El descanso

25 de febrero de 2024

Cada uno de nosotros fuimos comprados por la sangre de Cristo para que nuestras vidas funcionen por toda la eternidad, con un propósito, con un objetivo. No somos descartables, no fuimos sacados de un escaparate de oferta. El producto de nuestras vidas no es un conjunto de casualidades, nuestras heridas y cicatrices tienen sentido porque nuestras pérdidas y ganancias son parte de un plan, de un propósito eterno. No hay nada más poderoso que la sangre con la que fuimos comprados, dejemos de poner excusas y reconozcamos que fuimos llamados a funcionar de la manera correcta. Algo deja de funcionar cuando deja de cumplir el propósito y hay cosas que sirven y otras que no, pero todo lo que funciona necesita un sistema, un orden y un descanso.

No somos una opción más que Dios tiene por encima de otros, sino que fuimos comprados con la sangre del Cordero.

San Mateo 11:25-30 (Reina Valera)

Jesús dice: que el Padre no puede ser revelado por nadie que no sea el hijo y el hijo solo revela al Padre a aquellos que él quiere revelar. Cuando hablamos del Padre no se trata del padre terrenal que cada uno podamos tener, sino del Dios creador, sus brazos son el descanso que necesitamos. La única manera que cuerpo, alma y espíritu encuentren descanso es que pueda ser conectado con la fuente, con el hábitat para donde fue diseñado para funcionar, y nosotros fuimos hechos para funcionar dentro del corazón del Padre.

Fuimos hechos para estar contenidos dentro de los brazos del Padre.

El pecado nos separó y nos deformó de tal manera que nos hace vivir en una condición de cansancio permanente. El mayor de los problemas hoy es el estrés, vamos al médico con ciertas cuestiones físicas y nos dice que es estrés enviándonos al doctor que se ocupa de esto. Cuando vamos hacia el doctor que nos ayudará con el estrés nos encontramos con una cola inmensa y cuando logramos llegar vemos que el doctor también está estresado.

El estrés no es una condición psicológica, la palabra original estrés: es una medida, se utiliza para medir la fuerza que tienen los materiales, entonces si queremos probar cuanto estrés soporta nuestro celular lo apretamos hasta que explote y el punto en el cual explote serán los grados de estrés que pueda soportar. Todo lo creado soporta estrés, porque nada fue hecho para las condiciones de corrupción y pecado en las que estamos. Si hoy pretendemos vivir sin estrés tenemos que esperar a que venga Cristo a reinar con nosotros, es por eso que en el pasaje anterior vemos cómo el Señor nos enseña a vencerlo.

Al tener una vida ordenada, disciplinada con buena alimentación, ejercicio y con un buen manejo de las emociones, podemos resolver muchas de esas cosas pero en esencia es más profundo de esto. Jesús dice <vengan a mí todos los que están trabajados y cargados que yo los haré descansar> y el versículo siguiente nos dice <mi yugo es fácil y ligera mi carga, aprendan de mí que soy manso y humilde de espíritu>. Hay una invitación general para ir a él para descansar pero nos da un yugo que es la unión entre los bueyes en forma de cruz compartido con el cual aran la tierra. En ningún lado nos menciona que dejemos las cargas, sino que vayamos a él, que corramos y nos dará un yugo, porque su carga es ligera y fácil de llevar.

El yugo de Jesús no es la cruz, sino que es el desafío de aprender de él que es nuestra referencia.

¿En qué consiste ese yugo? Consiste en aprender de él que es manso y humilde de corazón, entonces encontraremos descanso en nuestras almas. Quizás Jesús podría haber elegido otra característica, podría hacer dicho: <aprendan de mí que tengo la capacidad de resistir el dolor, aprendan de mí que no me rindo. Aprendan de mí que tengo paciencia, aprendan de mí que tengo una bondad infinita, sin embargo él dice: miren y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.>

Estas dos características no son propias de una virtud humana, sino que son propias del fruto del Espíritu en nuestras vidas. La mansedumbre se define como la búsqueda de la paz permanente, tiene que ver con un dominio de nosotros mismos pero donde el control no lo imponemos nosotros, sino que alguien que es mayor que nosotros que está viviendo en nuestras vidas.

La mansedumbre nos lleva a no pecar (pecado es ausencia de propósito).

Cuando Cristo está en nuestras vidas no pecar no es una alternativa, ni una cuestión de disciplina moral, sino que es la vida de Cristo creciendo en nosotros. Lo que nos conduce a una santidad no es la búsqueda de una moralidad, sino que es invitar a Jesús que es manso. Y ser manso es: buscar el propósito permanentemente, ser equilibrado. El equilibrio en Dios tiene que ver con que él es el contrapeso de nuestras vidas.

La mansedumbre es la búsqueda de la paz por encima de todas las cosas, pero podemos ver la escena de cuando Jesús se enojó pateando las mesas de los cambistas (San Mateo 21:12) y podemos decir que no lo vemos tan manso allí, pero mansedumbre no es ausencia de reacción, sino que es reaccionar en los momentos correctos.

