Ungidos para la última hora
14 de mayo de 2023
ZACARIAS 4:1-14 (NTV)
Hay un contexto poderoso en este pasaje: cuando el pueblo de Israel es deportado por todo el pecado, cuando vino la división de los reinos, el pueblo comenzó a adorar a otros dioses, se volcó a la idolatría, entonces comenzó a venir un declive para Israel. El Señor enviaba una y otra vez a sus profetas para decirles que se arrepientan de sus pecados porque les iba a venir una devastación, pues sus enemigos los llevarían cautivos. Jeremías que fue uno de los profetas que habló al pueblo de parte del Señor: les dijo que estarían setenta años en cautividad, esto lo profetizó cincuenta años antes de que viniera la deportación para el pueblo de Israel. Esta palabra se cumple y el pueblo de Israel es deportado por abandonar al Señor.
En el capítulo 9 de Daniel, cuando él estaba ayunando se da cuenta de una palabra que se había profetizado por el profeta Jeremías al pueblo de Israel, que estarían setenta años cautivos pero que después de pasado este tiempo regresarían, Daniel inmediatamente se pone a ayunar y orar por su pueblo dos años antes que se cumpliera esa profecía. Cuando se cumple los setenta años el gobierno de las naciones deja de ser babilonio para dar paso a otro rey llamado Ciro, quien era muy poderoso en la tierra. Era un rey persa quien desbastó y conquistó a otras naciones, todos le temían sin embargo sería quien Dios usaría para bendecir a su pueblo.
En Isaías 44 se había profetizado doscientos años antes de que el Señor levantaría a un rey que sería quien le construiría el templo. Entonces Ciro realiza un decreto pidiendo que todos los judíos vuelvan a su tierra para construir el templo a su Dios, pidió que toda la nación pudiera dar ofrendas para dicha construcción. Entendemos que no hay ningún gobernante que no trabaje para Dios para que se cumpla su propósito en la tierra, por eso debemos ser como Daniel, debemos estar sumergidos en la palabra para conectarnos con los tiempos de Dios. La oración de Daniel ayudó a detonar el corazón de Ciro para que Dios cumpliera su propósito y su palabra.
El Señor nos usa para cumplir su propósito en la tierra, para ello trabajamos, ayudamos a la gente, al necesitado, a los huérfanos, a las viudas porque lo que estamos haciendo es ponernos en el plan de Dios para la tierra y para apuntar a que Jesús regrese.
Para que esto suceda debe llegar la plenitud de los gentiles, tiene que ser evangelizado el mundo y el pueblo de Israel debe clamar al Mesías, al Salvador. Una de las cosas es que la iglesia provocará a celo al pueblo de Israel a través de la pasión y devoción hacia Dios. ¿Cómo lo provocaremos? Porque nos conectamos a la palabra e intercedemos acerca de lo que Dios ya prometió, como iglesia no vivimos para nuestros planes, como familia no vivimos para los proyectos personales, sino que vivimos para los proyectos eternos de Dios. Por esa razón buscamos, nos humillamos, adoramos, tratamos de estar sumergidos buscando al Señor. Cuando adoramos profundamente al Señor somos restaurados, sanados pero también nos introducimos como iglesia a su plan global, entonces necesitamos buscar cada vez más e inquirir en su presencia porque siempre Dios desata lo que viene desde su persona. Cuando nos movemos y nos conectamos con personas en otro lugar lo que hacemos es introducirnos al plan de Dios, cada uno en su lugar, en su posición se conecta para sumar al proyecto eterno del Señor.
La iglesia, en estos tiempos oscuros que vienen, empezará a vivir el avivamiento, será entendida en los tiempos para moverse por la agenda que Dios tiene para cada vida.
Daniel que fue un joven quitado de su nación, llevado como esclavo, alejado de su familia, apartado de su adoración y de su cultura, lo único que hace es posicionarse en la cultura eterna decidiendo en su corazón no contaminarse con la comida del rey. El corazón de Daniel convive en un sistema caído, babilónico, que está fuera del gobierno del Señor, pero lo hace sin contaminarse, teniendo integridad, amando a Dios y no abandonando sus principios. Que privilegio tenía Daniel porque se había introducido en el plan eterno de Dios y a través de su ayuno-oración pudo desatar el plan del Señor sobre la tierra, sobre el pueblo y sus hermanos.
