REINICIO

La iglesia es un lugar de reinicio, lo cual, no se trata de volver a lo mismo sino que es plantarse y ser disruptivo. Es decir, ser hacer algo diferente a los demás y en el tiempo que nos conectamos con el cielo generamos cambios en el ambiente.

Entramos en estos tres meses en un tiempo de reinicio, en los libros de 1º y 2º de Crónicas encontramos muchos reinicios, avivamientos que trajeron una luz de esperanza en tiempos de caos, avivamientos incompletos que Dios completaría en el Nuevo Testamento, se derribaron altares en medio de un contexto de rebeldía. En el libro de Mateo encontramos el más grande de los reinicios donde Jesús rompe el silencio entre el Antiguo-Nuevo testamento y en Romanos que es la carta de emancipación, y la libertad de Pablo que abre la puerta definitivamente a los gentiles para que entren en Cristo Jesús.

Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonare sus pecados, y sanare su tierra”. Por la actitud del pueblo de Dios habrá sanidad en la tierra y esta sanidad ocurrirá cuando Cristo venga por su iglesia, donde habrá un cielo nuevo y tierra nueva transformándolo todo. Cuando el pueblo de Dios invoca, no solo ocurre que las circunstancias cambian, sino que él acelera todo para su pueblo. Es por eso que aun en los contextos más extraños la mano de Dios está para bendecir a sus hijos.

Estos tres meses son para doblar nuestras rodillas y buscar en el rostro de Dios, su hermosura, tenemos que desear verle pues en su rostro tenemos dirección y aprobación. También Crónicas nos menciona que debemos convertirnos de nuestros malos caminos cambiando de dirección pasando por alto la ofensa, hablando con los que ofendimos y nos ofendieron, perdonando y liberándonos.

“Cuando buscamos el rostro del Señor nos lleva a liberarnos de la ofensa y al proponernos el Espíritu Santo un reinicio nos pone sanidad porque cuando lo buscamos y nos convertimos de los malos caminos él escucha, perdona y trae sanidad. Esto empieza por nuestra casa, nuestra tierra,  trayendo libertad y abriendo un nuevo camino delante de nosotros. Hay tres cosas fundamentales que debemos recuperar: a) la intimidad con Dios parando un minuto y buscándolo; b) la familia debe ser nuestra mayor inversión en estos tres meses donde cada hogar se transforme en una casa de oración y c) evocando el retorno de Cristo pues viene pronto, vemos las señales poderosas y todo lo que Dios muestra se centra a lo que tenemos por delante. Jesús viene para que todo ojo lo vea y toda lengua confiese que él es el Señor, entonces todo nos lleva a disfrutar de su venida viviendo una gloria mayor y desatando ríos de sanidad”.

 

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