“yo era esclavo del pecado
pero tu gracia me hizo libre,
quitaste las cadenas que me
ataban a la muerte
y me diste un propósito.
yo era esclavo del pecado,
pero ahora estoy
al servicio de tu amor.”
Poema por Yamila Arce.
Dios nos está hablando de “Libertad” Y de tener la posición correcta en lo que el Señor tiene para cada uno de nosotros. En el capítulo 5 de romanos el apóstol Pablo nos introduce en el marco en el que estamos viviendo hablándonos de una súper abundante gracia. Romanos 5:20-21 en este libro nos menciona que como todos pecamos no podemos ver a Dios porque él es santo, no hay un camino que nos conecte con Dios porque él es Santo, pero sin embargo él nos proveyó de un único camino que es su gracia, la cual no es solo un permiso para no pecar sino que su gracia se llama Jesucristo.
Dios es la vida, el amor, la fe, la esperanza, no solo se trata de que nos conectemos con Dios hoy para que el día que nos muramos nos vayamos al cielo, simplemente nos conectamos con Dios para estar vivos, sin Dios una parte importante de nuestras vidas que es el Espíritu no vive, no ama correctamente, no crece. Cuando Dios está en nosotros la vida eterna se hace real porque la vivo en este lugar. Podemos fallar, caer pero ser perdonados para que Dios trabaje con nuestras vidas. El apóstol Pablo no nos da permiso para pecar pues ya fue derrotado el pecado, pero el que permanece en pecado se mantiene en la muerte, es por eso que la gracia absorbe a la muerte.
Había una ley en la antigüedad que decía que aquel que pecaba estaba fuera de Dios, Moisés fue quien escribió las tablas de la ley (los diez mandamientos) y podemos decir quizás que es difícil cumplirlos pero no es así, sin ellos viviríamos una vida de salvajes. Este mundo desprecia los valores más básicos de la comunidad cristiana y sufre las consecuencias, pero para los que conocemos a Dios nuestra medida no es el mandamiento, no es la ley, sino que es la gracia. No es que amamos y caminamos en Dios por el miedo que tenemos de quedarnos afuera del reino sino que amamos y respetamos por la gracia que se nos ha sido derramada a través del amor de Dios.
Jesús es Señor, estaba cuando no había nada y estará cuando todo pase porque es eterno. Sin embargo decidió establecer su señorío sobre nosotros no aboliendo la ley sino dando su vida en sacrificio. Desde el momento que Jesús nace en Belén ya se está entregando por amor a nosotros por eso Pablo nos menciona donde abunda el pecado la gracia sobreabunda, el Señor nos quiere decir que la norma no tiene poder sino que la medida es la gracia, es Cristo Jesús, es su amor que nos restaura, nos sana y nos impulsa a la santidad.
Vivimos en un mundo de incertidumbre, pero la iglesia crece en la adversidad y caminamos en medio de la dificultad.Nuestras vidas no están dirigidas por los valores de este mundo, no están dirigidas por el pecado, nuestro marco es la gracia de Jesús. En un país que establece la ley del aborto, la iglesia ama, bendice y abraza, en un tiempo de necesidad Dios nos abre puertas para avanzar y crecer. En un contexto donde en una familia se mueve la violencia y el dolor el Señor pone su gracia perdonando, sanando y levantando para que salgan adelante. Nuestro marco no es la historia de nuestras familias donde hubo engaño, mentiras, infidelidad, decadencia sino que es la gracia que Jesucristo derrama sobre nosotros.
Romanos 6: 5-14 En este marco nos elige como instrumentos de justicia. Jesucristo muere, resucita y el pecado ya no tiene poder sobre él. En su resurrección esta pleno viviendo en libertad y sentado a la diestra del Padre, para que cuando venga reinemos con él para siempre. Asimismo nosotros hemos muerto con Jesús, pero el pecado vuelve todo el tiempo porque Satanás que es padre de mentiras busca seducirnos con nuestra vieja vida. El pecado que murió junto con Jesús ya no tiene poder, ni autoridad, ni reclamo sino que somos nosotros que elegimos ir al pecado o ir hacia Dios.
El pecado ya no nos domina, tenemos control, nosotros decidimos odiar o perdonar, ceder a la tentación o mantenernos firmes. Somos libres en Cristo Jesús por eso la batalla contra el pecado es con propósito, nos pone como instrumentos de justicia para ese propósito para redimir, sanar y restituir lo que estaba roto. Como en una caja de herramientas todos cumplimos un propósito específico para funcionar, cada uno de nosotros éramos buenas herramientas pero vino el enemigo y nos usó incorrectamente para maldecir, juzgar y vivir una vida sin Dios, hasta que Cristo llego a nosotros.
