es la realidad del evangelio que les toca vivir.

En este tiempo es el Espíritu Santo actuando como Pablo diciéndonos como iglesia que él vendrá a traer la vara para establecer orden y borrar todo aquello que el pecado está construyendo, para eliminar las fachadas, para así establecer la santidad antes de su regreso, con un impulso de amor para aquellos que aman ser santos, ser íntegros y para aquellos que están dispuestos a caminar en la corrección.

Pablo más adelante también nos menciona que todo lo que construimos será revelado, que no vale de nada las caretas y las mentiras en la vida, que todo lo que formamos será expuesto a prueba por el fuego, nuestros hogares, nuestras intenciones, nuestros corazones, nuestra vida misma será probada. Será puesto en evidencia lo que hicimos, como lo desarrollamos y con qué corazón lo llevamos a cabo. Es increíble como muchas veces nos preocupa tanto lo que digan los demás y tan poco revelar lo que Dios nos ha dado.

Es necesaria la corrección, la integridad y santidad porque es un fruto creciendo dentro nuestro, pues somos los que revelamos el amor de Jesús a quienes no le conocen. Dios no tolera el pecado, por eso debemos tomar determinaciones claras. Tenemos que entrar en el proceso de las preguntas difíciles, no podemos conformarnos a nuestra debilidad, a la debilidad de nuestra ciudad o nación. Fuimos llamados a un plano superior para revelar la gloria de Dios y mostrar lo que Jesús tiene. Es un tiempo de preguntarnos si estamos listos para el ascenso que Dios tiene para nosotros, pues el ascenso tiene que ver con un mayor grado de entrega y de responsabilidad.

1º de Corintios 2:9 (NTV)

¿A qué se refiere Dios cuando dice que lo que oído no oyó, ni ojo vio está preparado para los que le aman? Hace referencia a una iglesia que debe ser corregida constantemente, ser confrontada con su debilidad entendiendo el precio de la sangre que fue pagada, romper con la mediocridad de la comodidad, revelar a Cristo en el lugar en donde está, manifestar la gloria de Dios en el lugar donde se encuentra, resolver los conflictos con gracia y encender altares en los hogares. Pablo está muy enojado con la iglesia y les recuerda que ellos son el cuerpo de Cristo, por lo tanto deben dejarse moldear y corregir para que ocurra lo que declara la palabra: “lo que ningún ojo vio ni oído escucho es lo que Dios tiene preparado para los que le aman”

Esto da esperanza porque sabemos a dónde Dios nos está llevando y todos aquellos que corrigen su rumbo, los que atraviesan por vulnerabilidades pero escuchan la voz de Dios, direccionándose hacia donde él los lleva tienen esta promesa de ver, escuchar y vivir lo que él prepara. Dios prepara todo esto para nosotros pero debemos amarlo resolviendo situaciones que interfieren con el propósito. Cuando perdemos el oído espiritual y dejamos de estar atentos a lo que Dios nos habla nos consumimos, se convierte una carga seguir a Jesús y nos desgastamos.

Debemos amar la voz de Dios, escucharlo y estar atentos. Tenemos que entrenar nuestros sentidos para oír su voz.

No importa nuestro pasado, de donde hayamos venido o la magnitud de las palabras que muchas veces nos han declarado pues sabemos que una palabra de Dios es más poderosa que cualquier otra cosa que nos haya marcado. Una palabra de Dios venció a la muerte, de repente el infierno estaba alrededor de la cruz y un mundo expectante, pero la frase “Consumado es” cambió toda la escena. El carpintero de treinta y tres años respira las últimas dos palabras y el mundo se estremece, el día se hace noche, la tierra se rompe, una tormenta sacude la tierra y empieza la derrota más grande que la muerte haya tenido, con solo estas dos palabras “Consumado es”

Tal vez nos encontramos como Jesús, en perdidas, rodeados de situaciones que nos afectan, pero escuchar su voz nos hará entender lo que el ya preparó. También nos mostrará cosas que no nos imaginábamos, porque la imaginación está ligada a la inspiración, a lo profético, nada que mininamente podamos imaginarnos vamos a poder recibir de parte del Señor, muchas veces supera nuestras expectativas. Nuestra imaginación se nutre de lo que mora dentro nuestro, puede ser bueno o malo, todo lo que imaginemos se terminara materializando.

La vida en Dios tiene que ver con lo que comienza en nuestra mente pero continúa en el espíritu, para aquellos que le aman, dice la palabra Dios, tiene preparada cosas inimaginables.

Pablo en los diez primeros capítulos de corintios nos muestra y hace ver a donde está conectado nuestro corazón, que es lo que imaginamos. Por eso, cuando viene un avivamiento la imaginación se activa, Joel nos declara que en el final de los tiempos los ancianos soñaran sueños, y los jóvenes tendrán visiones, en esto podemos ver que actúa la imaginación, parte de nuestra responsabilidad es mantener nuestros oídos e imaginación puestos en él.

