Entrelazados
16 de abril de 2023
Este mes estamos leyendo juntos el libro de Corintios, como congregación leemos la Biblia creciendo en nuestra relación con Dios, donde vamos gestionando los propios vínculos con el Señor enriqueciéndonos unos a otros. Leemos la Biblia congregacionalmente desarrollando una palabra para caminar en profundidad. Leer la Biblia es más que escuchar, es disfrutar lo que Dios tiene y hablando con él es donde entendemos el contexto y crecemos. En Corintios es donde Dios nos muestra cómo mejorar y transformar, habla del poder del evangelio desafiándonos a cambiar la realidad de nuestras vidas. Habla de cómo a través de la comunidad de fe nosotros crecemos, hay algo importante para Dios que son los vínculos. No somos personas que podemos vivir desenlazadas, pues tenemos un diseño que nos lleva a vivir entrelazados.
Hay cuatro enlaces fundamentales en la vida de las personas. El primero es el enlace con Dios: si no tenemos un enlace con él todo lo demás se enreda, se complica y no tiene sentido, para que ese enlace sea perfecto Jesús dejó su gloria, vino a la tierra, murió en una cruz y derramó su sangre para limpiarnos de todos nuestros errores y pecados, desafiándonos a conectarnos con Dios. No hay nada que nos separe de él, debemos conectarnos y enlazarnos. El segundo enlace es con la familia lo que marcará nuestras vidas. El otro enlace son las amistades, los que están cerca nuestro y el último enlace son las relaciones que desarrollamos en la iglesia, en el trabajo o en donde estudiamos.
Cuando Dios está en medio de nuestros enlaces hay orden, hay principios, él nos bendice. Por lo tanto, los vínculos que tenemos con amigos, personas e iglesia son sanos.
Nuestra vida está compuesta por estas medidas y de la manera que nos enlazamos nos define, el problema del enlace es la ausencia de Dios. Cuando hacemos enlaces incorrectos muchas veces sufrimos heridas y pagamos las consecuencias de ello, pues nos afecta espiritualmente y emocionalmente, “somos responsables por lo que elegimos”. Si Dios no está en el medio no hay filtro, no hay conexión.
La responsabilidad de construir relaciones es nuestra porque somos libres para elegir con quién enlazarnos. Pablo entiende que los enlaces que se daban en la iglesia de Corinto había interferencias que debían ser sanadas porque no tenían que ver con la naturaleza de la vida de las personas. El primer problema que menciona Pablo son las divisiones: tenían maestros preferidos y nadie los culpa por ello, pero lo malo es que los habían puesto en el lugar de Dios y le habían dado a esos vínculos cercanos la responsabilidad de la conexión directa con Dios. La división no se soluciona pensando todos lo mismo, haciendo todo igual.
El discipulado de Jesús no es ser todos iguales, sino que cada uno necesita la porción única que hay de él en cada vida. Nuestras historias y capacidades son únicas, necesitamos la multiforme gracia que nos nutre, fuimos llamados a ser discípulos de Jesús.
Cuando les damos demasiado poder a las personas empezamos a demandar de ellas solo lo que Dios nos puede dar y es ahí donde colapsamos y quebramos, por eso el amor fraternal es muy importante porque nos conecta y nos ayuda a vivir en honra. El mayor problema de las divisiones no se da en las congregaciones, sino que se desarrollan en los hogares, las divisiones que se generan en la casa destruyen familias, ¿Qué podemos practicar en nuestros hogares para evitar las rupturas? Debemos practicar el amor fraternal, tenemos que acostumbrarnos a ver a los nuestros como los ve Jesús y honrar sus ministerios y llamados.
Quizás todos los días estamos en ambientes de trabajo con divisiones permanentes, vivimos en una cultura así, por eso, el amor fraternal lo cambia todo. Cuando viene Cristo establece el principio de amarnos unos a otros, cuando el amor fraternal se establece tanto en un hogar, como en una iglesia, ciudades completas pueden ser transformadas.
Otro problema que tenía la iglesia de Corinto era la inmoralidad sexual lo cual contamina los enlaces, pasa en el ámbito privado pero interfiere en todo a mí alrededor, cuando la imaginación, el corazón, la relación se corrompe todo lo demás también se corrompe. Jesús hizo todo nuevo para establecer un principio de Integridad porque la inmoralidad corrompe por dentro. El hilo conductor que resuelve esto es el amor porque quien tiene a Cristo no solo lo tiene para su placer, la sexualidad es parte de nuestra vida, es buena en el lugar y tiempo correcto. Aprendemos a posponer el placer, aprendemos aquello que es sano, que es un deleite y que se da en el lugar correcto. La inmoralidad en la vida de las personas y de una comunidad se rompe con la intimidad, por eso la batalla de una relación íntima con Dios es tan fuerte, quitemos a Dios del enlace, de la intimidad y tendremos espacios vacíos que el enemigo podrá romper. . No podemos esconder el pecado de nuestra familia, de la vida de nuestros hijos, tenemos que enfrentarlo porque el pecado produce muerte, consume las generaciones.
Una intimidad sana con Dios trae sanidad a nuestro corazón, pero también nos permite entrelazar relaciones sanas.