La batalla del pecado es con propósito, es entender que no solo el Señor nos liberó del pecado sino que ahora estamos listos para hacer lo correcto siendo instrumentos de justicia trayendo sanidad a nuestros hogares amando a nuestros hijos, amando a nuestros esposos y esposas, para ir a nuestro lugar de trabajo y ya no ser una carga para los que nos rodean sino que con una sonrisa cambiar esos ambientes. Administraremos con generosidad, serviremos al Señor en los grupos de vida, protocolo, actividad social, evangelismo, con adolescentes, Nueva Cultura pero más importante es que estamos listos para ser de bendición a un mundo que está roto y que necesita instrumentos de justicia que traigan libertad.
No todas las herramientas son iguales, tienen diferentes formas, función, fueron diseñadas con un propósito y aplicadas a ese propósito funcionan de la manera correcta. Nuestra búsqueda es encontrar ese propósito
Romanos 7:21-25 Quiero pero no hago, hago pero no quiero. Entonces ¿qué hago? Pablo menciona en este pasaje que quiere hacer el bien pero no le sale, hace el mal pero no quiere hacerlo. Vivimos en el marco de la gracia, somos instrumentos de justicia pero parece que esta lucha es permanente, por eso Pablo agradece porque sabe que por medio de Jesucristo puede administrar esa tensión. Dios no nos anula, no abole nuestra voluntad, los deseos y pasiones de nuestro corazón luchan todo el tiempo en nuestra mente haciendo que esta tensión sea permanente, pero entendemos que estamos abrazados por la gracia de Dios, tenemos un propósito y un destino comprendiendo que es más fácil hacer la voluntad de Dios que pecar, es más fácil caminar en lo que Dios nos llama hacer que vivir en pecado. Destrabemos el chip que dice que el evangelio es una carga, Dios nos llama a vivir en plenitud. Vivamos una vida en santidad, con propósito caminando en integridad haciendo el bien, resistiéndonos al mal y si en el proceso de esta tensión caemos no nos olvidamos que somos instrumentos de justicia porque su gracia nos abraza.
Romanos 8: 12-17 Pablo nos exhorta a que ya no debemos hacer lo que el pecado nos dice que hagamos porque somos libres en el nombre de Jesús viviendo la vida en el Espíritu. No somos esclavos del temor sino que somos hijos adoptivos del Padre Celestial, no somos huérfanos, no debemos mendigar amor o esperar reconocimiento sino que debemos vivir en plenitud caminando en el propósito.
Muchas veces le escapamos a Dios, tenemos miedo de servirle, de entregarnos porque sabemos el castigo que nos merecemos, porque aunque le echamos la culpa a los demás somos conscientes del peso del pecado que cargamos, pero el Señor todo el tiempo nos recuerda nuestro propósito. Nos dice que fuimos creados como instrumento de justicia, que nos rodea un marco de gracia, que somos sus amigos, que por medio de su sangre fuimos perdonados, limpios y libres por eso debemos de dejar de vivir una vida mediocre en la cual no podemos disfrutar de la libertad en Cristo Jesús. Basta de complacer al pecado, de estar escondido porque aun las cosas difíciles que nos tocaron vivir, las perdidas y rupturas son una herramienta para hacernos mejores personas.
Romanos 8: 37-39 Somos más que vencedores y esa es la victoria que gobierna nuestras vidas. Somos llamados a la libertad de la plenitud en Cristo Jesús, donde el pecado abunda sobreabunda la gracia, no tenemos permiso para pecar, tenemos el desafío de vivir en libertad obedeciendo lo que Dios puso en nosotros, desarrollándonos como instrumentos de justicia para vivir y hacer lo que es correcto para la gloria de Dios.
Más allá de la batalla y tensión que estén en nuestras vidas podemos vivir en obediencia una vida en el Espíritu, sin necesidad de escondernos sabemos que fuimos llamados a ser luz para vivir en libertad. Aun en medio de la batalla tenemos una garantía que nada de lo que hemos vivido o vayamos a vivir nos puede separar del amor de Dios; ni ángeles, ni demonios, ni principados, ni brujos, ni hechiceros, ni personas que nos engañaron, ni heridas profundas que estén ancladas en el pasado, ni lo presente, ni lo por venir nos separara del amor que es en Cristo Jesús. En medio de la tensión y persecución somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
El pecado más grande es no poder vivir esta libertad, en este evangelio, en esta plenitud de vida, en esta plenitud gloriosa. El pecado más grande es vivir por menos que esto, solamente respondiendo a nuestros deseos. La gracia de Cristo es vivir por el todo, es entender que toda mi vida, mi familia y mi hogar son eternos para poder disfrutar de esta libertad otorgada.
“Es hermoso ver cuando el Señor nos elige de la caja de herramientas para usarnos en nuestras familias, en el trabajo, en el medio en el que nos movemos de manera correcta y nos hace caminar en el propósito. Pero si en ese camino nos ensuciamos teniendo conflictos, El viene con su gracia para limpiarnos y prepararnos para vivir en plenitud dándole toda la gloria a El”