PLAN DE DIOS

En 2º de Reyes vemos una historia donde la intervención profética marca un hito en la sanidad física pero también nos muestra el poder de Dios de forma sobrenatural. Es la historia de Eliseo y Naamán el sirio, cuyo nombre significa “agradable”,  era un general del ejército enemigo de Israel que padecía lepra la que lo consumía por dentro y aunque por fuera era un hombre agradable con una armadura reluciente, debajo de esa armadura se estaba muriendo poco a poco. En medio de este contexto aparece una sierva, una esclava que trabajaba en la casa de Naamán y viendo esta situación se compadeció de él comentándole que en su tierra había un profeta el cual podía hacer un milagro a su favor.

Naamán se cruza hasta Israel con los permisos y protocolos permitidos por el rey para ver a Eliseo y saliendo entonces uno de los siervos de Eliseo a su encuentro le dice que si quería ser sano debía ir al rio Jordán y sumergirse allí siete veces. 2º Reyes 5:13-14 (NTV)

Naamán obedeció lo que Eliseo le mandó a decir a través del criado y se sumergió en el rio siete veces recibiendo su sanidad. En forma de gratitud quiere darle presentes a Eliseo por haberlo ayudado pero este le hace ver que su sanidad viene de parte de Dios. Reconoció así Naamán que el Dios de Eliseo era el Dios de todos los dioses, que podía sanar, transformar y cambiar, haciéndole ver que cuando él vuelva otra vez a su tierra iba a doblar sus rodillas delante de un dios pagano pero solo en obediencia a su rey y no por creencia de que es el dios verdadero. El siervo de Eliseo, Giezi, codicia los presentes que Naamán había ofrecido, pidiéndole a través de una mentira que le diera dos vestidos y setenta kilos de plata para dos amigos. Naamán accediendo a esto le da el doble de cosas, pero Giezi sabiendo que había hecho mal esconde esas riquezas. Eliseo reprendiendo a su siervo por lo que había hecho le declara que la lepra que se le había quitado a Naamán se le pegaría a él.

En este contexto podemos analizar lo siguiente: ¿será difícil lo que Dios nos pide en este tiempo? Veamos los siguientes puntos a tener en cuenta para interiorizarnos en el corazón de Dios entendiendo que lo que nos pide no es difícil cuando le amamos

Mayor revelación de su plan: Las cosas no van a ser conforme a lo que esperamos, sino según su plan. No deseemos hacer las cosas a nuestra manera sino a las de Dios. Cuando cuestionamos las formas de Dios es donde entramos en conflicto sintiéndonos decepcionados. Debemos estar dispuestos a obedecer más allá de las situaciones y a adecuarnos a lo que él nos da.

Animarnos a confrontar: las cosas ocultas nos enferman por eso debemos confrontarlas para ser sanos definitivamente. En este tiempo estamos obligados a ser sinceros con nosotros mismos y enfrentar todo lo que está escondido, sacarlo a la luz, limpiar y pedir ayuda. El Espíritu Santo nos lleva a quitar nuestros muertos del ropero porque ya huelen mal, confrontar lo que nos aqueja y enfrentar nuestra propia lepra pues Dios nos lleva a libertad no a condenación. Se acabó el tiempo de aparentar, este es un tiempo de quitar lo que está mal para que seamos sanos por el amor de Dios.

Nuevo nivel de obediencia: no perseguimos la lógica sino que reconocemos que su voz actúa con firmeza. Una cosa es obedecer cuando la palabra nos lleva a una conciencia lógica y otra es obedecer a pesar de no percibir resultados. Entendiendo lo que Dios quiere podemos ser obedientes más allá de que no sea lo que queremos, pues aprendemos a conocer a Dios en la verdad de su palabra. Obediencia no tiene que ver con especular que Dios cambie de opinión sino que mientras él no hable lo contrario vamos a obedecer aunque cuando no veamos los resultados.