Muchas veces nos pasa que quizás no creemos que nuestras vidas de consagración, de intimidad pueda desatar el plan de Dios sobre la tierra, tenemos que ampliar nuestra visión en el Espíritu. Dios usó la vida de Daniel, más allá de que él contiende con Dios, el arcángel Miguel fue y le dijo que su petición había sido escuchada en los cielos, Daniel tuvo a partir de ese momento veintiún días de lucha espiritual hasta que pudo entender. Eso es lo que necesitamos en este tiempo como padres, como familias para caminar con entendimiento y sabiduría, entender cómo vamos a preparar a nuestras generaciones para lo que viene, porque sin duda son tiempos diferentes a los que vivíamos antes, no podemos dejar que nuestros hijos estén solos en otros lugares, debemos supervisar qué ven en las redes sociales, porque el enemigo va a querer torcer sus caminos y su entendimiento. Debemos estar conscientes que estamos preparando una generación para los tiempos que vienen, una generación que estará firmes en sus emociones, que estará firme en sus convicciones para con Dios, y así en cada parte de nuestras vidas.
Cuando leemos la palabra profética debemos discernir los tiempos para entender nuestra cultura familiar, laboral y de iglesia. Entender que no vivimos más para edificar en la tierra, sino para edificar en lo eterno.
En Zacarías capítulo 4 nos dice que Zorobabel, que era un gobernante y Josué que era el sumo sacerdote, comienzan a construir, a trabajar y lo primero que reconstruyen es el altar, pero sobre ellos vino oposición. Tenían todo para hacerlo porque el rey Ciro había ordenado que todos dieran ofrendas para la reconstrucción del templo, pero en la primer etapa solo volvieron el cinco o el diez por ciento de los judíos para la reconstrucción. Así quizás nos suceda, que no siempre tendremos el apoyo total cuando queremos llevar a cabo algo que Dios pide, pero solo debemos obedecer.
Cuando comenzaron la reconstrucción se levanta oposición una y otra vez, por lo tanto hicieron un decreto para que dejen de construir, por eso frustrados Zorobabel y Josué dejan de hacer las labores y se vuelven. En Zacarías capítulo 3 nos menciona que las ropas del sumo sacerdote estaban sucias y el acusador constantemente le remarcaba que había fallado por no hacer bien la tarea, sin duda el sumo sacerdote quizás se desvió por no poder cumplir ante la oposición, Zorobabel estaba asimismo desbastado, entonces todos los recursos que había recibido de parte de Ciro se malgastaron, se malversaron. El pueblo por ese entonces había comenzado a construir sus casas y a adornarlas.
El Señor, sin embargo, le habla nuevamente a Zorobabel y a Josué enviándoles a que terminen la construcción del templo, le cambia las vestiduras a Josué y a Zorobabel le ordena que se levante para reconstruir nuevamente el templo para que sea parte del plan de Dios, para que la adoración vuelva y el pueblo establezca el gobierno desde el pueblo de Israel hacia la tierra. El Señor eligió a Israel para que lo manifestaran a él y para que mediante ellos llegara la salvación a las naciones. Debían mantenerse como una nación que adorara al único Dios, pero para ello necesitaban el templo porque si este no estaba no habría nación ni adoración.
Zorobabel sentía que ya no tenía fuerza pero tampoco había recurso, desbastado y humillado, ya habían pasado dieciséis años desde que dejaron de construir el templo, pero viene palabra de Dios a él diciéndole: que no será por las fuerzas, ni por ningún poder. Así se mueve el reino de Dios el cual no está basado en la fuerza, ni en el poder sino por el Espíritu. Hageo y Zacarías se levantan para profetizarles: que pongan su confianza en el Espíritu, que no miren su condición, sino que solo confíen y que no menosprecien las cosas pequeñas. Aunque vino un momento de oscuridad Dios le dice que él lo levanta porque es con su espíritu, el cual lo tomará para que todos vean cómo termina la obra que comenzó.
Así es nuestro Dios en el cual confiamos, él no se vale de la elocuencia, de las capacidades, sino que escoge lo vil y menospreciado, lo que todos desechan, Dios pone tesoros en vasijas de barro. Somos barro, Dios nos usa, debemos aprender a convivir entre lo glorioso y lo sencillo, lo pequeño. Debemos aprender y soltarnos en sus manos por más que nos sintamos incapaces, anhelar tener un corazón conforme al del Señor.