Jesús pateó la mesa de cambistas, pero podemos preguntarnos ¿no querría patear también la mesa de cuando menciono que uno de sus discípulos lo iba a traicionar? Sin duda tendría deseos de hacerlo y no solo de patear la mesa, sino que a Judas también, pues después de tres años de estar con él no se había dado cuenta que era el Cristo. ¿Por qué no lo hizo? Porque había propósito en ese momento, no era el tiempo de reaccionar, cuando hay ausencia de mansedumbre reaccionar y sobre reaccionamos cuando no tenemos que hacerlo, contestamos mal, nos defendemos, nos enojamos.

La mansedumbre es una característica que nos ayuda a vivir en un descanso permanente.

La mansedumbre no se puede separar de la humildad que es belleza, se trata de saber quién soy y cuál es mi parte dentro del escenario profético. La humildad hace que no vivas buscando un lugar, o buscando los aplausos, o queriendo ganar una posición, o enojándonos porque no nos dan el lugar que merecemos, sino que entendemos quienes somos, de donde Dios nos sacó y que es lo que Él tiene para nuestras vidas.

No es algo que ganamos, sino que es una condición espiritual, Jesús dijo: <aprendan de mí que soy manso y humilde de espíritu> por eso para nosotros el descanso no son vacaciones sino que es una persona que es mansa y humilde de corazón. Nos menciona que es el descanso para su alma, el alma tiene que ver con las emociones. Cada uno de nosotros maneja diferentes tipos de emociones y temperamentos, pero cada uno de nosotros necesitamos ser mansos y humildes de espíritu porque eso es lo que equilibra todos los temperamentos. La mansedumbre y la humildad hacen que el colérico no sobre reaccione y lastime a los que ama, tanto la mansedumbre y la humildad hacen que el melancólico no caiga en depresión. La mansedumbre y la humildad son las que traen orden y descanso a las vidas.

La humildad solo se revela en la vida de aquellos que tienen una relación con Jesús y por medio de Jesús el Padre le es revelado, solo los hijos pueden ser humildes.

A veces pensamos que cuando tengamos lo que necesitamos vamos a descansar, o cuando alcancemos cierto rango o lleguemos a tal lugar lo haremos, y podemos ver que quizás muchas veces llegamos y no pudimos descansar. No es porque no nos esforzamos o no nos disciplinamos sino que el descanso para nosotros tiene que ver con propósito, con destino.

Cuando leemos Efesios 4:1-6 (Reina Valera)

Soportar no es aguantar a otra persona sino que es evitar que se caiga. Por eso, el chisme y las habladurías son pecados que van en contra del llamado que Dios nos dio como cuerpo. El llamado no es hablar mal los unos de los otros, sino que el llamado es soportarnos los unos a los otros. La humildad y la mansedumbre se convierten en un soporte donde nos podemos apoyar.

Hay un pecado que es el arma favorita del diablo, es la base y el sustento de todos los pecados: es el orgullo, que es absolutamente contrario a la mansedumbre y la humildad. Sería loco que en el esfuerzo de querer sobresalir lo que encontremos sea una mayor presión que nos impide de disfrutar de lo que Dios tiene para nuestras vidas. La humildad es muy importante y no la podemos fabricar, la mansedumbre es fundamental en nuestras vidas para tener equilibrio, vivimos en un mundo desequilibrado, en un país desequilibrado, en situaciones desequilibradas, venimos de familias disfuncionales, pero cuando Cristo viene nos dice: <vengan a mi todos los que estáis trabajados y cargados que yo lo hare descansar>. Si el descanso fuera una cuestión mental o un toque divino estaría solo al alcance de algunos, pero es para todos.

Nuestro descanso no viene de teologías, ni de revelaciones, no viene de un lugar específico, sino que nuestro descanso se encuentra en un solo lugar, en una persona que es mansa y humilde de corazón que se llama Jesucristo.

Por eso nuestro vínculo profundo con Él es el que nos equilibra. Los años que van a venir nos van a quitar el descanso porque habrá una mayor exigencia de santidad para nuestras vidas en un mundo totalmente contrario, pero a diferencia del mundo encontraremos descanso en el propósito. En la batalla que libramos por sostener nuestra familia, nuestra integridad, nuestra vida, así es como vemos lo que estamos construyendo. Jesús es manso y humilde de corazón, él es el rey de Gloria que vence y va a vencer para siempre.

“Él es el descanso, Él es los verdes pastos, Él es la mesa donde nuestras angustias son avergonzadas. Él es el equilibrio de nuestro descontrol interno e inestabilidad permanente, Él es con su infinita gracia el que redime el peso infinito del pecado. Él es el Rey que reinará para siempre, que vendrá majestuoso y glorioso. Él es el Rey humilde y manso de corazón.

Cuando el Rey venga todo será perfecto, pero mientras tanto nuestro propósito más importante es ser simplemente como Él es. Cuando el cielo se rasgue, el hombre que va a poner su pie sobre el Monte de los Olivos, donde la tierra se abrirá será un hombre manso y humilde de corazón. Él es el Rey que esperamos, para el que vivimos. No es un Dios soberbio, sino que es manso y humilde, es por eso que no funcionamos si no somos como Él es. Él debe crecer en nosotros, deber ser el centro de nuestros hogares y vidas, Él reinará con quienes fuimos mansos y humildes de corazón.

No habrá manera en este tiempo de encontrar descanso si no llevamos su yugo. Nos invita permanentemente diciendo: <vengan a mí los que estáis trabajados y cargados que yo los haré descansar, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón> y nosotros le decimos: “acá estamos, Señor, en respuesta a tu palabra”.

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