Dios tiene preparado todo lo que ojo no vio, por eso no podemos estar escondiendo el pecado porque el Señor se encarga de lo no visto, de lo que manifestamos cuando nadie nos escucha o ve, de lo  que cultivamos en secreto, de ahí nace la gracia y el poder de Dios, de lo que no se ve. Estamos muy ocupados por lo que ven los demás pero no consideramos que en lo no visto es donde Dios se manifiesta. Para ello debemos tener la valentía del proceso y ser perfeccionados en la santidad, de eso se trata lo no visto. Los discípulos vieron a Jesús, lo tocaron, lo escucharon, lo vieron caminar. María lo sostuvo en sus brazos, lo guió, lo curó, lo levantó y lo volvió a levantar. Lo vieron luchar con Satanás en el huerto de Getsemaní, lo vieron caminar sobre el agua, lo vieron abrazar al leproso, durante tres años lo vieron. Por eso, cuando lo crucifican quedan desconcertados, porque ven a su maestro, su líder, al carpintero sangrar en la cruz del calvario, lo ven traspasado, lo ven cómo perdona a quienes le golpean. María Magdalena lo ve cuando la levanta de la prostitución, la libera de mil demonios, sin embargo, después le toca ver sin vida a su maestro, todos lo ven, lo despiden, lo ponen en una tumba colocándole una piedra y con todo ese cuadro se les apaga la palabra profética que les fue dada. Viendo esa realidad los discípulos se olvidan que Jesús les había hablado de eso, de que iba a morir y en tres días resucitaría, no lo recuerdan porque muchas veces lo que vemos supera a los que escuchamos.

Un domingo por la mañana ellos corren a la tumba, María y María Magdalena sentadas sin saber lo que van a ver, no hay nada, todo se vuelve oscuro y no se puede ver con esperanza el futuro, solo se sobrevive, solo es un día más, sin embargo están ahí y permanecen. Esa mañana cuando asustadas ven la tumba vacía, Pedro y Juan corren al lugar encontrándose con el ángel que les dice ¿Qué buscan? ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?

Jesús se aparece con los discípulos camino a Emaús pero ellos no se dan cuenta que es el, les grita a los que están pescando y tampoco se dan cuenta quien es, ellos deben acostumbrarse a lo que nunca antes habían visto, cosas que ojo no vio son las que tiene preparadas para quienes le aman. Por eso debemos estar preparados para lo que ya vimos, para lo que ya escuchamos, para lo que ya imaginamos de alguna manera, pero debemos escuchar la voz de Pablo que nos habla de ordenar nuestras vidas, hacernos las preguntas difíciles, confrontarnos con nuestras debilidades, luchar por la integridad de nuestros matrimonios y familias estando dispuestos a perder para que el otro pueda crecer.

No es religión, no es que nos tenemos que acomodar para no ir al infierno o para no hacer las cosas mal, sino que es prepararse para lo que nunca se vio, escucho ni se imaginó. Ellos no estaban listos para ese momento, Jesús se tiene que tomar el tiempo para mostrarles y que aprendan a ver lo que nunca habían visto.

 ¿Qué es lo que nunca vimos en nuestros hogares, en la iglesia, en la nación? Eso justamente es lo que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros, de lo invisible hizo todo lo visible.

La construcción de puentes para que otros sean salvos, las personas transformadas por el poder de Dios, una iglesia de miles de personas o algo más sencillo, un hogar donde se llevan bien, donde los hijos crecen con respeto y amor. Un negocio que crece en base a la generosidad y que bendice a otros, un grupo de vida que vive un avivamiento, un grupo de adolescentes que derrota a la muerte en los colegios. Un equipo de jóvenes con el corazón encendido que producen una revolución que transforma la cultura de un lugar, una pequeña ciudad en un rincón de Argentina que entiende que se puede transformar la realidad de adentro hacia afuera. Una conexión con las naciones, puentes para bendecir a muchos y lo más grande de todo es que pronto le veremos cara a cara.

Nos imaginamos al cordero habiéndolo visto y tocado, pero también viene el león que tiene sus ojos como de fuego, es el que está sentado a la diestra del Padre, el león que venció a la muerte y resucitará con poder, ahí viene y nosotros nos preparamos. Queremos imaginarlo pero no podemos, queremos escucharlo pero sus palabras son más grandes de lo que podemos entender, queremos verlo pero su gloria es imposible de ser percibida por nuestros ojos pero estamos atentos, corrigiendo el rumbo con el corazón encendido para que cuando llegue lo nunca visto nos encuentre listos, con nuestros corazones ardientes para recibirle, para así reinar por siempre y para siempre con él.

“Corramos a la tumba, corramos en medio de la noche, lavemos nuestras ropas, despertemos. No esperemos sino que enfrentemos nuestros pecados, confrontémoslo, hablemos, amemos, resolvamos, hagamos lo necesario porque el amor de Jesús es tan grande que no podemos quedarnos. Vamos a correr y a prepararnos para lo que nadie vio, nadie oyó y para lo que nadie imaginó”.

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