Dios eligió a David a quien todos menospreciaron, incluso su familia, pero Dios miró su corazón. Él solo quería ministrar la presencia de Dios, trajo el arca en su gobierno y esa era la fuerza de su reinado. También decide construirle al Señor un lugar para que su nombre sea glorificado, pero Dios le hace ver que él no puede porque ha derramado mucha sangre, pero al conquistar el corazón de Dios le promete que su hijo Salomón lo llevara a cabo, le promete establecer su reino diciéndole que sobre su trono donde gobierna se iba a sentar uno mayor: el Señor Jesús. David era un hombre que vivía solo para satisfacer el corazón de Dios, para cumplir sus propósitos, sus planes y eso es lo que busca el Señor en este tiempo.
Zacarías 4:13-14 (NTV)
La palabra que aquí menciona «dos ungidos» cuando vamos al original significa «los hijos de aceite» y eso es lo que necesitó Zorobabel, hay dos candelabros y al lado las dos plantas de olivo como conectados para iluminar constantemente, para que las lámparas no se apaguen sino que iluminen para realizar las tareas. Es lo que el Señor le dice a Zorobabel y a Josué que para hacer la tarea necesitarían aceite extra, para concluir lo que Dios tenía para el pueblo y para reconstruir el templo deberían tener aceite extra porque la oposición era grande y todo lo que venía sería difícil.
Nosotros sabemos que los tiempos que vienen son hostiles, por esa razón se incrementa en los hijos de Dios la adoración y la intercesión, la tarea que nos toca hacer de predicar, de ir a las naciones con la fuerza natural no podemos hacerlo, por eso el Señor está derramando aceite extra, está ungiendo a sus hijos. Así como cuando ungió a David para ser preparado para ministrar a Saúl, o para matar a Goliat, cada etapa del ungimiento de la vida de David era para una tarea que venía.
En este tiempo para la tarea que viene para la iglesia de Cristo necesitamos aceite extra, necesitamos presencia de Dios, que él nos unja y capacite con su Espíritu Santo. Un mover del espíritu se está derramando sobre la iglesia, sobre sus hijos en estos tiempos.
Sabemos a qué nos enfrentamos, nos van a querer cerrar las puertas en los trabajos, no nos dejaran comprar ni vender si no nos colocamos la marca, nos presionan para aceptar las ideologías y toda la agenda que se viene, entendemos que todo es en contra de Dios. Para soportar el rechazo y maltrato que viene necesitamos ser ungidos con su amor, llenos del Espíritu Santo. Esa unción es para tener más amor por los perdidos, para abrazar y edificar, para amar a Israel.
Tres años antes de morir Martin Lutero en un libro que se llama “Cuando un judío sea el rey de la tierra” en una de sus cartas decía: hay que exterminar a los judíos, hay que quemar sus sinagogas, enterrarlos, hay que hacer que no hablen más de la Torá. Tanto velo en todo eso, Lutero fue usado por Dios para reformar, pero fue un momento donde perdió la lucidez por esa razón vino tanto desprecio, tanto reemplazo hacia Israel. Sin embargo, hay un plan tremendo de Dios, él hoy está trayendo mucha lucidez en toda la iglesia a nivel mundial, nos está ungiendo con un espíritu de adoración, de intercesión, de ayuno porque esas son nuestras armas. Nos prepara para la tarea que viene, muchas veces no vemos todo el plan pero sin embargo nos sumergimos, hacemos lo que su palabra dice y a medida que vamos obedeciendo, avanzando, Dios nos va capacitando, viendo cómo su reino se comienza a extender.
“Dios nos acelera y nos capacita para lo que viene, su Espíritu Santo nos unge, nos llena con su aceite preparándonos como iglesia para una temporada muy especial sobre la tierra. Como lo menciona la palabra, el Señor usará a la iglesia gentil para traer un avivamiento y un despertar sobre el pueblo de Israel. El avivamiento que Dios trae sobre la iglesia alcanzará a la nación de Israel, lo que sucede en esta provincia será llevado para avivar a otras provincias y naciones. Esperamos la venida del Señor con ayuno, oración y con clamor, con un gemir del Espíritu Santo. Dios nos lleva a un tiempo de gozo, para mirar lo eterno porque somos parte de su plan.”