Somos la contracultura en un mundo que se pierde, no podemos permitir que nuestras generaciones se acomoden a los principios del mundo. La promiscuidad está produciendo muerte en los adolescentes y jóvenes como nunca antes, las chicas que han abortado con libertad hoy están heridas sin saber cómo enlazarse, cómo conectarse y este mundo no propone nada para abrazarlos. Cuando venimos a Cristo nuestra intimidad es sana, tenemos una conexión con él pudiendo disfrutar de noviazgos sanos en Jesús, de matrimonios donde se hable lo que pasa, no le demos lugar al diablo, resistámosle y él huira de nosotros. Pablo dice que nuestros cuerpos no nos pertenecen, pues tienen otro propósito y destino que es ser instrumentos de justicia. Antes algunos con las manos que corrompían hoy abrazan trayendo libertad, los que con sus manos hacían daño hoy traen justicia. Por eso no podemos permitir el pecado.
El otro problema que tenía la iglesia de Corinto era la comida, lo que era una cuestión de religión, de forma, decidir qué estaba bien comer y qué no, pero la realidad y el principio que establece Pablo es el amor en todo, no vamos hacer nada que confunda a mi hermano o que le sea de tropiezo, en el ámbito correcto disfrutamos de una medida que es segura. No es tema de comida, es tema de amor, porque amamos cuidamos, protegemos, esa es nuestra regla, nuestro principio, nuestra manera.
El otro inconveniente que tenían eran las reuniones donde había un fluir del espíritu tremendo pero con descontrol, no había un orden y eso impedida que la gente pudiese obrar con claridad. Todos querían hablar, todos querían protagonismo, pero les faltaba entender que eran un cuerpo. Pablo solo toma la situación de la reunión como ejemplo para darle valor a la parte de la iglesia que somos cada uno de nosotros. Cada órgano es especial, no podemos ser igual a otro, descubrir cuál es nuestra función es cumplir con nuestro llamado. Somos una parte del cuerpo, no por lo que hacemos en una estructura de la iglesia, sino por cómo nos relacionamos con el cuerpo de Cristo, cómo ejercemos el don que Dios nos dio, la tolerancia, el llamado, la enseñanza y el guiar a otros.
A la iglesia no se asiste, se pertenece, no por obligación sino por la elección de ir a Cristo y ser parte de ese cuerpo.
Por último, Pablo habla de la resurrección, el problema en la iglesia de Corinto era que la razón primaba por encima del Espíritu, entonces se genera una discusión entre judíos y gentiles por si la resurrección era un hecho fáctico o si simplemente era una metáfora, pero Pablo les hace ver que sin resurrección no habida evangelio. La resurrección es el testimonio del poder de Dios, es un acto físico, es la muerte vencida por la vida, es la materia poseída por el Espíritu siendo transformada. Es ese hombre nazareno derrotando a la muerte resucitando, ascendiendo al cielo y descendiendo por nosotros una vez más.
Pablo nos habla de que no podemos despreciar lo sobrenatural, pues el evangelio es de poder y se vive sobrenaturalmente. No vivimos en el espíritu solo cuando nos conectamos, oramos y hay señales, sino que vivimos en el espíritu todo el tiempo.
Vivir en el poder de la resurrección es vivir la vida sobrenatural de Jesús. A donde nos movemos es el espíritu a través nuestro, es una respuesta sobrenatural para nuestra necesidad.
1º de Corintios 16:13 (NTV)
Dios no nos pide que seamos omnipotentes o superhéroes, somos parte de un cuerpo y debemos entender que no es con poder, ni con fuerza, sino con el Espíritu de Jehová de los ejércitos. Somos parte de un ejército, de un pueblo, de una familia de la fe, somos fuertes en nuestras debilidades, porque en cuanto no podemos nos rodea gente que nos sostiene, somos valientes porque aceptamos los temores y nos apoyamos en otros. Este es un tiempo de estar alertas, de estar despiertos a lo que él quiere hacer.
Este mundo nos seduce, nos quiere formar, quiere que toleremos la inmoralidad, el pecado, a Dios no le da lo mismo si pecamos o no, si nuestro hogar está dividido o no, si construimos una fachada como iglesia pero no podemos vernos, no le da lo mismo que vivamos religión o una relación íntima con él. ¿Por qué no le da lo mismo? Porque pagó un precio con su sangre para que seamos una iglesia pura, limpia, santa, sin mancha, y lo mínimo que podemos hacer es tener nuestro corazón enfocado y alerta. Desde adentro hacia afuera queremos vivir caminando en la voluntad de Dios, no somos perfectos, pero somos santos porque fuimos comprados con su sangre, nos pesan nuestras caídas y ayunamos, nos enfocamos y amamos cuando las relaciones son sanas. Caminamos en libertad porque tenemos el espíritu del Padre en nosotros por eso estemos alertas, seamos valientes.
“Seamos fuertes, seamos valientes, permanezcamos firmes contra las tormentas. Firmes en las decisiones, firmes en la fe, no acomodándonos al mundo. ¿Hasta cuándo vamos a permanecer en la fe, hasta cuándo vamos a vivir moralmente en un mundo inmoral, hasta cuándo revelaremos el poder de su amor en medio de un mundo que lo desprecia, hasta cuándo vamos a vivir una vida sobrenatural amándonos los unos a los otros? Hasta que el venga por nosotros y reinemos con él por siempre y para siempre”.