Aprender a escuchar la voz de Dios: prestamos atención siendo intencionales para oír. La voz de Dios y más en este tiempo debe tener peso, debe tener autoridad. Todo está sustentado en lo que Dios ya dijo y en su revelación. Dios habla potentemente, su voz es como el sonido de muchas aguas, Dios constantemente nos está hablando, si no lo escuchamos es porque estamos haciendo nuestra voluntad. Muchas veces su voz nos confronta, otras nos muestra lo que tiene para nosotros, pero este es un tiempo de apagar las voces del entorno, estar atentos a hilvanar la voz de Dios y obedecerla para ver lo increíble que tiene para nuestras vidas.

Debemos ser osados: accionamos sin temor, con velocidad para ser prácticos y concretos. Dejamos de lado las especulaciones, debemos hacer lo que Dios nos pide, orar, leer la palabra compartiendo a Cristo, ser fieles en dar, en partir el pan con el que lo necesita, no pensar que es un sacrificio, sino que frente a la realidad que Dios nos impone debemos ser veloces en accionarnos en todo. Debemos ser osados, no arrebatados, no esperamos, lo que tenemos que hacer sino que ya teniendo claridad en lo que Dios nos dio lo ejecutamos. Dios nos pedirá cuenta de todo, debemos ser responsables, obedientes y prácticos en lo que nos llamó a hacer.

Cultura de honra y generosidad: reconocemos y damos la gloria a Dios. Es muy importante la cultura de honra, necesitamos mirar más allá de nosotros mismos, por eso Dios llamo a una iglesia, a un cuerpo, todos necesitamos de lo que el otro tiene, necesitamos ser cobijados, estar bajo autoridad y respetar cada parte del cuerpo de Cristo. Revelamos a Cristo con mayor profundidad y somos bendecidos como cuerpo, buscamos a Cristo en todo lo que nos rodea y honramos esa porción. La honra es una actitud en el Espíritu.

Una vida comprometida: debemos vivir un evangelio real y en medio de un sistema perverso no nos amoldamos sino que marcamos la diferencia. No podemos vivir un evangelio doble, el sistema nos puede golpear de diferentes formas pero nosotros mantendremos nuestra integridad en los ámbitos donde Dios nos llamó, en la política, en los negocios, comercios, construcción, deporte y cultura. La naturaleza de este mundo siempre va en contra de nuestros principios pero es ahí donde la iglesia marca la diferencia mostrando a Jesús. No importa cuán fuerte nos golpee el sistema, vivimos un evangelio real, somos imitadores de Cristo. Nos determinamos en manifestar a Cristo en todas las áreas para que se haga visible en nuestras vidas.

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En este tiempo nos examinamos para ver si estas verdades las estamos viviendo y si no es así nos exponemos delante de Dios para que él se manifieste en nosotros con su presencia para poder ponerlas por obra y profundizar en su río.

“Nos sumergimos más profundo para volver a la esencia de un compromiso mayor del plan de Dios, debemos entender que la voz de Dios nos lleva a vivir un evangelio genuino. Que nuestras familias puedan ser el reflejo de Jesús, no nos acomodamos sino que nos entregamos de manera absoluta, declarando que Jesús establece los valores correctos en nosotros para que nuestra comunión con él sea la mayor columna que nos sostiene. Queremos ser hallados dignos y que el poder de su Espíritu Santo se revele con mayor intensidad en nuestras vidas para que la verdad de Cristo penetre con autoridad en nuestros hogares y nos amoldemos a su forma. Declaramos que nuestros hogares están sedientos y hambrientos de su justicia, donde su plan se va a seguir extendiendo sabiendo que todo lo que Dios comenzó lo terminará. Rompemos todo orgullo y nos amoldamos a la voz del Espíritu Santo, somos más que vencedores porque aprendemos a vivir en su voluntad,  honrando, obedeciendo,  sometiéndonos y valorando todo lo que viene de la  mano del Señor. Es un tiempo de entrega absoluta, donde el sacrificio y la entrega es una honra, vamos a ver lo que ojo no vio, lo que oído no oyó, lo que no ha subido a corazón de hombre para vivir la sobrenaturalidad de Dios”.

 

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