2º de Juan 1:4-13 (NTV)
Juan concibe a la iglesia como una gran familia en fe por eso que cuando expresa estos versículos, más allá de la historia tipifica a la iglesia la cual somos cada uno de nosotros. En la primera carta que nos escribe hace énfasis en el carácter de Cristo revelándose como amor y luz, nos comparte lo que está en su corazón. Jesús nos ordena desde un principio de acuerdo a la verdad, el Señor expreso “yo soy el camino, la verdad y la vida, también dijo que “la verdad nos hace libres”. No alcanza con conocer la verdad, hay que ponerse de acuerdo con la verdad y como sabemos que Dios nos amó desde el principio lo que debemos hacer como hijos es lo que dice nuestro Padre que hagamos, es decir su voluntad.
Hacer lo que Dios nos ordena es amarlo y vivir conectado a esa verdad, esto nos lleva toda nuestra vida. Sabemos que para cualquier cosa debemos estar de acuerdo con El. Cuanto tiempo hemos gastado para ponernos de acuerdo con cosas que no nos ayudaron, ni edificaron nuestras vidas. La verdad que es Cristo Jesús está acompañada de amor, de gracia y misericordia. Quizás hemos crecido con un concepto herrado de que la verdad es difícil, es dolorosa, pero sabemos que esa es una estrategia que el enemigo ha tejido desde la creación para alejarnos de la verdad.
Muchas veces escondemos y ocultamos situaciones porque pensamos que la verdad va a ser dura, que nos va a excluir, pero debemos saber que la verdad nos hace libres. La verdad no cambia porque es Cristo. Nuestro evangelio no es una fantasía es la verdad que sale a nuestro encuentro declarando que Jesús murió, resucito, está sentado en el trono y viene pronto a reinar.
La verdad no es dura, es bella, tiene manos traspasadas por los clavos, tiene una herida en el costado que fue hecha por amor a nosotros. La verdad estuvo en una tumba tres días y el infierno le coloco la mayor cantidad de mugre que pudo, fue escupido, abusado, maltratado pero al tercer día resucito y venció a la muerte.
La verdad vence cualquier mentira, por eso Juan nos invita a vivir de acuerdo a la verdad para amar a Dios y a la iglesia, pero nos exhorta a tener cuidado con los engañadores que dicen creer en Dios pero no aman el cuerpo que es la iglesia.
“Dios nos quiere revelar muchas cosas en este tiempo, desea revelarse cara a cara con nosotros porque sabe que la relación con sus hijos es verdadera y que perdurara por la eternidad, entonces nos llevara a vivir en plena y completa alegría. Nos levantaremos y viviremos la mejor temporada que Dios tiene para nosotros. Disfrutamos de cada promesa que es verdadera, aunque la realidad nos dictamine otra cosa, somos amados, somos hijos, tenemos fallas pero su sangre nos renueva, nos negamos a negociar con el pecado, nos ponemos de acuerdo con la verdad para tener hogares de avivamiento, hogares antorchas que producirán transformación en los ambientes, la verdad que es Cristo es la que nos ha sostenido cada día de nuestras vidas derrotando al infierno pues esta verdad no ha cambiado, es la misma ayer, hoy y por los siglos”